1-Destino o Casualidad

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—¿Qué tal?

—Bello Ash, muy bonita —Elevé los ojos mientras me recostaba en la pared, sentado en ese banco moderno de madera

Creo que se notó mucho mi sarcasmo

—Has dicho lo mismo de los últimos —me reclamó

—¿De los últimos treinta?, pues sí. Todos te quedan expectaculares, por algo eres mi hermana —Mostré una sonrisa sarcástica mientras me cruzaba de brazos

—Estúpido —Río y me lanzó otro vestido hacia la cara

La verdad le quedaba muy bien, nunca he sabido mucho de moda, pero ese tono pastel combinaba perfecto con su piel clara y el cabello castaño que le caía hasta la cintura

Sin que me diera cuenta ya había entrado nuevamente al probador

—¡Ashley! Otro más no, por favor —Le supliqué aún sentado mientras llevaba ambas manos a mi rostro y me lo cubría

—Será breve bebé —gritó desde dentro

—Claro —dije en voz baja

Habían pasado unos treinta minutos y ahora nos encontrabamos en otra sección del centro comercial

Un cartel luminoso le daba nombre: "Maquillaje"

Yo parecía una estatua, solo estaba parado mientras veía a mi hermana hablar con una señorita vestida de uniforme. Además, comenzaban a molestarme las ganas de hacer mis necesidades

Esto me estresa

—Adiós —Agité una mano y me di media vuelta

—Espera —dijo mi hermana. Corrió hacia mí y empezó a hablar en voz baja —Necesito tu tarjeta, porfa —Hizo un gesto de rezar con sus manos, aunque en realidad era una súplica

—Usa la tuya —le dije como si fuera obvio

—Sabés que papá la bloqueó hace una semana —Se encogió de hombros

—Normal, al paso que vas nos dejarás en la quiebra solo comprando ropa —le reclamé y se mantuvo en silencio unos segundos

Ella sabía que era verdad, compraba mucha ropa y luego ni la usaba, solo se echaba a perder en su closet

—Te deberé una —hizo una sonrisa maliciosa y solo reí

Ese era mi punto débil, siempre estaba necesitando de ella

Saqué mi cartera y de esta una tarjeta azul y se la entregué —No gastes más del límite, sino papá me bloqueará a mi también —le aclaré

La tomó y se lanzó a mí, abrazándome —Sabes que te amo bebé

—Yo también, maldita interesada —Le di un beso en la mejilla y me aparté

—¿Y tu celu? —Frunció el ceño

—¿Para que quieres mi celular? —le pregunté

—Sabes que sin ellos las tarjetas no funcionan —me recordó

Era cierto, por motivos de seguridad papá lo había echo. Es cierto que así era más seguro pero mucho más molesto

Metí mi mano en el bolsillo y lo saqué —Que sean tres favores

—Todos los que tú quieras —Tomó mi celular lo que formó una sonrisa en su rostro y luego se dió la vuelta

Enserio amo a esta tonta

Salí caminando del establecimiento y mirando con curiosidad cada rincón del lugar. Pocas veces iba con Ashely a hacer sus compras, pero ese día por más que me negué me terminó obligando

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