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Agradeció a quién fuese que se encontrara allá arriba por permitirle despertar y ver la luz, pues de verdad temía que el noruego decidiese quitarle la vista. No se imaginaba a sí mismo sin alguno de sus sentidos, por algo fue que estafó a 100 adolescentes para pagar su visor.

Desafortunadamente, parecía que no había corrido con tanta suerte. En un intento por levantarse a estirarse terminó en el piso, apretando con fuerza debajo de su estómago mientras su cuerpo se posicionaba en el menor espacio posible.

—¡MALDITO COMUNISTA ESTÚPIDO, JÓDETE EN EL INFIERNO!

Pataleaba y se achicaba cada vez más, intentando no dejar las lágrimas fluir para que su visor no se manchase. Mordía con tal fuerza su lengua que, después de unos minutos, terminó sangrando.

Al final salió vencedor, ya que después de pasar por 15 minutos de agonía en su cúspide, quejándose y apretando la zona con toda la fuerza que poseía, el dolor desistió. Se apoyó contra la pared en busca de una mejor estabilidad sin necesidad de levantarse, jadeante y sin muchas fuerzas para siquiera abrir los ojos.

Su martirio llegó en el momento en que parpadeó, pues fue una cuestión de segundos antes de encontrarse con el líder rojo justo delante de él. Su porte soberbio y burlón lo analizaba con gracia, y su mirada de arpía penetraba su cuerpo tal cuál lo haría un león a su presa.

—Parece que alguien no amaneció bien.

—Parece que alguien está ocioso.

—No vine con el afán de pelear, Thomas. No hoy— Se arrodilló frente a él e intentó apartar sus manos de la herida, sin éxito alguno. —Déjame revisar.

—¿No te bastó con manosearme ayer, pervertido?

—Te lo estoy pidiendo de la mejor manera, intento respetar que estás recién operado.

—Que se joda tú respeto.

—Por mi mejor— Tomó sus muñecas violentamente y las colocó arriba de su cabeza, con el británico agonizando por segunda vez a causa de la brusquedad. —Te advertí.

Levantó su camisa con poco cuidado, metiéndola entre los dientes del contrario para que la sostuviera y le sirviera para amortiguar el dolor. Con las puntas de sus dedos empezó a palpar cerca del vendaje, en busca de alguna señal que le avisara de una hemorragia o sutura mal hecha.

—Estás bien, la operación fue exitosa.

—¿¡LE LLAMAS EXITOSA A QUE SIENTA COMO SI ME DESCOSIERA POR DENTRO!?

—Te dije que te sentirías terrible. Pero tuviste suerte, solo tú y el sujeto de pruebas anterior sobrevivieron.

De repente, fue como si su tormento se desvaneciera para abrir paso a la duda y el temor.

—¿Sobrevivieron..?

—Perdí la cuenta después del 73, pero tuvimos que usar a mucha gente antes de que la cirugía fuese efectiva.

—No.. Entiendo..

La muerte era un tema más habitual en su vida de lo que le gustaría, mas era por otros factores, jamás experimentos.

—Vine a asegurarme de que estuvieras vivo, y en caso de que sí, explicarte que sucedió, porque no soy tan desalmado.

Todavía percibía el sarcasmo en su voz y la risa en su expresión, con la excepción de que ahora hablaba en un tono más grave; hacía eso cuando iba a decir algo importante.

Salió de la habitación unos minutos y, para cuando volvió, traía consigo una pizarra electrónica y un chip de ID.

—Espera, eso..

𝑰𝒏𝒄𝒖𝒃𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 𝟕𝑯𝟎𝑴𝟒𝟓.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora