Las visitas de Maximilian se comenzaron a hacer cada vez más frecuentes, al grado en que incluso Tori, o como Tom la llamaba, Nala, lo reconocía inmediatamente al escuchar su voz; lo reconocía más que a Tord, que a duras penas veía.
Por lo mismo, los días del británico habían sido más tranquilos, pues solo llegaba a ver al líder rojo cuando se levantaba en la madrugada, mayormente porque su hija tenía hambre o había tenido una pesadilla.
No podía decir que la quería, porque sería mentira. Aún le guardaba resentimiento a la pequeña, sin embargo, la toleraba más que en un inicio; tenía su encanto a pesar de todo, y realmente era tranquila a comparación de Emil.
—Toc toc, ¿podemos pasar?
—¿Para qué preguntas si ya estás adentro?
—Por educación que tú no tienes.
—Jódete.
—Shh, lenguaje.
Señaló a su pequeño con la mano, quien venía agarrado de su mano con una paleta en mano, o de otro modo los habrían escuchado en el pasillo.
—Wow, ¿vinieron caminando todo el camino? Creí que los niños eran lentos.
—Lo son, lo traje cargando.
—Ah, vaya. ¿Cuántos años tiene?
—Un año y cuatro meses, ya esta grandote.
—Es lo que veo.
Después de cerrar la puerta, el pequeño Emil se lanzó a correr a donde estaban los juguetes, impresionado por la cantidad que había; eran más de los que jamás había visto.
—¿No habla?
—Claro que sí, nunca se calla. Solo se vuelve mudo con gente fuera de Oliver o yo.
—Que bendición. ¿Y porqué está llorando?
Su confusión y nerviosismo se alzó en el momento en que se dió cuenta de que el niño escurría lágrimas mientras jugaba, ya que aunque no emitía ningún sonido, le parecía estresante no saber la razón del llanto de un niño; más que nada porqué en cualquier momento podía escalar a berrinche.
La mirada apenada del mayor le dio a entender que el motivo no era de preocuparse, pero aún así podía sentir que algo no estaba bien. No obstante, no preguntaría más, ya que no trataba de presionarlo a que le dijera todo.
—Nala ya tiene 8 semanas.
—Wow, eso es increíble.
—No tanto.
—¿Porqué?
—Pues..— Suspiró, sintiéndose débil por aceptar sus miedos. —Me da pánico pensar en que un día el estúpido de Tord va a venir a decir, "Ey, quiero otro hijo", y volverá a.. Bueno, se entiende.
—Oh— Palmó su espalda como apoyo. —No creo que sea tan pronto.
—No lo conoces, es un maldito.
—Sí, precisamente por eso agradezco no saber ni como luce.
—No ayudas.
—En fin— Continuó vigilando a su niño, solo para ver que se comportara. —Podrá ser un maldito, pero ya te ha demostrado que estúpido no es.
—¿Qué quieres decir?
—Va a sonar feo, ¿éstas preparado?
—Al carajo, solo dilo.
—Si planea seguir usándote de incubadora, no te va a desgastar tan pronto— El gesto entristecido del menor le dijo todo. —Te dije que dolería.
—No me duele.
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𝑰𝒏𝒄𝒖𝒃𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 𝟕𝑯𝟎𝑴𝟒𝟓.
General FictionHan pasado años desde aquel incidente con el robot gigante, y los 3 chicos ya no son como les gustaría. No sólo hablando en cuanto al físico, sino también a sus actitudes como consecuencia al trauma. Thomas no ha sabido nada de Edd y Matt desde hace...