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Hoy era 2 de enero.

De alguna manera le hacía feliz no estar más en oscuridad de ignorancia sobre la fecha en la que se encontraban, pero hubiera deseado más saberlo al menos unos días antes.

La razón radicaba en que mañana era el cumpleaños de Tord.

Y si bien, normalmente lo olvidaría o ignoraría, ahora no podía. Antes de que se fuera, tendía mucho a hacer una gran fiesta en honor a él, como el narcisista que era (aunque menos que Matt); no hace falta decir que se salían de control.

Siempre se podía encontrar alcohol, cigarros, y algunas drogas, que en su mayoría eran antidepresivos molidos. Los policías ya los conocían gracias a que los multaban todos los 3 de enero debido a un ruido excesivo, e incluso los vecinos solían irse de vacaciones en esos días con tal de no vivir ese alboroto; parecía un antro de mala muerte y con falta de gestión.

Tenía 11 años sin estar presente en un evento así, y aunque le gustaría poder omitirlo una vez más, parecía que aquí se rompía el récord. Especialmente porque podía escuchar al equipo médico murmurar a lo lejos, hablando sobre los cumpleaños pasados del líder rojo; siempre "asombrosos" y "espectaculares".

Deseaba quitarse el aparato que llevaba en el vientre, salir corriendo y tirarse del quinto piso. Sin embargo, la vida no era tan buena con él cómo para permitírselo, por lo que su única opción era esperar hasta que la doctora Fiona terminará de darle los estudios al nórdico.

—Agradezco tu esfuerzo y dedicación, Fio.

—Siempre es un gusto trabajar contigo.

—Vendre más tarde por sus suplementos, por mientras, quiero que vigiles de cerca a Osa Mayor y Osa menor.

—Entendido, haré un reporte.

—Lo llevas con Paul y le dices que es urgente.

La doctora hizo una seña delante de su pecho, y desapareció con rapidez de la habitación junto con su equipo médico. Ya solos fue que el escandinavo se sentó a lado del menor encima de aquella plancha metálica, mirando los papeles que recién le habían sido entregados.

—Vas muy bien para ser la semana 12. Incluso pudimos verlo mejor.

—No me interesa.

—Por ahora es solo uno; me hubiera encantado que fuesen gemelos, pero supongo que eso será después— Le gustaba releer el informe, pues eran los resultados que quería. —Será increíble.

—Para tí.

Tord rodó los ojos ante su comentario, ya que siempre le molestaba cuando solo opinaba mal del que sería su bebé. Dejó de lado el reporte y tomó del rostro a Tom, como ya era costumbre, para obligarlo a verlo cara a cara.

—Sí, será increíble PARA MÍ.

—Fue lo que dije, ahora cállate.

—¿Cuál es tú problema, carajo? Si la estas pasando bien.

—¿Te parece?— Sonrió amargamente, enseñándole sus manos temblorosas. —Apuesto a que también mueres por luchar contra traumas y tener un parásito dentro tuyo que no puedes matar.

—¿Parásito? Es MI bebé, testigo.

—Por eso lo digo.

—Tú solo lo vas a llevar 9 meses y lo darás a luz— Lo soltó con brusquedad, ya cabreado por sus palabras. —Jamás te dije que los fueras a criar tú.

—¿Ah?

—¿Qué pensabas? Te lo dije. Vas a ser la incubadora del líder rojo, no la madre de sus hijos; jamás permitiría que alguien como TÚ criara niños.

𝑰𝒏𝒄𝒖𝒃𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 𝟕𝑯𝟎𝑴𝟒𝟓.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora