lost & found (one direction fanfic)

18: la torre y la estrella invertida

—Abuela, ¿Es necesario hacer eso ahora? Me muero de sueño. —dijo Zowie al ver como su abuela se paseaba por la habitación con un palo santo.

Hasta el gato estaba bostezando de lo cansado que estaba, pero Gloria tenía que asegurarse de echar a cualquier energía negativa que pueda haber en esa casa antes de dormirse.

—Ya casi, mi Zozo. Sabes que esto es importante. —respondió Gloria, prestando suma atención a lo que hacía.— Estaba pensando, y sería buena idea que mañana el chico ese, tu amigo, nos lleve a una de esas ferias donde puedes comprar comida, especias, hierbas y todo eso. Su madre me dijo por teléfono que conoce uno de esos lugares.

Al escuchar eso, Zowie negó con la cabeza, mientras una sonrisa irónica aparecía su cara y mientras veía como en menos de dos horas Gloria se había adueñado de su habitación, se había quedado con su cama, había cambiado las cosas de lugar a su antojo y se había traído todos los juguetes vudú con ella.

—No cambiaste nada. —comentó Zowie un tanto decepcionada.

—Porque sigo viéndome joven, lo sé. —le respondió Gloria sin prestarle mucha atención mientras terminaba de pasar el palo santo por los alrededores de la puerta.

Zowie negó con la cabeza, sin ni siquiera saber porque se esforzaba en tratar de hablar con alguien que jamás la escuchaba.

—Sigues usando a las personas a tu antojo. Siempre lo hiciste y siempre lo harás, ¿Drogaste y pusiste a dormir a alguien? No te importa, porque conseguiste que mañana te lleven a donde querías ir. Lo podrías haber lastimado y ni siquiera te importo. —le dijo, señalándola con el dedo.— Todo siempre tiene que ser como Gloria quiere, donde Gloria quiere y cuando Gloria quiere. Y fui una estúpida por creer por un momento que habías cambiado o madurado un poco.

Luego de la euforia del reencuentro, la realidad salía a la luz y esta era que Zowie y Gloria no se llevaban para nada bien. Las dos se amaban con la vida, pero no podían pasar mucho tiempo juntas sin que eso terminé en una pelea, que siempre regresaba al mismo motivo. Janiné siempre había sido la mediadora entre ambas, la única que podía lograr que ambas energías tan opuestas se neutralicen y quien las unía. Y sin ella, lo único que las dos lograban estando juntas era extrañarla aún más, porque la presencia de la otra siempre les recordaba a quien habían perdido.

—¿Y me estás diciendo todo esto por el accidente con tu amigo o lo tenías escrito y esperabas el momento para soltarlo? —inquirió la matriarca, con una media sonrisa.— Porque suena a que lo tenías guardado hace mucho. Ve adelante, ¿Qué más tenías guardado para decir? Te escucho.

Aunque la actitud y las palabras de Gloria hubieran intimidado a cualquiera, a Zowie no. Se consideraba inmune a sus intimidaciones, de la misma manera que era inmune a las hierbas mágicas y a cualquier otro truco que su abuela tuviera en mente.

—Escucha, no quiero pelear, solo quería decirte eso. Tómalo o déjalo, me da igual.

Dando por terminada su parte de la conversación, Zowie fue hacia el baño de la habitación, donde se puso su crema hidratante en la cara como hacía todas las noches. Por su parte, Gloria se quedo mirándola desde la orilla de la cama, esperando al momento para hablar.

—Es curioso que menciones una pelea, cuando solo estábamos conversando. ¿A qué le temes tanto? ¿A perder el control o a que alguien te diga algo que no quieres escuchar? Te es fácil creer que estás en control de todo, incluidos tus sentimientos, pero, ¿Nunca pensaste que en realidad estos te controlan a ti? El que vive preso de sus emociones jamás será libre de sí mismo.

Por el espejo, Zowie pudo ver como Gloria había dejado arriba de la cama la carta de tarot correspondiente a la Torre. La cual representa un inminente derrumbe, una destrucción causada por algo externo a la voluntad de la persona, pero, al mismo tiempo, con un sentido liberador. Ilustrando una destrucción no calculada, pero adecuada. Simbólicamente, el rayo divino que derriba a la Torre de mentiras, rompe una situación que la persona se rehusaba a ver, en su mundo de falsas ilusiones.