THE KISS LIST ━━ adrian pucey

12 ━ into the belly of the beast

the kiss list, adrian pucey
octubre de 1992

capítulo doce, EN EL VIENTRE DE LA BESTIA

BIANCA ODIABA HALLOWEEN Y ADRIAN NO PODÍA AMARLO MÁS.

Para Bianca era una fiesta sin sentido. No estaba segura de si se podía llamar fiesta. Era una tradición americana y estúpida, pensó. Era otra razón por la que no le gustaba especialmente el otoño. El 31 de octubre no le hacía ninguna gracia.

Era la noche favorita de Adrian. Le encantaban las fiestas, la comida basura (en concreto, las interminables cantidades de dulces que proporciona la fiesta de Halloween de Hogwarts), el alcohol y la emoción de la idea de que fuera la noche más espeluznante del año. Por eso, cuando se enteró de que Bianca Larsson había sido invitada a la fiesta anual de Slytherin (énfasis de la casa) del 31 de octubre, se enfadó bastante.

—¿La has invitado tú? —preguntó Adrian a Miles con incredulidad.

—Sí, ¿y qué? —cuestionó Miles, metiéndose un pequeño pastel en la boca; las migas se quedaron alrededor de sus labios.

—¿Y qué? —repitió incrédulo el cazador— ¿Hablas en serio, Miles? ¿Dónde has estado los últimos cinco años? La odio.

—Yo no diría que la odias, —intervino Graham, haciendo que Adrian le disparara un ceño fruncido.

—Pensé que le gustaría venir, —Miles se encogió de hombros inocentemente.

—¿Bianca Larsson? ¿Estamos hablando de la misma Bianca Larsson? —preguntó Adrian, lanzando a Miles una mirada que decía ¿en serio?—. Ella odia las fiestas.

—Entonces, ¿por qué dijo que sí?

Adrian apretó los dientes e inspiró profundamente, calmando la furia que se acumulaba en su interior. —No puedo creer que todavía esté hablando contigo.

—Si se trata de la cita con Bianca, entonces estás enojado porque te gané, —dijo Miles con suficiencia.

—¿Ganarme a qué? —Preguntó Adrian.

—En besar a Bianca.

—¿Besaste a Bianca? —La sangre del chico estaba hirviendo en este punto, aunque la forma en que ella habló de la fecha de ayer cuando le informó de que lo dejaría plantado, no debería sorprenderse. Ya era bastante malo que la invitara a salir, y más aún que la besara.

—¿Sí y? —Preguntó Miles, sin saber por qué su mejor amigo se estaba enojando tanto.

—¿Y? —repitió Adrian con incredulidad, olvidando que Miles no sabía nada de la apuesta, siendo el número catorce y todo eso. Aunque eso todavía no significa que estuviera bien que no entendiera por qué Adrian estaba amargado porque los dos se habían besado.