15. ¿La mentira o la verdad?

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Llamaron a la puerta. Una llamada conformada por cuatro golpeteos. Anduve hasta la entrada, me asomé por la mirilla y ahí estaba a quién esperaba.

Abrí la puerta, nos vimos a los ojos guardando silencio. Me hice aún lado permitiendo que accediera a entrar a mi casa.

Cerré la puerta luego de eso. Observó todo el lugar como si jamás hubiera estado aquí.

- ¿Quieres algo de tomar? - Ofrecí tranquilo. No dijo nada, solo me vió y luego volvio a ver todo. Serví un vaso con agua, ella llegó hasta mí para quitarlo de mis manos con delicadeza, su mano tocó la mía y eso hizo que nos viéramos nuevamente. Se alejó un paso luego de eso, bebió un trago.-

- Estas siendo muy amable. - Me acusó serena pero con intriga.- ¿Debería agradecer por eso señor Munson o será que tengo que tomar precauciones? - Un toque de humor se asoma entre las palabras, uno que suena relajado y serio.-

- De nada. - Respondí ante eso.-

- ¿Pero por qué? - Dejó el vaso en el mesón, volvió a ganar el paso que había retrocedido. Miro hacia abajo y luego a mi cara. Huelo de cerca su perfume.- Creí que planeabas tratarme mal todo el tiempo, hacerme pagar. ¿Qué cambió? - Esta usando un labial rojo, un tono oscuro, cereza.
No puedo decirle que mi cambio es falso, que es parte de un plan pero a su vez no puedo asegurarle que cambié y no estoy contra ella por que jamás lo creería.-

- Nada y todo en realidad. Estaba aquí para hacerte tropezar pero me di cuenta en el transcurso que no necesito hacer nada, basta con que te ayude a quitar la venda de los ojos en cuánto a unas cuántas cosas de tu matrimonio para que tú sola seas quién quite esa falsa realidad de tu cabeza. - Asiente. Se aleja de mí sin siquiera hacer ruido con los pasos. Su presencia es tan delicada.-

- ¿Y que otra cosa hará que me quite la venda de los ojos? - Se gira luego de darme la espalda.- ¿Que más debo saber de mi matrimonio?

En realidad no tenía nada más, bueno, la nueva adicción de Robert pero eso no se lo contaría, todavía tengo que seguir construyendo ese camino.

- No será fácil.

- No me importa, puedo soportar lo que sea que tengas que decir.

- No hablo de eso. - Frunce las cejas sin entenderme. El vaso en sus manos tiene rastro de su labial. Sus uñas perfectamente pintadas de un rojo vino, un brazalete y ese estupido anillo de bodas.
Para que vuelva a mí tiene que pasar tiempo conmigo y así conseguir mi objetivo. Que sea ella la que falle igual que en su momento Daniel falló.- ¿Fue fácil para tí irte esa noche? - Pregunté.
Algo que úne a las personas y las hace crear conexiones profundas son los sentimientos, si bien ella y yo no compartimos ahora mismo amor, sí compartimos otro sentimiento igual de fuerte como lo es el dolor. El dolor compartido nos conecta.
Su rostro cambia despejando su frente y luego volviendola arrugar. Asombrada se queda callada.- Tú quieres que te cuente sobre lo que sé y yo quiero que tú me digas un par de cosas a cambio. - Dejó el vaso en la barra/ mesón. Salió hacía la sala.-

Durante varios minutos, quizás 10 o 16 u 8, no tengo idea, se sentían eternos y confusos, hubo un silencio. Ella navega en su mente, reviviendo esa noche, nuestra historia o pensando si decir la verdad o mentir, ella podría decir cualquier cosa y yo siento una necesidad de saber cada una de las opciones que hay desfilando por su mente.

Puse un vaso en la barra y luego preparé un whisky para mí. Mis ojos sobre ella no le pueden ver la cara, esta de espaldas frente a la ventana.

- ¿La mentira o la verdad? - La escuchó preguntar.- Te advierto que no sé cuál de las dos podría resultarte más dolorosa.

𝐂𝐀𝐙𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐀  𝐋𝐀  𝐙𝐎𝐑𝐑𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora