lost & found (one direction fanfic)

08: motel room.

—Ahora vamos a realizar el problema de la página treinta y cin...

La profesora de matemática estaba hablando pero el timbre del recreo la interrumpió, y todos sonrieron aliviados y se levantaron de sus asientos excepto los dos alumnos de la primera fila, quienes parecían ser los únicos interesados en su asignatura.

—La treinta y cinco. Gracias por esperar. —le dijo a ambos, se sentía bien saber que no hablaba para las paredes solamente.

Zowie anotó la página que había que hacer en su cuaderno y se levantó de su asiento para ir al recreo. Tom esperó unos segundos para hacer lo mismo, no quería que pareciera que la estaba persiguiendo o algo por el estilo.

—¿Hablaste con Lukas? —le preguntó Joanna a Zowie mientras esta última guardaba los libros en su casillero.

—Sí, le presté la calculadora hace unos minutos. ¿No nos vieron? Fue un momento candente. —bromeó la morena en lo que se llevaba un chicle a la boca.

—Sigo creyendo que deberías invitarlo a salir. —opinó Mia.— Se nota que hay química entre ustedes, y antes de que hagas una broma de nerd sobre la química, solo te digo que la pasarían genial juntos. Se llevan de maravilla, ¿Qué puede salir mal?

Muchas cosas podían salir mal. Zowie estaba segura de eso. Lo único que quería era protegerse a ella misma, sabía que no podía confiar en los chicos de preparatoria y no quería tener que transferirse de escuela otra vez por culpa de uno. Había aprendido de su error. 

Sin importar que tan dulce se veía un chico, que tanto aparentaba preocuparse por ella, que tanto todo el mundo lo adoraba... Todos terminaban siendo la misma basura sino les daban lo que querían. Su primer novio lo había dejado bien claro. Cuando recién se transfirió al internado, Zowie no pudo entender como un chico como Derek se estaba fijando en ella. Y luego de que haya insistido bastante, aceptó el salir con él. La ayudaba a distraerse, lo único que ella quería era olvidar por unos momentos el gran desastre que era su vida y como su madre había fallecido hacía menos de un mes. Ella solo quería gustarle, la ayudaba a sentirse menos sola, no tenía a nadie en el mundo y cuando ese chico decía que la amaba... Hasta sonaba creíble. Te amo, esas dos palabras la llevaban a acceder a casi cualquier cosa, porque en ese momento es todo lo que ella quería, sentir que al menos una persona aún la amaba y la recordaba. Eso la llevó a su primera relación sexual, en la primera semana de noviazgo y en un área muy gris del consentimiento. Cuando le pidió fotos íntimas, supo que no tenía que enviarlas, pero luego él uso esas dos palabras, y ella volvió a acceder. Y luego, cuando quiso volver a tener relaciones sexuales y ella se negó, porque no se sentía cómoda, el aprovechó para difundir las fotos con toda la escuela.

Zowie se sintió mal, claramente. Pero decidió no demostrarlo. Se dio cuenta de que los chicos que la llamaban zorra eran los mismos que le llenaban el teléfono de mensajes para intentar estar con ella, a pesar de decir que jamás saldrían con una chica así delante de los demás. Y también se dio cuenta de que las chicas que la criticaban y se reían de ella, eran las mismas que en el fondo temían que les sucediera lo mismo que le estaba sucediendo a ella. Encontraba tranquilidad, la poca que podía, en comprender que cualquiera podía ser víctima de la violencia sexual y la misoginia, pero ella jamás estaría del lado de las personas que se ríen de eso. Sentía que era lo suficientemente madura para jamás estar del lado del agresor y sentía lástima por las personas que lo estaban. Podía ser muchas cosas y podían decir muchas más cosas sobre ella, pero jamás sería una idiota. Y jamás mortificaría a una mujer por cosas por las que a los hombres aplauden. Ella solo esperaba que algún día los demás lo entiendan y sean más amables.

Claramente, en el momento de lo sucedido, no tenía la consciencia y la sabiduría que adquirió luego, e intentó hacerse daño a ella misma. Pero, luego de un tiempo se dio cuenta de que si ella no le daba importancia a lo sucedido, a los demás se les pasaría en algún momento. Y así fue como pudo pasar un año sin hablar con absolutamente nadie, sin salir de su cuarto, adelantándose de año para no tener que volver a ver a sus compañeros.