Hogwarts

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-¿Seguro que es por aquí? -pregunté con desconfianza.

-Que sí... sigue caminando y deja de darme por el culo.

Este es mi agradable compañero de viaje y vida, Altaír. Lo conozco desde hace demasiados años y podría decirse que hasta compartimos mente.

>>QUE CAMINES MÁS RAPIDO.

-QUE YA VOY.

Sin él estaría perdida o puede que muerta.

Al terminar de subir la montaña, justo frente a nosotros, bañado por el radiante sol, se extendía un enorme prado junto a un lago, y allá, al fondo, un inmenso castillo.

-Ahí es -sonríe-. Por fin hemos llegado.

-¡UNA MIEDA! Ahora hay que llegar al puñetero castillo.

-Así adelgazas, culo gordo.

-Vete a la mierda.

Le tire una piedra en vano, no le hizo nada como siempre.

Seguimos caminano. Nos llevó un buen ratazo llegar, y lo peor es que hace algo de frío porque estamos a mediados de Octubre.

>>Ahora sí que hemos llegado -miro la gran puerta-. ¿Cómo se supone que vamos a entrar?

-Se supone que tienes una varita.

-Ups, lo olvidaba. Alohomora.

La puerta se abrió y pudimos entrar.

>>¿Estás seguro de que aquí hay gente?

Altaír no dijo nada al respecto, tan solo propuso que diéramos un paseo.

>>Nadie va a ayudarnos.

-Solo espera.

Caminamos durante hora y media por algunos pasillos. Altaír me decía que siguiera caminando y no parase, pero yo estaba cansada, así que me apoyé en una pared.

Poco me duró ese parón porque en cuanto escuchamos voces tuvimos que salir corriendo. Altaír me iba guiando hasta que llegamos a un patio de piedra en el que había una fuente en medio.

Altaír, voy a matarte.

Estaba acojonada. En cuestión de segundos me rodearon más de 500 personas. Si decidían atacar, me matarían.

-No van a matarte, retrasada -Altaír empieza a reírse-. ¿Crees que te traería a tu propia tumba?

Un anciano con camisón gris y una enorme barba grisacea se acercó a mi. Yo fui reculando hasta chocar con el borde de la fuente. Lo único que hice fue apuntarle con mi varita. Solo fue un acto reflejo, no quería hacer daño a nadie.

-Puede bajar su varita -habla con mucha tranquilidad-. Soy Albus Dumbledore, el director de esta escuela. ¿Cómo te llamas?

Bajé la varita, pero no la guardé.

-No le digas tu apellido -ordena Altaír.

-______.

-¿Qué más?

-Eso no importa.

Cada vez nos rodeaban más curiosos.

-No viniste a Hogwarts por pura casualidad, ¿o me equivoco?

-Díselo -dice Altaír.

-Estoy buscando a Bellatrix Lestrange.

Alrededor nuestra se escucharon murmullos, sobre todo de una zona en concreto donde había un chico rubio con la mirada clavada en mi.

¿Qué mira ese?

-Ya te lo explicaré todo.

-Profesora McGonagall -habla el anciano en tono bajo-, usted y el resto de los profesores lleven a los alumnos a sus casas, y acompañen a las dos escuelas visitantes a sus respectivos sitios. Señorita _______, si es usted tan amable, acompáñeme a mi despacho. Creo que será mucho mejor que esto lo hablemos en privado.

Le seguí hasta su despacho. Altaír iba detrás cantando Dancing in the moonligth. Siempre va a su puta bola y eso mola mucho. Es un lujo que no me puedo permitir.

-Adelante -seguí al director al interior-. Siéntese, por favor. ¿Un caramelo de limón? -hice una mueca-. Vamos, no están envenenados.

-Gracias.

Cogí uno.

-Ahora que estamos cómodos -el anciano se toma otro-, dime, ¿qué interés tienes en Bellatrix Lestrange?

-Díselo, ahora no os escucha nadie -dice Altaír.

-Mató a mis padres -dije sin rodeos-... delante mía. Yo me protegí como pude, solo estaba torturándome, en ningún momento intentó matarme.

Dumbledore estaba sumido en sus pensamientos.

-Ha sido muy atrevido por tu parte haber dicho eso delante de los Slytherin -comenta-. Puedes quedarte en este castillo si así lo deseas, pero te recomendaría otra casa. Podrías ir a Gryffindor. Allí hay un joven, Neville Longbottom. Puede que os llevéis bien. Oh -la puerta se abrió detrás mía-, profesora McGonagall, lleve a esta joven a la torre de Gryffindor si es tan amable.

-Por supuesto -sonríe-. Sígueme.

Seguí a la mujer sin saber exactamente a dónde me llevaba. Solo sé que no dejaba de caminar. Paramos cuando llegamos a un cuadro con una señora dibujada. Este se abrió como si fuese una puerta y entramos por un agujero en la pared.

-Alumnos -todos atendieron como en el ejército-, esta es ______. A partir de ahora pertenece a nuestra casa. Espero que sea bien acogida.

La señora se fue y me dejó ahí de pie con la mirada de todos clavada en mi jeta.

-Que feos son todos -dice Altaír-. ¿Dónde cojones vamos a dormir?

Y a mi que me cuentas, fue idea tuya venir aquí.

Nadie se decidía a empezar a hablar, excepto una chica pelirroja que se acercó a mi.

-Soy Ginny Weasley -me estrujó la mano.

-Un placer.

-Debes estar cansada. Puedes dormir en mi habitación, si quieres.

-Sería genial -sonrío-. Muchas gracias.

Seguí a la chica, subimos todavía más escaleras...

-Esta será tu cama y esa puerta es el baño. Hermione duerme en aquella, pero ahora mismo está abajo. Mañana te acompañaremos a clase. ¿A qué curso vas?

-Pues... no lo sé.

-¿Cuántos años tienes?

-14.

-¡Que guay! Estás en el mismo que Hermione y que mi hermano. Iré a buscarla, tú puedes... bueno, haz lo que quieras. Subo ahora.

Ginny salió de la habitación. Yo solo me tumbé en la cama y cerré los ojos, pero algo perturbó mi intento de sueño.

-¿Y para mi no hay cama o qué? Los muertos también tenemos que descansar.

-Puedes tumbarte conmigo.

Oh, olvidé decirlo... Altaír... bueno, Altaír es... un fantasma.

>>Altaír, ¿por qué no quisiste que le dijera mi apellido?

-¿Cómo crees que se habría quedado si supiera que eres una Dumbledore?

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Os lo prometí hace mucho tiempo y aquí la tenéis. ¡Empezamos una historia con Altaír! Espero que la disfrutéis.

AltaírDonde viven las historias. Descúbrelo ahora