misa

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fui a misa sintiéndome culpable, como una espía o estafadora que no pertenecía, en serio creí que saldría peor pero mi sorpresa fue que me sentí incluso mejor de estar allí, de oír por primera vez después de tantas críticas que en realidad nada de eso importaba.

"Dios siempre amará al pecador aunque aborrezca al pecado", escuchar eso fue como respirar de nuevo, después de lo mal que me estuve sintiendo esta última semana, sentí que se me quitó un peso de encima y que tal vez ya no importaba tanto lo que los demás dicen..

Lamentos desesperados de un alma herida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora