27. La caperucita y el lobo

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TW; En este capítulo se harán referencias a creencias religiosas extremistas y peligrosas, violencia explícita y gore, relaciones emocionalmente dependientes, secuestro y canibalismo. Me gustaría recalcar que no apruebo, acepto o veo normal este comportamiento y que esto es ficción. Por favor, si estos temas pueden ser muy fuertes para ti, no leas la segunda parte del capítulo si no eres capaz. Bajo ningún concepto intentes recrear, animar o romantizar lo que estás apunto de leer. Recomiendo discreción para lo que estáis a punto de leer.

13 de diciembre, 2032
Caitlyn.

Todavía no podía creer que había terminado su relación con Caleb, pero era lo mejor. No se sentía como esperaba, al contrario, estaba tensa. Caleb no regresó a Eldridge esa noche después de la fiesta, y Caitlyn solo supo que seguía con vida después de ver los vídeos y fotos que le enviaba mientras estaba de fiesta con sus amigos, o cuando la llamaba de madrugada lloriqueando. Lo habría boqueado para que dejara de molestarla, pero entonces no tendría cómo saber que estaba bien. Por muy gris que fuera el día, los estudiantes de Eldridge se despertaban con una sonrisa y fingían que sus vidas eran perfectas. Comenzó a compartir más tiempo con Haley, no se había percatado de lo poco que la veía últimamente porque dedicaba casi todo su tiempo a cuidar de Caleb. Haley no se lo echó en cara en ningún momento, ella también tenía sus propios problemas con los que lidiar.

Hubiera pasado tiempo con Shirley también, pero el chico se había reusado. No era el mismo, había cambiado. Ya no era alegre y extrovertido, era más solitario y pesimista, también un poco amargado. Lo que los chicos del Skull & Gold le habían hecho no tenía nombre, estaba conforme con haberle puesto un alto a la situación, aunque eso hubiera desestabilizado su vínculo con Caleb. Ferro ya había sido liberado de prisión, estaba previsto que regresara a Eldridge, pero no lo había hecho hasta la fecha, y muchos dudaban que volviera de verdad.

Debía reconocer que había sido descuidada, su psiquiatra le había instruido que debía tomar su medicación religiosamente para mantener su mente serena, pero no fue así. En últimos días había consumido tanto alcohol como sustancias, y no veía inteligente mezclar esto junto con su medicación. Odiaba ir a terapia, pero debía hacerlo si quería volver a la normalidad. Por un tiempo se sintió bien dejarse llevar, ser joven y atrevida, pero ella no era así; ella era responsable, recta y aplicada con sus estudios. Intentó ser lo que Caleb deseaba, pero eso no le trajo nada bueno. Haley accedió en llevarla hasta la ciudad en su coche, era la vía más rápida para llegar, y no quería involucrar a su padre. El inspector no estaría nada contento si viera en lo que se había convertido su hija.

La oficina de su psiquiatra era estrecha, pero acogedora. Los colores azul y verde que adornaban las paredes la hacían sentir una frescura indescriptible. Haley se quedó esperando afuera, mientras que ella era cuestionada por el doctor Eric Shaw. Graduado de Oxford, con residencia médica en la escuela de medicina de Columbia, Eric era un hombre de unos treinta y tantos, de complexión fornida y barbilla cuadrada. Sus ojos marrones la estudiaron por un momento, luego la invitó a tomar asiento.

—Ha pasado tiempo, Caitlyn —la saludó con tranquilidad, su voz era casi hipnótica—. Después de nuestra última reunión no creí volver a verte más.

—Bueno, me llamaste suicida y descuidada.

—Para ser justos, eras una niña que hizo algo que ningún adulto sería capaz de hacer. Permíteme reprimir tus acciones. ¿Qué te trae por aquí?

—Recuerdo cuando me dijiste que podía venir siempre que necesitara hablar de algo.

—Te escucho —la instó a continuar.

—He empezado a estudiar en Eldridge, me concedieron una beca.

—Es una escuela maravillosa, mi sobrina estudia allí.

Killing van Thorpe. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora