Prólogo

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La chica se movía rápidamente por su apartamento evitando con agilidad todas las cosas tiradas y desperdigadas por el suelo, también evitando tirar las demás cosas apiladas en las mesas y sillones mientras buscaba desesperadamente algo. Una vez cogió su bandolera se dirigió hacia la puerta del lugar cogiendo su chaqueta del perchero y dejándose la puerta abierta de su casa para segundos después volver ha cerrarla adecuadamente antes de volver a correr.

Con rapidez se subió a su moto poniéndose el casco mientras llamaba a su jefe por el altavoz que sonaba dentro de este. Esperando que cogiera el teléfono, arrancó la moto y en la pantalla que apareció en su visor puso rápidamente la dirección del lugar al que iba. Cinco tonos después, el hombre contestó.

-¡Demonios Bliss! ¿Dónde coño estás?- respondió el señor al otro lado de la línea, claramente alterado.

-En camino.- fue lo único que se dignó a responder.

-Este imbécil ha matado ya a dos de los hombres del Capitán Allen. Cyberlife ha mandado a un negociador, parece que tiene la situación bajo control pero todo sería mejor si tu estuvieras de una maldita vez allí.- se oyó su voz exasperada.

Las ruedas de la moto derraparon en un cruce cuando la chica giró a la derecha saltándose un semáforo en rojo, recibiendo varios pitidos de los demás coches. Ni se inmutó.

-Estaré allí en cuanto pueda.- fue lo único que salió de su boca.

-¡Maldita sea, más te vale Bliss! ¡Más te vale!- sin más la chica colgó la llamada.

La moto volvió a derrapar en otro cruce antes de salir disparada de nuevo.

*****

Tras aparcar la moto, la chica se quitó el casco y se dirigió con un semblante serio hasta el ascensor, solo parándose para enseñar su permiso de acceso a los policías que estaban en las puertas de este y para esperar el propio ascensor. Una vez se abrieron las puertas y fue a entrar, descubrió un hombre parado dentro el cual se quedó quieto al ver que ella estaba bloqueando las puertas.

-Discúlpeme.- habló el chico mirándola sin sentimiento alguno.

Ella se fijó en él descubriendo su vestimenta y el LED que adornaba su sien. Dio un paso hacia atrás para que el androide pudiera pasar y con esa acción él salió del ascensor. Cruzaron miradas un segundo pero el chico comenzó a andar lejos de ella. No había pasado por alto que aunque su mirada no tuviera sentimientos, si que tenía como... Un brillo de alguien que había hecho algo bien. Sin llegar a ser orgulloso.

Una vez perdió de vista al androide entró al ascensor subiendo al último piso. El capitán Allen la recibió al abrirse paso a la azotea.

-¿Dónde demonios estabas Annabeth?- gruñó el hombre frente a ella.

Ella sabía que el hombre tenia problemas de autoridad por lo que siempre invadía el espacio personal de las personas a las que pretendía humillar. Dio un paso atrás y se le quedó mirando fijamente.

-En casa, no pude llegar antes.- se disculpó la chica seria sin dar mayor explicación.

El Capitán bufó antes de dejarla vez la escena detrás de él. Un androide rubio, modelo PL600 estaba de rodillas en el borde de la azotea con múltiples agujeros de bala en su cuerpo mientras el thirium chorreaba de ellos. Su expresión era casi de... Derrota, decepción quizá. 

Un guardia intentaba controlar el llanto de una niña, posiblemente la rehén del androide, la cual estaba tirada aún en el suelo. Annabeth miró unos segundos a la niña antes de dirigirse al androide derrotado, no había mucho con lo que trabajar pero una vez se lo llevasen al laboratorio sería más fácil averiguar que desencadenó la actitud del androide.

-Tu terapeuta me ha hablado esta mañana, también tu jefe.- habló el capitán Allen detrás de ella. -Serás trasladada de departamento, no serás más mi responsabilidad.

Ella le miró desde abajo, sin mostrar la poca ira que burbujeaba dentro de ella, solamente asintió y tras dar unas palmaditas en la cabeza a la niña que ya había dejado de llorar, se dirigió de nuevo al ascensor. Sus pensamientos volvieron por unos breves momentos hacia el androide que había visto antes salir del ascensor, dándose cuenta de que unas pequeñas gotas de thirium estaban en el suelo del ascensor. 

Vaya, debería espabilarse un poco, no notó que ese chico tenía una herida. Estaba empezando a flaquear.

Su LED amarillo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora