14. Doloroso viaje al 86

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Ella no vino a nuestro encuentro. Su postura ante mi amenaza es evidente.

Esperé por ella en la casa de sus sueños, aquella que su marido perfecto había construido para ella como el regalo perfecto. Cada pared, cada ventana y madera del suelo fue puesto específicamente para King.

Abrí el cesto de basura y tiré el almuerzo que preparé para ambos. Apagué la radio con enojo.

Volví a mi apartamento. Busqué entre todas las cosas que traje conmigo, saqué aquello a mi paso hasta encontrarme con el anuario de graduación.

Anduve hasta una tienda de regalos y pedí que lo envolvieran.

¿Disculpe? - Le dije a la chica que atiende.-

¿Todo bien con su envoltura?  - La rubia pregunta. Sonreí.-

Claro, es perfecto. - El anuario fue envuelto con papel rojo. Su color favorito.- Quería pedirle el favor de escribir en la tarjeta por mí. Tengo muy mala letra - Afirme con una pequeña risa encantadora.-

Seguro. - La chica tomó la tarjeta y el plumón negro.- ¿Que necesita que escriba en él?

— Feliz viaje. - Decidí ponerle así como referencia a que tendrá que navegar por los recuerdos. Doloroso viaje al 86. _____ irá marcha atrás, se verá así misma y se tendrá que reconocer. Nos tendrá que recordar.- Gracias.

Ese regalo tan especial fue directo a su puerta justo al medio día de hoy. Cómo amigo cercano de Robert sé perfectamente que él no esta a esa hora en casa como para ser él quién reciba el anuario pero hará que _____ tiemble al pensar que pudo ser él quien recibiera el anuario.

El movimiento perfecto de mi lado del tablero. Una advertencia de que yo no estaba jugando y que iba  realmente enserio.

Supe que lo fue por que la mañana siguiente volví a su casa de en sueño y escuché las llaves de la puerta y luego la misma abrirse, para ese momento yo ya estaba detrás de la barra prestando atención a lo que se venía.

Portando un rostro enojo lanzó las llaves al sofá. Noté el anuario en su mano, se plantó delante de mí metiendose a la cocina, puso nuestros recuerdos en mi pecho de manera agresiva y entonces me pasó de largo chocando su hombro con el mío.

El refrigerador fue abierto. Tomó una de las botellas de agua y bebió de ella.

Buenos días. - Saludé como si nada.-

Dió la vuelta saliendo de la cocina y se sentó frente a mí en la barra. Ambos viéndonos fijamente a los ojos, ella con esa actitud segura de si misma. Miró el anuario y cerró los ojos un segundo en una expresión extraña, alzó la ceja al mismo tiempo para luego devolverla a su posición original.

Admito que casi me haces llorar con esas fotos, casi - Los ojos se le llenan de lágrimas. Exhala, niega con la cabeza.- Muy cerca realmente. - la humedad en sus ojos no logra pasar las barreras y vuelve a ser absorbida.- Pero cada que me veía ahí pensaba en el coraje que me hizo llegar hasta aquí y convertirme en lo que soy. Un sentimiento negativo que me vuelve cada vez más fuerte. Mírame, construí mi vida perfecta.

— Una vida perfecta. Con tu hija, tu esposo y tu amante.

— Claro, Drew. - Ríe. Me sorprendo ante su descaro. La cara le vuelve a la molestia.- Yo jamás he engañado a Robert, y menos con el imbécil de Drew.

— A mí no tienes que mentirme _____, no soy tu estúpido esposo.

— ¿De dónde sacaste esas conclusiones tan absurdas?

𝐂𝐀𝐙𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐀  𝐋𝐀  𝐙𝐎𝐑𝐑𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora