Eres Amado // Dadzawa

𝑶𝒏𝒆

T E R C E R A      P E R S O N A 
P O V 

Izuku Midoriya no está feliz, ni un poco. Es una debilidad para él.

Es el débil porque su padre lo abandonó a él ya su mamá hace tantos años, hace diez años, para ser exactos. Izuku realmente no puede recordar al hombre, pero lo que recuerda está atascado en su cerebro para siempre.

Recuerda los gritos, los gritos.  Están grabados en su cerebro como algo tallado en metal. En su memoria, inquebrantables y horrorosos.

La única persona que sabe además de su madre es Bakugou, ya que Midoriya compartió todo con ese niño cuando eran más jóvenes. Por supuesto, Bakugou no entendía lo que Midoriya quería decir con 'mi padre golpea a mi madre' cuando eran pequeños, pero a medida que crecía, el rubio descubrió lo que significaba.

Abuso

Eso era lo único que describía por lo que había pasado Izuku, e incluso Katsuki no sabía lo peor.

Un niño de seis años sin peculiaridades que se esconde debajo de su cama todas las noches, esperando que su padre vaya a un bar o algo así.  Huyendo del cinturón con el que su padre solía golpearlo hasta que se desmayaba  por sangrar demasiado. Izuku es más fuerte ahora, claro, pero eso no cubre el dolor con el que lidió en el pasado. Nunca pudo conseguir ayuda; su mamá no le permitió contarle a nadie lo que su padre le había hecho a él oa su mamá.  Le tenía un miedo mortal.

No ayudó que su maestro comenzara a hablar sobre la salud mental y el abuso durante la clase de hoy. Midoriya trató de mantener su atención alejada de su pasado y concentrarse en formas de ayudar a los demás.

Después de clase, Izuku volvió corriendo a los dormitorios y no salió hasta las siete. Había hecho planes para ir a ver a su mamá por un tiempo, especialmente esa semana.

Quería estar allí para su madre, sin importar qué.

Pero eso de alguna manera empeoró las cosas para el niño, y ahora se encuentra sentado solo, en un banco del parque, con la mayoría de sus cosas de casa.

Izuku había dejado los dormitorios para ir a ver a su madre alrededor de las siete. No ha hablado con nadie en todo el día, y sus compañeros de clase hicieron lo mismo. 

Todos tenían algo en casa.

( ... )

Izuku llamó a la puerta principal de su casa. Solo quería pasar un rato con su mamá. Esperó afuera durante unos dos minutos antes de decidirse a entrar. En este momento, realmente no le importaba.

"¡Mamá, estoy en casa!". 

Izuku le gritó a su madre, dondequiera que estuviera.  Midoriya se cambió rápidamente los zapatos y entró en la cocina para ver a su madre cocinando algo, con tristeza. Midoriya se acercó a su madre y la abrazó por detrás.

Inko no hizo ningún movimiento para devolverle el abrazo, rezando para que simplemente se fuera.

Madre e hijo se quedaron así un ratito, hasta que fue hora de apagar la estufa. Izuku soltó a su madre para ir a sentarse a la mesa. Se sentó allí solemnemente, esperando que su madre trajera los fideos recién cocinados que acababa de hacer.

Mientras Izuku se sentaba allí, pensó en la conferencia que Aizawa les había dado antes.  Pensó en cómo el abuso no fue su culpa, como había dicho Aizawa.