No me importa si estás vestido

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Llegó la mañana, hace rato que despertaron y Sirius no sabe cómo pero de alguna manera logra completar su rutina de las mañanas. Afortunadamente casi no durmió anoche y aunque ese pensamiento lo guía a la ducha con una sonrisa, se siente todavía bastante adormilado.

Odia estar quieto, necesita mantenerse activo, considera bajar, ir al gimnasio, de compras, llamar a su familia o simplemente fastidiar a Kingsley un rato, también piensa en lo temprano qué es y que se siente muy cansado pero no encuentra motivos para regresar a la cama, aunque principalmente sea porque Remus salió a correr en algún momento de la madrugada.

Piensa en Remus y vuelven los recuerdos de las cosas que sucedieron en la habitación horas atrás, perdiéndose en los momentos que compartieron, en especial los besos. 

Los besos usualmente son incómodos, extraños, demasiado secos, demasiado húmedos, raros.
Besar es que casi nunca alguien esté a la altura de lo que te habías imaginado, a lo máximo que puedes aspirar cuando das un beso es a que la otra persona te corresponda.

Pero luego, luego está ese beso.

Se recuesta con una libreta y con ese recuerdo en mente comienza a escribir, sintiéndose como el mejor maldito poeta del siglo veintiuno, dónde las palabras fluyen, una pequeña melodía suena en su mente.

______

Más tarde se siente medianamente satisfecho y  junto con el estómago vacío decide pedir servicio a la habitación, aunque realmente no suele desayunar más de una taza de té y un cigarrillo, así que es exactamente lo que pide que le traiga.
Abre instagram para ver las fotografías de anoche, el nuevo editor realmente sabe que carajo es lo que está haciendo, capturó completamente la esencia que Marlene y él habían planeado. Pública una foto que sabe que probablemente le costará un regaño de Kingsley, no porque sea explícita pero sí por no pedir autorización. También contesta un par de historias, desde algunas de sus seguidores hasta el vídeo de Regulus desayunando.

Decide llamarlo.

Desde que salió de casa un par de años atrás su relación se deterioró mucho. Marca su número e inmediatamente cierra los ojos deseando que la línea al otro lado sea atendida.

—¿Sirius?

—Uh Reggie ¿Qué tal va todo?

El hombre al otro lado de la línea se queda unos segundos en silencio, pero poco después escucha una suave risa. —Idiota, me asustaste. Creí que era una emergencia—. De fondo escucha a Regulus abrir una ventana. —Todo va increíble, abro desfile en unas semanas. También tengo una campaña grande, pero falta bastante todavía, de hecho creo que estará uno de tus amigos.

—Eres un pequeño hijo de puta, apaga ese maldito cigarro.

—Oblígame, señor coherencia.

—Apágalo maldito mocoso malcriado o te juro que lo haré yo mismo—. Sirius sabe que su hermano inhaló todo lo que sus pulmones le permitieron para fastidiarlo. —Ya no soy un niño.—¿Así es como un veinteañero pasa sus fines de semana? Haciéndose mierda.

—Oh, claro que no. Ayer me acosté con cuatro tipos en una fiesta clandestina a las orillas del mar.
Sirius en serio estuvo a punto de colgar asqueado. Pero Regulus se le adelantó. —Para ser sincero, ayer vi tu presentación. Lo estás haciendo muy bien.

Otra vez silencio, Sirius odiaba el silencio casi tanto como estar quieto. En casa, cuando eran más jóvenes y vivían con sus progenitores no solían comunicarse asertivamente, no hablaban casi nunca, su familia era más de gritar. Eso jodió sus habilidades sociales por muchos años.

Pero ahora todo era mejor.
—Regulus.
—¿Si?
—Significa mucho para mí. Significas mucho. Y creo que en tu última portada estabas resplandeciente.
—¿La viste?
—La compré. He comprado todas en las que sales a decir verdad.

Regulus nunca fue muy conversador, ni en casa ni en el internado, e inevitablemente las veces que hablaba era con fines sarcásticos, sin embargo Sirius prefería eso a que no hable en absoluto. Hace poco comenzó a hablar más, pero en cuanto a emociones aún habían momentos que no sabía cómo reaccionar. —De verdad ya tengo que irme, me dio gusto saber de ti.
—Uh, espera.— Sirius no sabía porque estaba tan ansioso, pero continuó hablando mucho más rápido de lo planeado. —Me gustaría que estés en alguna de mis presentaciones. Es decir solo si puedes,si te parece conveniente tengo varias ciudades, pero ya sabes, yo puedo mover alguna fecha si estás muy ocupado, bueno también necesitas querer ir y realmente no es la gran cosa pero...

—Me encantaría, envíame las fechas ¿si? Cuídate.

Sirius escucha que llaman a la habitación y antes de preguntar, cree que Regulus murmura algo como gracias, él responde te quiero y su hermano cuelga de inmediato.

Alguien lo llama tocando otra vez a la puerta, lanza su celular para busca sus zapatos, pero cuando estaba a punto de levantarse, la puerta se abre. Antes de gritarle al intruso que salga y se vaya la mierda, alza la mirada y visualiza a un Remus que le tendía una cajetilla, todavía con el cabello húmedo, usando una camisa verde que resaltaba sus ojos de una forma tan hermosa. —Tienes una entrevista, deberías estar abajo para el desayuno con la prensa.

Sirius ya no puede contenerse y comienza a externar sus pensamientos—Eres hipnotizante—. Puede ver como la postura de Remus cambia, sin embargo este sigue mirando fijamente a su tableta.
 
—Luego tiene que tomarse fotos para publicidad.

—Hipnotizante como un eclipse de sol.— El lunar en la mandíbula tensa de Remus llama su atención y ahora, con el amanecer puede darse el lujo de contemplarlo adecuadamente.
Los lunares son como estrellas.

—Después debería pasar por el estudio.
Y Remus tenía un maldito universo tatuado sobre su delicada piel oliva. Desde el rostro con una suave lluvia de estrellas, recorriendo su cuello y besando su espalda.

—Como un regalo a la humanidad.
Sirius comenzó a desabrochar el primer botón de su camisa en cuanto siente el peso de Remus en su piernas.
—Cállate.
—¿Es esa la manera de hablarle a su jefe, señor Lupin?— Lo sujeta por la cadera.
—Ahora recuerdas que eres mi jefe.— susurró Remus en su oído. —Tengo en mente otro uso para esos labios.
Pero a penas Remus le da acceso a su cuello, escucha a Kingsley gritar desde afuera. Y Sirius quiere lanzarse de un quinto piso.

—Te están esperando Sirius, maldita sea. No me importa si estás desnudo, mucho o poco, tengo la tarjeta de acceso y entraré en los próximos quince segundos si no me abres.— Sirius le grita que entre. —No, ya lo reflexione y sí me importa que estés vestido.

El maravilloso regalo de dios que tiene sobre sus piernas le susurra que al anochecer pueden ir a su departamento. En menos de un minuto está vestido y repasando los nombres de los invitados.

Es Remus quién abre, pero Kingsley está centrado en su celular. —A veces siento que no me pagas lo suficiente.— Kingsley entra a la habitación y nota la presencia del más alto, se gira hacía Sirius e inmediatamente lo regaña —Cada vez que te veo me robas un año de vida.

Kingsley se gira de inmediato para cuestionar a Remus, —¿Nada de fiestas? Parece que sigue sin dormir un carajo.

—Ni una sola.

—¿Nada de diversión?

Sirius los observa, divertido. —No, ni siquiera un poco.

Fragmento del borrador que escribió Sirius ;)

Me tiene encantado el milagro de tu cuerpo
tu sonrisa es un centello de sol
tus ojos brisa de media noche

Pero tú, no eres un centello ni una brisa
eres un regalo a la humanidad
cómo un ángel
cómo las estrellas
cómo todas esas cosas hermosas

No eres ninguna de esas cosas
eres aún más precioso
un chico dulce con una buena sonrisa.

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⏰ Última actualización: Jan 09 ⏰

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