4. Deseo que estés asustada.

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Mientras Robert me habla de los sitios que me esta presentado yo no dejó de pensar en la casa de anoche, aquella en donde vive con King.

Y bien. ¿Qué te parece? - Pregunta dando por terminado el último destino.-

Estoy pensandolo. Me gustan todas las opciones pero creo que... - Pensé por un momento. Tengo algo en mente. Sonreí malicioso.- Quiero la casa que vimos primero. Esas pizzas eran increibles y todo lo que tenía cerca me atrae. Me veo viviendo ahí. - Robert sonríe feliz por haberlo logrado. Él no sabe la verdadera razón y tampoco la sabrá.-

Te lo dije. Esa casa es la mejor opción, claro la remodelaremos y le haremos los ajustes necesarios para crear la casa de tus sueños.

— Eso quiero.

Esa casa no la elegí por eso. Fue mi elección por que está cerca de la casa de ellos, veinte minutos puedo calcular o treinta.

Entonces firmemos contrato, ¿Te parece?

— Perfecto. Ya quiero que sea mía.

— Es la mejor elección.

— Lo sé. - Respondí.- Oye, ¿Por que no celebramos este nuevo negocio? Un par de cervezas. - El hombre vió su reloj.- ¿Muy temprano?

— No es eso, es que hoy tengo un compromiso. Una socia esta de cumpleaños y la celebraremos hoy.

— Entiendo.

Pero... ¿Por qué no te unes? Vendrán varios clientes con los que ella ha cerrado tratos, estarán otros socios y otras personas.

— No podría, parece algo muy íntimo.

— Vamos Eddie, será genial. Eres nuevo en la ciudad, te vendrá bien para que conozcas gente.

— No lo sé, no quiero ser el desconocido que nadie invitó de manera oficial.

— Tony es muy social, le encantará conocerte. Estoy seguro que no le importará, mientras más vengan mejor.

— ¿Tony?

— Así se llama. Anímate. - Escribe algo en una nota de su pequeña libreta de bolsillo. Arrancó la hoja y me la dió.- Esta es la dirección por si te animas.

— Gracias. - Agarré la hoja, no le presté atención y la guardé en mi bolsillo del pantalón.-

Realmente espero verte ahí.

Terminamos de charlar. El contrato lo firmaremos mañana.

Volví al departamento. Llamé a mi tío Wayne para contarle que tal van las cosas. Él hombre se alegró por mí pero eso no impidió que su curiosidad saliera a la luz y preguntará el por qué de mi decisión tan repentina de abandonar Indiana y mudarme a Los ángeles. Le dije cualquier cosa para no decirle la verdad.

El festejo sería a las 9 de la noche, está retirado de donde yo vivo. La distancia me hizo pensar seriamente en no ir pero luego pensé en que no tenía nada más que hacer en la noche y que tal vez Robert tenga razón y sea mi oportunidad de conocer gente (aún que eso no es mi prioridad).

Me duché y luego me vestí con una camisa negra floja de botones y unos pantalones del mismo color.

El trayecto al sitio fue de una hora, estaba muy lejos de mi casa.

Estacioné después de un rato, fue difícil encontrar lugar, habían varios autos. Puedo escuchar la música desde la puerta.

Una casa grande que me hace saber que seguramente tiene un jardín trasero inmenso.

𝐂𝐀𝐙𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐀  𝐋𝐀  𝐙𝐎𝐑𝐑𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora