once

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SeongHwa y JunKyu se encontraban charlando animadamente en aquel parque. tenían tanto tiempo sin verse que ahora se sentían felices de estar juntos de nuevo y ponerse al día.

— ¿Cómo te fué por allá?. — preguntó junkyu.

— la verdad muy bien, ganamos el segundo lugar en el partido,  así que el entrenador dijo que descansemos  un poco. — sonrió — ¿Y tu?.

— cómo siempre.

— ¿Cómo vas con el tal haruto?. — alzó una ceja.

Junkyu se sonrojó pero no dijo nada.

— dices que no te haz enamorado de él, pero ni siquiera dijiste algo y te sonrojaste.

SeongHwa miró hacia el cielo, viendo cómo poco a poco iba oscureciendo.

— no me enamoré, ni siquiera lo conozco. — está vez habló junkyu, repitiendo la misma acción del mayor para observar el cielo.

— entonces hazlo, conócelo.. no dejes que se haga tarde para luego arrepentirte. — su voz salió seria, como si hubiera vivido eso en carne y hueso.

Pero no, solo SeongHwa era bueno dando consejos.

— está bien, te haré caso.

SeongHwa asintió más aliviado y decidió acompañar al pequeño de mejillas gorditas a su casa.

Estaba feliz de que el menor haya conseguido el amor en aquel chico cuyo rostro no conoce, estaba feliz por el.

Caminó en las, ya oscuras, calles de la ciudad con pasos lentos, no tenía prisa de llegar a su casa, pues el paisaje nocturno le agradaba más que estar encerrado viendo la televisión.

A lo lejos pudo notar a un chico de cabellos rosados con muchas bolsas en las manos, no podía ser imbécil y no ayudar, así que se aproximó a pasos rápidos al el chico y con una voz totalmente seria pero llena de amabilidad le preguntó lo siguiente:

— ¿Necesitas ayuda con eso?.

El chico delgado de cabellos rosas levantó su mirada exaltado y nervioso, para observar al dueño de aquella grave voz, bajó su mirada a las bolsas pesadas  y sonrió nervioso.

— si no es mucha molestia, no vivo lejos. — soltó con aquella dulce voz, dejando totalmente hipnotizado a el chico de cabellos blancos.

Sonrió y tomó la mayoría de las bolsas que cargaba el más pequeño.

Empezaron a caminar en la oscuridad de la noche, siendo iluminados por los faros de las calles y las luz de la luna.

SeongHwa se acordó que no le había preguntado el nombre a aquel lindo chico, así que decidió hacerlo.

— hemmm, ¿Cómo te llamas? Si se puede saber, claro. — miró de reojo al de cabellos rosas que estaba dudando un poco en si contestar o no. — si no me quieres decir, está bien. — sonrió.

El pequeño sonrió y respondió, de nuevo con aquella dulce voz que había dejado hipnotizado por segunda vez a SeongHwa.

— me llamo Yeosang, Kang YeoSang. ¿Y tú?.

— SeongHwa. — los dos sonrieron y siguieron caminado.

No dijeron nada más, los dos se encontraban sumergidos en sus pensamientos, en eso que sentían, que para los dos, era algo extraño y a la vez nuevo.

Al pasar unos minutos más, llegaron a la casa de Yeosang, este le agradeció a SeongHwa y le pidió que por favor tuviera cuidado de camino a casa, el alto asintió y se fue.

Los dos jóvenes se encontraban acostados en sus camas con una sonrisa plantada en sus labios.

— entonces, Yeosang..

— Seonghwa, es un lindo nombre.

Sonrieron y se quedaron dormidos.

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Blue Roses | HarukyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora