Capítulo IV

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Dos.

Dos años habían pasado desde que su pequeño salta montes había nacido y puso su mundo —al igual que la casa— de cabezas.

Era un diablillo juguetón y balbuceador, que, aunque había aprendido a decir algunas frases coherentes, aún balbuceaba cuando estaba que irradiaba energía, tanta como para iluminar todo un pueblo por meses.

Pero, no todo era felicidad.

Su esposa, su Emma, estaba un poco extraña últimamente.

Se cansaba con rapidez, se le olvidaban las cosas con frecuencia y muchas veces no encontraba que decir cuando estaban en medio de una conversación.

Cosa, que le llegó a preocupar. Su esposa siempre fue muy energética y parlanchina... y verla de esa manera le carcomía la cabeza de la preocupación.

Entró a su habitación yendo hacia el armario, en busca de una pelota que le había escondido a su pequeño ogrito.

Maldijo en susurros al no ver nada de una forma redonda en donde supuestamente había dejado la esfera rebotera.

Los movimientos de sus manos se detuvieron al ver unas hojas un poco arrugadas y manchadas, tomándolas en manos con toda la curiosidad del mundo.

– ¿Y esto? – Pregunta para sí, pasando su vista por los papeles, que, rápido destacó el nombre de una clínica.

Siguió leyendo detenidamente, viendo el nombre de su mujer escrito arriba con toda su información. Y esto, le llenó aún más de preocupación.

'DCL'

– ¿DCL? ¿Qué es eso? – alzó una ceja curioso, sacando su celular del bolsillo y buscando para saciar su curiosidad.

'Demencia con Cuerpos de Lewy'

Achicó sus ojos siguiendo con la investigación, y pronto, su corazón empezó a estrujarse en su pecho.

Mientras más leía, más ganas de llorar tenía.

'El paciente tiene una esperanza de vida de entre 5 a 7 años desde su diagnóstico. Su avance no se puede impedir, lo que conduce a una demencia grave, y, posteriormente, a la inevitable muerte.'

'Los síntomas más comunes de La Demencia con Cuerpos de Lewy eran los movimientos lentos, problemas para conciliar el sueño, fallo en la memoria, cambios de ánimo, alucinaciones, temblores y cambios bruscos de concentración'

Entonces, su cabeza unió todos los cabos sueltos que había con una fuerte soga, armando finalmente todo el rompecabezas.

Y maldición, estaba llorando cuando todo encajó, cuando entendió el porqué del comportamiento de su esposa y desde cuando venía todo esto.

Miró la fecha que estaba puesta en la hoja. Por un demonio, eso fue hace dos malditos años.

¡A su esposa le habían diagnosticado algo fatídico desde hace ya dos tortuosos años!

Un gran estruendo se escuchó en la planta baja, asustando y poniendo en alerta al azabache, el cual, dejó todo tirado para empezar a correr en dirección al fuerte sonido.

Al bajar fue directamente a la cocina, observando todo el panorama en segundos.

Había una taza rota en varios pedazos sobre el suelo, y, por otro lado, se encontraba su esposa apoyada en la isla de la cocina mientras lloraba agarrándose un brazo.

Aysel avanzó rápido hacia Emma, tomándola de sus hombros asustado.

– ¡¿Te hiciste daño, cariño?! – Preguntó desesperado buscando la mirada llena de lágrimas de la contraria.

La fémina miró a su esposo con tristeza, abrazándolo mientras negaba.

– No, no. E-Estoy bien, Aysel, estoy bien – Dice en medio de su llanto, señalando su brazo, para que viera que no estaba herida.

El más alto se calmó un poco, envolviendo a su esposa entre sus fuertes brazos, dejando caricias en su pelo con algo de calma.

– Emma... – Pronunció cuando la sintió más tranquila, esta hizo un sonido de que lo escuchaba para que siguiera, lo cual hizo. – ¿Cuánto tiempo te queda, Emma?

La mencionaba se separó con los ojos bien abiertos, mirando a su esposo, quien tenía los ojos marrones cristalizados. Entonces la chica supo a que se refería. Y volvió a estallar en llanto mientras negaba.

– Em... P-Por favor, amor – Suplicó a punto de llorar, la presión en su pecho estaba asfixiándolo y que su esposa no negara aquello no ayudaba para nada.

La peli castaña se encogió de hombros varias veces mientras intentaba tranquilizarse y controlar sus sonoros sollozos.

– N-No lo s-sé – Respondió derrumbándose en los brazos del hombre frente a ella.

< ¡Maldición tiempo! ¡¿Por qué quieres llevártela?! ¿No es suficiente con irte rápido cuando estás con nosotros? ¿Te satisface quebrar a una familia tan deprisa? ¡Eres una maldita sanguijuela infernal y cero empática! >

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