CAP. 6 ·Alexis·

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-Mamáaa, ¡¿donde están los refrescos?!

-Ya están grandes para refrescos, ¿No prefieren un poco de Vodka?

-¡Virginia! -se escuchó el grito del padre de Alexis- ¿¡Pero tu te estás escuchando!?

Empezaron a discutir mientras Alexis ya había encontrado las latas de CocaCola pero prefirió no decir nada. Estaba acostumbrado a sus peleas y sabía que no debía meter las narices donde no lo llamaban.

Su madre tomaba bastante sobre todo después del trabajo cosa que a su padre no le parecía un buen ejemplo maternal y pidió el divorcio.

A las 16:15pm ya estaban llamando a la puerta del chico. Su madre acababa de salir a comprar "algo" según ella pero todos en esa casa sabían de que se trataba, y su padre se había tomado la libertad de echarse una siesta.

Alexis abrió la puerta y se encontró con Lucía que venía de chándal y con unos zapatos Nike blancos. La chica pasó sin esperar que su amigo le diera esa opción, se sentó en el sofá y encendió su móvil.

-Pasa, sin problema -dijo él como si mantuviera una conversación con ella.

-Ah, pues gracias -no despegaba la mirada del iPhone.

-Era ironía.

Cerró la puerta y se sentó a su lado esperando a que ella iniciará un tema de conversación para pasar el rato pero claro, si a Lucía le daba la gana socializar y salir de Instagram.

-Joder, tía se te va a caer la baba en el teléfono. Estas viciada.

-A ti si que se te cae la baba cuando ves a mi amiga -lo miró por primera vez desde que entró- y me refiero a Valentina.

Después del comentario que había hecho la chica hubo un pequeño silencio. Él se quedó callado con la boca abierta. No esperaba que sacara el tema, de hecho, estaba más que seguro que se le había olvidado desde esa mañana en el instituto. ¿Acaso no se le olvidaría nunca?

-Que sepas -retomó la conversación Alexis- que Valentina también es mi amiga, para empezar, y a mi no se me cae la baba al ver a nadie.

- ¡Ja! Si claro, seguro que más de una vez te has imaginado montandotelo con ella alguna vez en tu mundo imaginario lleno de fantasías perfectas en las que tú eres su príncipe azul y ella la dama en apuros -Lucía apagó el móvil y se acomodó entre los cojines.

- Que sepas que yo no me he imaginado montandomelo con Valentina nunca, ¿vale?

-¡Claro que sí! -se levantó del sofá y se puso delante suya - Eres un tío y los tíos hacéis eso.

-Tú no eres un tío, no sabes nada de lo que pasa por mi mente, ¡nada! -también se puso de pie.

Lo que empezó siendo una conversación aburrida se iba transformando en una pequeña pelea entre amigos.

Justo entonces antes de que callera la bomba y empezaran a discutir en serio alguien llamó al timbre.

-¡Está abierto! -gritó Alexis a la persona que estuviera detrás de la puerta.

-¡Alexis soy yo Valentina! -entró en la casa como si tuviera prisa y dejó la mochila que llevaba con ella sobre la mesa de la sala donde se encontraban Lucía y Alexis- ¿Te importa que use el baño?

-No, claro que no, pero mi padre esta dormido así que intenta no hacer ruido.

Valentina se dirigió hacia el baño y Alexis fue a por los refrescos y snacks que había guardado en la alacena y cuando volvió a la sala donde se encontraba Lucía.

-Solo una cosa más -se acerco mucho a ella, tanto que podía oler su perfume de flores mientras abría un paquete de patatas fritas - Valentina no es ninguna dama en apuros como tú has dicho. Sabe valerse por ella solita y es fuerte, independiente, inteligente y sabe como arreglarselas en este mundo en el que le ha tocado vivir. Tampoco yo soy un príncipe azul por que no tengo ni la mitad de cualidades de ella. Es alguien a quien admiro y amo y no me gusta saber que alguien tenga otra visión de como es ella y que no sea como la que yo he dicho. Esos son los pensamientos que pasan por mi mente.

Lucía había mantenido silencio durante todo ese tiempo y poco a poco se le iba dibujando una sonrisa en la cara y se le saltaban las lagrimas de emoción, luego abrazó a Alexis y solo se atrevió a decirle:

- De verdad la quieres, ¿cierto?

- La quiero con toda mi alma y mi ser.

- El mundo necesita más hombres como tú Alexis.

Se volvieron a abrazar y Lucía se sonó la nariz y se secó las lagrimas, miró hacia la puerta y allí estaba ella, Valentina , parada en la puerta de la sala. ¿Cuánto tiempo llevará ahí?

Si por mi fuera...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora