❝ BESAS A TODOS LOS DE ESTA LISTA,
Y YO RENUNCIO AL EQUIPO. ❞
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en el que una apuesta adolescente
tiene como resultado que bianca larsson, no sólo besa a veintiún de sus compañeros de clase, sino que se de cuenta de que se preocupa por...
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capítulo veintiséis número 13: DUNCAN INGLEBEE
CONSIDERANDO QUE BIANCA ODIABA LAS DETENCIONES Y PUNTO, soportar una no sólo con Adrian Pucey, sino también con Malcolm Preece, era una situación muy desafortunada en la que verse envuelta un sábado por la tarde. Bianca se encontró con Adrian en la puerta del despacho de la profesora McGonagall y, tras tocar la madera y pedir permiso para entrar, se preparó.
Estaba todo lo preparada que podía estar, dadas las circunstancias de tener que enfrentarse a Malcolm por primera vez en tiempo real desde esa vez en Hogsmeade. La Gryffindor entró primero, Adrian la siguió de cerca.
La profesora de Transfiguración estaba sentada en su pupitre, con el chico justo enfrente, ligeramente encorvado en su silla, antes de sentarse un poco más erguido cuando ambos entraron y tomaron asiento. Malcolm le dedicó una media sonrisa a Bianca mientras se sentaba. Ella se la devolvió, mientras la profesora se aclaraba la garganta.
—Gracias por llegar a tiempo, —dijo, con los brazos cruzados sobre el escritorio—. El Sr. Inglebee estará con nosotros en breve, espero.
Y sin más, fue como si alguien abofeteara a Bianca en la cara. O le hubiera tirado un vaso de agua fría por la cabeza, y su túnica se hubiera vuelto descuidada, y el pelo hecho un greñero, y el rímel se le hubiera corrido por las mejillas.
Bianca no tenía nada en contra de Duncan Inglebee. El problema era lo contrario.
Número trece. Número de la suerte, por supuesto, así que quién mejor para ocupar su lugar, que el golpeador de Ravenclaw. Duncan Inglebee no era en absoluto un mal chico, de hecho, era dulce, educado, trabajador, tenía sus metas, ligeramente pegajoso, pero eso no es lo importante. Pero Duncan Inglebee fue rechazado por su primer amor durante su cuarto año en Hogwarts. Ligeramente inconveniente que su primer amor, fue Bianca Larsson.
No fue un rechazo particularmente duro, sólo el primero de Duncan y por lo tanto una verdadera patada en los dientes, que se había quedado con él durante dos años. Bianca no sabía si ya lo había superado y, sin embargo, no quería averiguarlo.
Apenas había hablado con el chico desde que le dijo que no quería "acompañarlo a Hogsmeade" y, cuando lo hacía, apenas era una dulce charla trivial. No era de los que la fulminaban con la mirada en los pasillos, y Bianca dudaba mucho que fuera de los que hablaban mal de ella a sus espaldas, porque, a fin de cuentas, de eso hacía ya dos años. Sería bastante patético que aún le guardara rencor.
Número de la suerte o no, seguía siendo el número trece. Y tal vez, olvidarse de sus deberes de Encantamientos, y acabar castigado, era una oportunidad para reconectar y arreglar cualquier cosa entre ellos que le estuviera gritando en la cara. El chico de Ravenclaw rompió el silencio sepulcral que se había hecho entre el jefe de la casa Gryffindor, la única chica y los dos chicos.
