🟥Capítulo 9🟩

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Esa noche fue la cena, Mario se arregló lo mejor posible luego de darse un baño. Quería estar lo más presentable para la situación aunque no podía evitar sentirse nervioso.

Sabía que el príncipe Boo era alguien con muchos misterios, y el Rey Evaristo aunque parecía ser más amable también era una fuente de misterios. En especial para Mario debido a que solo conocía al Rey Boo del bosque Boo por los rumores y también conocía al Rey Eros, el Rey Boo de la isla delfino.

Aunque Mario no podía evitar sentirse ansioso, tenía miedo de arruinarlo, intentó que sus pensamientos se desviaran a otra cosa en pequeño intento de no querer caer ante la tentación de comer algo para calmar esa ansiedad.

Recordó la neblina que parecía cubrir gran parte de la apariencia del príncipe, sabía que era discapacitado por su dificultad para manejar su kart y por sus muletas además de los rumores claro. Pero le interesaba saber cómo es que era físicamente el príncipe.

Luego recordó el hecho de que sus padres le mencionaron que tenía un hermano, bufó un poco al recordarlo, no negaba que sentía las ganas de reclamarles más a sus padres. Enserio debieron superar la muerte de su hermano. Dudaba que un niño que posiblemente cayó desde quien sabe cuántos metros y muriera se quedaría en el lugar en perfecto estado por años, sin pudrirse o sin ser comida de algún animal, simplemente era ilógico.

Toda su vida sus padres fueron ausentes solo para buscar a alguien que en el tiempo en el que empezaron a buscarlo seguramente ya habría sido comida de algún animal o ya se habría vuelto simples huesos dentro de un saco lleno de putrefacción.

Soltó un suspiro mientras se mordía un dedo, de solo pensar en eso le daban ganas de comer algo para no tener que estar sintiendo la tristeza de el hecho de que sus padres prefirieron buscar algo que ya no estaba a quedarse con lo único que tenían.

Miró el reloj de la pared, no faltaba mucho para la cena así que se terminó de arreglar y salió de casa.

Mario llegó al castillo de Peach un poco antes de la hora de la cena, así que aprovechó para dar un pequeño paseo por los jardines mientras esperaba. Era una noche tranquila y fresca, perfecta para relajarse antes de conocer al misterioso príncipe Boo.

Mientras caminaba por el jardín, Mario se encontró con un pequeño estanque lleno de peces de colores. Se acercó a observarlos y notó que había un pequeño puente de madera que cruzaba por encima del agua. Al verlo, su mente se trasladó de inmediato a su pasión por la carpintería y comenzó a inspeccionar el puente con cuidado, fijándose en los detalles y la calidad de la madera.

De repente, escuchó una risa suave detrás de él y se dio la vuelta para encontrarse con el príncipe Boo. Mario se sorprendió un poco, pero intentó disimularlo y le saludó amablemente.

-"Hola, soy Mario, es un gusto conocerte finalmente."

-"Hola, yo soy Luigi," respondió el príncipe Boo con una sonrisa amable en su rostro que no se podía notar mucho debido a la neblina que cubría su cuerpo. "Veo que estabas examinando el puente, ¿te gusta la carpintería?"

-"Sí, es una de mis grandes pasiones," dijo Mario. "¿Y tú? ¿Qué te gusta hacer?"

-"Me gusta mucho la lectura, la cocina y el arte," respondió Luigi. "Soy bastante bueno en la cocina, si te interesa podríamos hacer algo juntos algún día."

Mario asintió con entusiasmo. Hablar con Luigi resultó ser mucho más fácil de lo que esperaba. Compartían algunos intereses y, aunque Mario todavía se sentía un poco nervioso, comenzó a sentirse más cómodo en su presencia.

-"Bueno, deberíamos entrar y unirnos a la cena", dijo Luigi mientras señalaba hacia la entrada del castillo.

Mario estuvo de acuerdo y ambos se dirigieron hacia la puerta. Al entrar en la sala del comedor, Mario vio que Peach y los Reyes Boo ya estaban allí esperando por ellos. Los recibieron con cálidas sonrisas y se sentaron para comenzar la cena.

Durante la cena, Mario y Luigi hablaron de varios temas, como la carrera de karts que los había llevado a conocerse y sus intereses personales. Mario quedó impresionado por la habilidad culinaria de Luigi, que preparó una sopa de champiñones que era deliciosa.

Pero a pesar de que la cena transcurrió con tranquilidad, Mario todavía se sentía un poco incómodo. Sabía que había algo más que se escondía detrás de la neblina que cubría la apariencia de Luigi, y aunque quería preguntar, no estaba seguro de cómo hacerlo sin parecer indiscreto.

Finalmente, después de la cena, Peach invitó a Mario y Luigi a dar un paseo por los jardines del castillo. Durante el paseo, Mario notó que Luigi estaba un poco callado y parecía distraído. Después de unos minutos de silencio incómodo, Mario decidió romper el hielo.

-"Oye, Luigi, hay algo que quería preguntarte", dijo Mario con un tono suave.

- "¿Si?", Respondió Luigi mientras volteaba a verlo.

-"¿por qué la neblina?, ¿No te es incómoda?, No es con ánimos de ofenderte pero solo tengo curiosidad de saber si no te causa problemas para ver a tu alrededor o algo", dijo Mario mientras se rascaba un poco el cuello estando nervioso ante la idea de haber ofendido a Luigi con la pregunta.

Luigi sonrió con amabilidad al escuchar la pregunta de Mario y se detuvo para mirarlo directamente.

-"No te preocupes, Mario. Entiendo por qué te preguntas eso", dijo mientras se ajustaba las muletas debajo de sus brazos. "La neblina es en realidad una forma de magia que uso para mantener mi imagen más en el anonimato. Aunque puede ser un poco incómoda, necesito usarla para ocultar mi rostro y también para evitar que demasiadas personas se acerquen a mí".

Mario asintió con comprensión, sintiéndose aliviado de que su pregunta no hubiera sido ofensiva.
-"Ah, entiendo. Gracias por explicarlo, Luigi", dijo mientras continuaban caminando por los jardines. "Por cierto, me dijiste que eres un gran cocinero y artista, ¿verdad? Me gustaría ver algunos de tus trabajos algún día".

Luigi asintió, pareciendo animado por el cambio de tema.
-"Sí, me encanta cocinar y hacer arte. De hecho, tengo algunos cuadros y esculturas en mi habitación que podrías ver si te interesa. Y si quieres, podemos hacer una cena juntos algún día y cocinar algo delicioso".

Mario sonrió ante la idea y asintió con entusiasmo.
-"¡Eso suena genial, Luigi! Me encantaría hacer una cena juntos. Tal vez podríamos combinar tus habilidades culinarias con mis habilidades en la carpintería y crear una mesa y sillas hechas a mano para la cena".

Luigi parecía encantado con la idea y los dos continuaron hablando y planeando su cena juntos mientras paseaban por los hermosos jardines del castillo. A pesar de las diferencias entre ellos, Mario y Luigi habían encontrado un terreno común en sus pasatiempos y estaban ansiosos por explorar esa conexión más profundamente.

El "príncipe" BooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora