El sol del mediodía brilla sobre una de las universidades más prestigiosas de la ciudad de Seúl, en Corea. Los pájaros cantan alegremente, llenando el aire con su melodía mientras el calor del verano alcanza su punto máximo. En medio de este escenario, Kang Yeosang camina por los pasillos de la universidad, inmerso en una conversación con su amigo Choi San. Ambos son estudiantes de la misma carrera: Criminología.
Yeosang siempre ha sentido una fascinación por los temas oscuros que rodean a los asesinos, criminales y psicópatas. Le intriga cómo estas personas pueden comportarse de manera aparentemente normal en un entorno cotidiano, rodeados de personas comunes. A pesar de su apariencia, que podría hacerlo destacar en cualquier otro campo, con su rostro angelical y un cuerpo que parece una escultura detallada, así como una personalidad tierna y amigable, su pasión por el crimen lo ha llevado a elegir una carrera complicada. Si no fuera por su dedicación a estos temas, fácilmente podría haberse convertido en un famoso Idol.
Los pasillos están llenos de otros estudiantes que se encuentran estresados por los exámenes que se acercan. Durante estos días, muchos de ellos duermen poco, les falta alimento y parecen zombies. Sin embargo, Yeosang parece ser inmune a todo esto, destacándose como el perfecto chico rubio admirado por todos.
— Ya no puedo más, no he comido desde ayer por la mañana — dice San mientras devora un sándwich con avidez, como si no fuera a comer en el resto de la semana. Quizás tenga razón. — ¿Quieres?
San es el mejor amigo de Yeosang por alguna razón. Además de ser atractivo con su cabello negro, ojos pequeños y hulluelos, es sumamente inteligente y siempre se preocupa por los demás antes que por sí mismo, aunque esto a veces lo perjudique.
— No, gracias, Sannie — responde Yeosang con una sonrisa plena mientras abre una paleta de caramelo. Se detiene por un momento al decir un pequeño "¡ah!". — ¿Entregaste los resultados a la profesora Seo?
Los ojos de San se abren como platos y en un solo suspiro ya está corriendo por el pasillo. — ¡Nos vemos luego!
Yeosang ríe internamente ante la reacción de su amigo. Mientras espera, se recuesta en la pared y se coloca solo un audífono inalámbrico en el oído izquierdo, mientras revisa su teléfono para ver la hora.
"Son las diez veintinueve de la mañana. Perfecto", piensa mientras mira la foto de su pequeño pez en la pantalla de inicio.
Sus ojos tiernos se alzan hacia la puerta frente a él, que se abre exactamente un minuto después, dejando pasar a estudiantes más jóvenes que se apresuran hacia la cafetería. Yeosang baja la mirada nuevamente, consciente de sus intenciones, esperando a que esa persona salga. Mientras tanto, juega con la pequeña paleta de sabor a café en sus labios.
— ¡Hyung! — exclama el estudiante de medicina que despierta la obsesión de Yeosang, con su cabello castaño ligeramente despeinado y una sonrisa que inquieta al rubio y unos ojos redondos que se encargan de derretir todos sus sentidos. — ¿Qué hace por aquí?
— ¡Jongho! No sabía que tenías clase aquí a esta hora — responde el mayor con una sonrisa inocente, acomodando su postura de forma casi calculada. — Solo estaba esperando a San, fue a entregar una tarea.
— Ah, ya veo. Se pone muy nervioso en estos momentos, ¿verdad?
— Sí, tiende a olvidar muchas cosas — los ojos de Yeosang brillan con una mezcla de fascinación y perturbación cada vez que habla con el joven. — ¿Tienes clase después? — no hace falta preguntar, él ya lo sabe. Por eso está allí.
— Tengo una hora de descanso antes de mi próxima clase — revisa su horario, que ni él mismo ha memorizado. — Sí, me toca anatomía después.
— ¿Te acompaño a comer algo? Debes alimentarte bien para obtener buenas calificaciones.
— No sería mala idea. ¿Ya ha comido usted?
— Aún no. Vamos, invito yo.
— ¿En serio? No es necesario, Hyung.
El rubio pone su mano en el hombro del castaño y cierra los ojos, su sonrisa se vuelve inquietantemente plena. — Anda, no te preocupes. Tú me invitas después, ¿de acuerdo?
Yeosang sabe perfectamente lo que le atrae de ese pequeño estudiante y está decidido a usar cada uno de sus encantos para atraerlo. Porque le gusta, lo quiere, lo ama de una manera fuera de lo normal.
Aunque pareciera una interacción normal, eso alimenta el amor de Yeosang.
Es ese tipo de amor retorcido, en el que la obsesión consume cada pensamiento y acción. Está dispuesto a sacrificarlo todo por un breve momento con la persona que ha convertido en su obsesión, donde cada palabra y mirada intercambiadas le emocionan de manera enfermiza. Está tan obsesionado que ha creado un pequeño altar en su armario, donde guarda esa camiseta que olvidó pedirle de vuelta, pequeños cabellos que ha soltado cuando están juntos y esos chicles masticados que ya había tirado a la basura... Pero Yeosang lo sabe, esto ya no es amor, es pura obsesión y está dispuesto a vivir por ella, sin importar las consecuencias.
Él sabe que es un impulso incontrolable tomarle fotos cada vez que lo ve.
Son pensamientos que no dejan de crear fantasías junto a él.
Es un malestar al cual está adicto, se ha vuelto dependiente de ese pequeño estudiante al punto de no poder pasar un solo día sin verlo o hablarle.
Suprimir e ignorar lo que siente ya es en vano, ha caído completamente a sus pies.
Y no permitirá que nadie más se hunda en esta perdición.

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"Tu Eres Mi Obsesión" [JONGSANG]
FanficA Kang Yeosang le gusta Choi Jongho, mucho, bastante, demasiado. Ambos van en la universidad y un simple gesto de Jongho despertó algo en Yeosang una obsesión oscura pero llena de pasión ardiente. Tal vez se arrepentiría de darle ese lápiz... O tal...