Capítulo 4: Arrodillándome Ante Ella

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Suspiré antes de hablarle.

- Ya lo decidí —le dije a Scarlett—. Acepto tu ayuda

- ¿Qué?

- Dije que acepto la ayuda que me ofreciste..., acepto ser tu sumiso

- Pues qué bien. Mira, te felicito, pero espérate un momento, déjame limpiarme, que andaba cagando

¿Por qué carajos ella me dijo eso?

En fin, me quedé esperando (con el celular en la mano) a que Scarlett volviera a hablarme.

- Entonces..., por fin reconociste que tengo razón.... Honestamente me siento feliz por ti y por mí también, obvio

- Ve al grano, ¿cuando podremos empezar? Digo, para aprender sobre el BDSM y esas cosas

- Pues hoy mismo, Charles. Y no te preocupes, no tienes que traerme nada..., de eso me encargo yo...

Su voz sonaba tan enigmática, pero sensual al mismo tiempo.

Finalmente, después de unos temas sin importancia, concluimos la conversación.

Me acosté en la cama, pensando y repensando sobre la decisión que había tomado.

¿Fue buena idea? ¿Qué tiene planeado hacerme Scarlett una vez que visite su casa? ¿Lo disfrutaré?

Pero más importante aún; ¿ella me ayudará como dice?

Aunque es cierto que no lo he admitido con ella (por razones que desconozco), respecto a mis sentimientos considero súper evidente que aún me sigue doliendo lo de mi ex....

Durante estos meses he seguido pensando en esa mujer.... Pensando en cómo eran las cosas antes de que nuestra relación se deteriorara.

Recuerdo que Ruby era cariñosa y cursi conmigo (incluso desde que éramos amigos). Antes de que tuviéramos nuestra primera cita, ella había terminado con su novio después de una relación de un año; se quejaba de que ese tipo era distante con ella, que casi no le hablaba y ella, por consecuencia, se lamentaba de sus fallidas relaciones en el pasado, quejándose de que es una solitaria, de que las personas la dejan y esas cosas....

Pero cuando nuestras charlas se hicieron cada vez más frecuentes, algo entre nosotros había comenzado a surgir. De aquellos momentos nació el amor, el cual dio paso a nuestra turbulenta relación.

Con el transcurrir de los meses que duró lo nuestro, conseguí muchos recuerdos tortuosos y palabras hirientes como "souvenires" que me acompañarán hasta mi tumba....

Las discusiones se hicieron frecuentes. Sé (y estoy consciente de ello) que ambos éramos los culpables al ser tan tóxicos, pero yo no podía evitar sentir que ella no hacía lo suficiente o no se esforzaba para mejorar. De cierto modo, ya me tenía cansado seguir la misma rutina de siempre: Ruby y yo discutíamos, al poco tiempo ofrecíamos disculpas al otro y nos tratábamos de la manera más empalagosa posible..., tan empalagosa que parecía adictiva. Todo como un ciclo sin fin.

Con el paso del tiempo, nuestros desacuerdos iban en aumento (llegando a ocurrir más de dos veces en un mes). Noté que ella había dejado de hacer las mismas cosas que hacía antes conmigo y tal actitud suya me dolía profundamente....

Para resumir, una noche en la que le dije calmadamente una sugerencia para mejorar su personalidad, empezó a actuar distante y, luego de unos minutos, decidió romper conmigo..., dejándome destrozado.

Al recordar esos hechos, me doy cuenta de lo incomensurablemente grande que es la grieta metafórica que llevo en mi pecho, pero al mismo tiempo es una pequeña ansiedad que me invade cada vez que me detengo a pensar en esa mujer

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