💮Capítulo II💮 (Parte 2)

27 3 0
                                    

Metanoia.

Narel

Salgo del elevador y encuentro frente a mí un angosto pasillo de cerámica blanca, paredes de un color grisáceo con cuadros de pinturas abstractas, sillones negros de espera, y un escritorio donde se encuentra otra mujer que parece ser su secretaria personal, frente de esta hay una puerta tallada de madera oscura enorme con una placa donde se lee: CEO.

Me percato que no hay nadie más para entrevistar solo yo, me acerco con premura al escritorio.

- ¡Buenas tardes! estoy aquí para la entrevista... -me corta

- ¡Buenos días!, soy Rachel, el Señor Ross la espera dentro. Me indica que vaya hacia la puerta.

Camino hacia la puerta aun ensimismada en lo mismo; "que sea solo un hombre gordo y calvo que necesita que alguien le ayude a su secretaria"-murmuro para mí.

Abro la puerta y lo que me recibe es todo lo contrario a mi imaginación.

Él está recargado frente a su escritorio, al verlo su complexión parece ser atlética, pareciera ser más alto que el promedió, con cabello negro como la noche ni demasiado liso ni muy ondulado;con rasgos definidos y bien marcados, su tez es clara y sonrojada lo que le hace verse más guapo incluso de lo que ya es; pero sus ojos son de un color azul intenso difíciles de confundir, que a la luz parecieran de un tono celeste.

Checa la hora en su reloj viendo si llegue a la hora indicada, podre ser todo lo que quieras, pero jamás he sido una impuntual en la vida.

Él toma asiento-Buen día Señorita Lakewood es un placer conocerla, adelanté tomé asiento por favor.

Y si su físico lo compensaba todo, su voz era grave y madura tanto que denotaba autoridad dándole un plus de hombre "perfecto".

Él es el hombre que cualquier chica quisiera para sí, lamentablemente no era mi tipo, pero no he de negar que es un hombre hermoso y sobre todo maduro, pero probablemente seré su empleada si me quedo aquí y como dice mi mama "nunca mezcles trabajo con placer "y estoy muy, muy de acuerdo.

Me quedo anonadada al pie de la puerta, soy consciente de ello y carraspeo un poco -Buenos días...- mi voz suena más débil de lo que imagine, doy un traspié al tomar asiento.

- ¿Señorita Stone, quisiera saber si sabe de qué trata el trabajo? -me mira dudoso y va directo al grano, ni siquiera dijo buenos días.

-Quiero suponer que es para ayudarle a su secretaria o algo así-hablo rápidamente- sinceramente no estoy enterada ya que me especializo en otra cosa y dudo mucho que sea para algo de procedencia dudosa. -Muestro una sonrisa un poco forzada y estoy segura que deja ver todos mis dientes.

Me mira fijamente enarcando una ceja así que tartamudeó un poco.

- L-lo q-que quise decir es que necesito este trabajo, aunque no sé de qué trate, soy una persona muy confiada y no creo que mis amigos me hayan mandado con un mafioso que se hace pasar por Ceo. -rio como idiota, yo sé que no es gracioso, pero esto es más una risa nerviosa que tratar de serlo.

Mierda-a... creo que la cague, me refriego fuertemente mis manos sudorosas contra mi falda, tengo que estar preparada para que me den el típico:

"Gracias señorita por su tiempo le llamaremos si quedo para el puesto".

O simplemente "puede retirarse no me interesa una persona que haga de payaso".

Hace una mueca como si quisiera reírse y se estuviera conteniendo- ¿Tiene antecedentes penales?

- ¿Qué-e? -contesto. El Carraspea un poco fuerte.

-Que si tiene antecedentes penales?

Eso me ayuda a salir de mi estado nervioso, así que me pongo seria tratando de controlar mi temblor corporal.

Recelo ¿No debo quererte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora