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Desperté debido al ardor en mis manos, quise moverme, pero escuché murmullos, todo tipo de voces, en definitiva, no estaba sola.

─ Es una chica.

─ ¿Estará muerta?

─ ¿Qué le paso en las manos?

─ ¿Por qué no despierta?

─ ¡Pueden callarse! ─ esto último me asusto, en donde sea que me encontraba había hombres. Temí haberme sobresaltado y que lo notaran.

Las voces sonaban tan cerca, a poca distancia de donde sea que me encontraba, intente distinguir algo, alguna palabra clave, pero solo escuchaba a hombres hablar sin parar.

Hombres. Eso no podía ser bueno.

Sabía que estaba en una cama y no muy cómoda, pero al menos no estaba atada, aun así la sola idea de estar rodeada de hombres no me hacía tranquilizarme.

Tenía que abrir los ojos, enfrentar lo que sea que estuviera esperándome así el miedo me asaltara todo el cuerpo.

Sacando valor de no sé dónde abrí los ojos, chicos de diferentes edades, tamaños y tez formaban un círculo alrededor de mí, observándome. Retrocedieron al verme despierta.

─ ¡Qué hacen aquí! ¿Quiénes son ustedes? ─ fue lo primero que dije, mirando a todos lados, asustada y confundida, no sé quiénes eran ellos, ni dónde estaba, pero varios olores reinaban el lugar, entre ellos el olor a tierra mojada.

─ Tranquila, no te haremos daño ─ dijo uno de ellos e intento acercarse, cabello rubio y piel clara. En su espalda cargaba algo.

Retrocedí sobre la cama.

─ Aléjate ─ susurré, quise gritar, pero mi voz se había quedado estancada en mi garganta ─ ¡Aléjate! ─ los chicos retrocedieron, pero él no.

Alzaron sus manos intentando defenderse, ¡Yo soy la que debía estar asustada no ellos! Me superaban en número.

─ ¡Aléjate! ─ pedí temblorosa ─ ¡Aléjate de una buena vez! ─ me puse pie tomando lo primero que estaba a mi alcance, vasos, vendas, frascos, lo que sea que me encontrara.

─ ¡Ey, Calma!  ─ el mismo chico volvió a acercarse, parecía no tener miedo de que pudiera lastimarlo o quizá solo quería evitar que rompiera más cosas, mientras que, por otro lado, los demás evitaban ser golpeados.

─ ¿Quiénes son ustedes? ¿En dónde estamos? ¿Por qué no recuerdo mi nombre? ¡Por qué no recuerdo nada! ¿Qué hago aquí? ─. atiborre de preguntas.

─ Tranquila, solo cálmate ─. alzo los brazos en señal de paz.

─ ¡No des un paso más! ─ advertí tomando algo. 

Sentí la punta filosa atreves de las vendas, era un cuchillo.

 Sería bastante útil.

─ ¿Quién fue el garlopo que dejo eso ahí? ─. grito uno de los chicos detrás de él.

─ Te explicaremos todo, pero baja eso ─ me miro a los ojos, claramente no había maldad en ellos, a pesar de verse cansados y tristes.

─ Quiero que se vayan todos ¡Ahora! ─ pedí temblorosa, tratando de sonar lo más firme posible.

─ Está bien, está bien, solo ten cuidado con eso ─ intercambio miradas con otro chico, alto y de piel oscura.

─ Váyanse todos ─ ordeno con voz gruesa, autoritaria, aquel chico.

Trague saliva, viendo como cada adolescente desaparecía por el hueco de una puerta, cubierta con una cortina desgastada.

Uno de ellos se detuvo, mirándome de pies a cabeza con hostilidad, su mirada me estremeció el cuerpo, no era para nada amigable.

─ Gally ya vete ─ él ya mencionado meneo la cabeza y salió.

Solo quedábamos los dos chicos y yo.

─ ¿Más tranquila? ─ pregunto el rubio retrocediendo.

Me calme un poco, ya no había tantas miradas sobre mí, pero en ningún momento baje el cuchillo.

─ ¿Quiénes son y qué pretenden hacerme? ─ señale con la mirada aquella cosa en su espalda.

─ No te haremos daño ─ aseguro relajando los brazos.

─ ¡Lo dice el chico con un machete sobre su espalda! 

─ Él tiene razón, no te haremos daño ─ hablo esta vez el chico de piel oscura ─ Soy Alby, el líder y él es Newt ─ señalo al rubio a su lado ─ En mi ausencia él se queda a cargo ─ intercambie miradas con ambos, observándolos.

Parecían de la misma edad, quizás uno más grande que otro, si pensaba en embestirlos y huir terminaría perdiendo, claramente podía notar el cuerpo bien trabajado de cada uno.

─ Deberías bajar eso ─ él rubio me miro, señalando el cuchillo en mis manos.

─ Ni lo sueñes ─ señale a ambos.

─ No vamos a hacerte daño ─ volvió a repetir.

─ Si claro, lo dice el chico con un MACHETE─ enfatice la última palabra ─ Tú deberías quitártelo ─ lo señale con el cuchillo.

─ Es mi herramienta de trabajo ─ se justificó tranquilamente.

Vaya excusa.

─ Pues no puedes ir presentándote a los demás con eso cerca, harás que quieran salir corriendo.

─ ¿Pretendías salir corriendo? ─ bufe molesta.

¿Quién demonios no saldría corriendo al verse rodeada de desconocidos? 

─ Claro, y abrazarme a ti ─ lo mire mal.

─ ¿Pueden parar?  ─ intervino el moreno, digo Alby, con molestia, antes de que yo protestara de nuevo ─ Supongo que aún no recuerdas tu nombre.

─ No ─ resople dejando de mirar de mala forma al rubio ─ ¿Por qué no puedo recordarlo?

Miro a su amigo y este se acercó, hablaron de algo que no logre entender y él asintió con la cabeza, retrocedió y volvió a mirarme.

─ Puedes estar tranquila, no pretendo utilizarlo en ti ─ aseguro el rubio, haciendo referencia a su machete y caminando a la salida.

Que consuelo.

─ Más te vale rubiecito─ advertí señalando el cuchillo. Él miro sobre su hombro y sonrió ¿Por qué sonrió? Lo acabo de amenazar ¿No soné amenazante? ─ ¡Dios! ¿Así son todos? ─ exaspere.

─ Ven, baja eso, te mostrare el lugar ─ dijo Alby con seriedad, justo frente a mí.

With You [LCEEA Libro 1] TMRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora