Day 1: Celebration.

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Era una noche cálida de primavera la que era testigo de la celebración de Passione en honor a su nuevo jefe.

Capos, políticos y personas de la alta sociedad se reunieron aquella noche en un lujoso salón para darle la bienvenida a aquel que ocuparía el puesto de jefe desde ese día, todos vistiendo elegantes ropas y disfrutando de los finos y caros platillos, apreciando la hermosa y melodiosa música y en general de todas las atenciones que el jefe había dispuesto para ellos. Los invitados se entretenían dialogando entre sí y afianzando relaciones, comentando acerca de los negocios y sobre el futuro de su organización con el nuevo liderazgo.

A grandes rasgos lucía como una fiesta normal de la alta sociedad y quizás lo era puesto que ese mismo día por la mañana se había llevado a cabo la verdadera reunión entre el nuevo líder y los altos mandos de su organización para que estos mostraran sus respetos. Aquella fue una reunión privada y discreta como su tipo de negocios exigía que fuera, lejos de las miradas curiosas.

Guido Mista había disfrutado más de esa reunión, se sentía mucho más cómodo que en medio de una fiesta elegante y formal. El ambiente tan elegante e hipócritamente afable y tranquilo le incomodaba, se sentía incapaz de unirse a él, incluso su ropa le hacía sentir fuera de lugar.

Por la mañana al joven se le permitió portar su ropa de costumbre, mientras que para la fiesta fachada fue necesario que vistiera un traje, que aunque al principio le gustó por lo fino que era, ahora le incomodaba, pues incluso tuvo que dejar de lado su gorro y presentarse con su corto cabello castaño a la vista. Siendo el guardaespaldas del líder y el segundo al mando de tal organización, sabía que debía vestir con propiedad y mantener la misma imagen que su líder, pero algunas cosas le eran difíciles de soportar.

Mista siempre fue un simplón, nunca necesitó de mucho dinero ni de cosas finas para sentirse satisfecho, era feliz viviendo en su pequeño barrio en una de las zonas bajas de Nápoles y aunque había adquirido el gusto por la ropa cara desde que comenzó a recibir dinero de Passione, no podía sentirse cómodo en un ambiente como aquel, así que desde hacía unos minutos se había alejado de la multitud y confinado en uno de los balcones de aquella elegante propiedad, sin más compañía que una copa de vino.

Mientras escuchaba la melodiosa música que amenizaba la fiesta, sus ojos oscuros se dirigieron al cielo, recordando el largo camino que le había llevado a ese momento. Pensó en los compañeros que se quedaron atrás.

— Pensaba que el guardaespaldas debía permanecer siempre al lado de su jefe —.

Mista volteó y se encontró con el nuevo líder de Passione mirándole con una ligera sonrisa en los labios. Para esa noche Giorno también se había despojado de sus ropas de costumbre y se enfundó en un traje de color negro con una flor de narciso en el pecho justo en donde estaba su corazón, incluso había soltado sus largos cabellos rubios.

— No le digas a Polnareff — Respondió guiñándole un ojo.

Giorno amplió su sonrisa en respuesta y se acercó a su lado en calma, él mismo tenía una copa de vino en la mano.

— ¿Temes que te regañe? —.

— Lo hará – Suspiró. — Para ser una tortuga se toma demasiado en serio su trabajo como consejero —.

— Técnicamente no es una tortuga, es un fantasma, además es cierto que ahora él es mi consejero —.

Mista frunció los labios y recargó uno de sus brazos contra el barandal del balcón.

Giorno cerró los ojos como un gesto de serenidad. Aquella zona era extrañamente tranquila y reconfortante, pese a solo estar a un par de metros de la fiesta.

GioMis Week 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora