one shot BTS

El príncipe y yo

La anciana que les ayudaría al ritual les advirtió que no se podría hacer en luna llena, así que los citó un día después. Ainoa y el príncipe lo gastaron parte del día entre sabanas. Los gemidos de la menor se podían escuchar hasta los departamentos consecutivos. Tae había aprovechado el día para decirle que esta experiencia se la llevaría siempre. Y quizá un poco de persuasión para que se fuese con el...

Cuando cayó el sol, decidieron salir a cenar y ahí estaban como dos enamorados, compartiendo tiempo juntos... dándose de comer en la boca, brindando y riendo por cualquier cosa trivial.

Para Ainoa hubo un momento en el cual dejó de vivir la realidad y por su mente pasaron muchas cosas, se grabó el rostro del príncipe con lujo de detalle. Ese lunar en la nariz, esa sonrisa tan sincera y esos ojos tan brillantes que parecían llevar un millón de estrellas dentro de estos. Ya comenzaba a extrañarlo.

-¿En que piensas Ainoa?.-dejó el pequeño vaso sobre la mesa y se recargó sobre su codo.-

-Solo estoy mirándote un poco, me pongo a pensar lo lindo que eres y la bonita sonrisa que tienes.

Quería decirle que quizá se iba a sentir triste, lo iba a extrañar quizá por el resto de su vida...pues tenia el presentimiento que no iba a volver a encontrar a nadie como el.

Y por primera vez habia dejado sin habla al principe. Este bajò la mirada un tanto sonrojado y mirò el tazon de arroz a medio comer.

-¿Vas a estar bien?

Ainoa tragò saliva al sentir el nudo en la garganta y lo mirò a los ojos.

"no".

-Si tu estas bien, eso me basta.

Tae-Hyung suspirò desviando la mirada y asintiò mostrandole una actitud positiva.

Los seres humanos son complicados por naturaleza, quiza a veces con hablar de un tema a profundidad podrian tener la solucion a situaciones complejas pero estan tan acostumbrados a solo negarse y dar la vuelta que no ven claramente el camino sencillo y facil de la solucion.

-Entonces brindemos por mantener buena salud y una vida feliz.

Aquella noche regresaron a casa de Ainoa en silencio, ninguno de los dos se atrevia a hablar y es que tenian tanto por confesarce, por decirse que se les atoraba en la garganta, quiza hasta asfixiarlos.

Cuando el principe no pudo mas y antes de entrar al enorme edificio, se detuvo.

-Vuelve conmigo Ainoa.

Para la jovencita fue una total sorpresa escuchar aquello, lo mirò atenta y con una sonrisa que pronto se desvanecio.

-Bueno, seria un placer, mas que un placer , un honor...yo encantada pero... su majestad, su padre ¿lo aprobaria?.

El principe miraba a Ainoa sonriente al escuchar las primeras palabras pero cuando toco el tema de su padre, la sonrisa se desvanecio.

-Yo me encargaria de hacerlo cambiar de opinion...

Ainoa supo que si ella regresaba con el principe, nada saldria bien.

\...\

Y ahí estaban de nuevo. Ainoa miraba a Hana dibujar algunos signos extraños sobre el suelo, a la par que aquella mujer que les ayudaría con el ritual.