❣𝑁𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑎❣ [𝘒𝘢𝘵𝘦 𝘋𝘦𝘯𝘢𝘭𝘪 𝘺 𝘎𝘢𝘳𝘳𝘦𝘵𝘵]√

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Dilay se encontraba en un punto alto, totalmente tapada por una capucha negra, camuflandose entre la oscuridad, mirando fijamente a dos hombres que de igual forma tenían una capucha, miraban a sus alrededores, buscando algo o a alguien.

Aunque mejor dicho, lo único que esos dos hombres buscaban era su presencia.

Alec y Demetri

Esos malditos seguidores de los Reyes vulturis, sus perros calderos como a Dilay mes gustaba llamarlos.

Ella aún recordaba su vida antes de que los Reyes vulturis aparecieran en el Reino de los vampiros, antes de que llegarán y iniciaran su Reino de poder.

Dilay era una nómada libre, llendo hasta donde deseaba, quedándose cuanto tiempo quería y así manteniendo su libertad, al igual que la de muchos.

No fue hace mucho cuando se esparcieron los rumores de
"Tres Reyes" que estaban tomando el poder en Volterra.

En su ingenuidad de que ella estaba lejos de ese lugar, siguió con su vida nómada, disfrutando del don que se le había otorgado en cuanto se transformó.

Nunca espero que tomaran el control de casi todos los demás vampiros viejos, los nuevos neófitos y que cazaria a todo aquel que tuviera un don excepcional.

Y ahí es donde entraba ella, lo recordaba, estaba de paso en Francia cuando para su mala suerte se encontró con Demetri

Si tan sólo ella no hubiera...

—¡esta ahí!

Ante aquel grito se Alec reaccionó con rapidez, saliendo de sus pensamientos para desaparecer entre las sombras, viendo como ambos hombres gruñian enojados al perderla de vista nuevamente.

Con lentitud salió de entre las sombras, asegurándose que no hubiera nadie esperándola.

Estaría bien, por ahora...

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Dilay estiró su cuerpo mientras miraba a su alrededor, viendo dos cuerpos completamente muertos.

Aun recordaba el como el hombre al que ella mato rogaba por su vida, imploraba para que lo dejara vivir.

Y le parecía irónico, al igual que patético, de los dos hombres ella solo había asesinado a uno, pues el otro cuerpo tenido en el suelo fue víctima del a quien ella mato.

Los humanos eran sumamente hipócritas cuando se lo proponían, cuando ella había llegado hasta donde estaban ellos, la víctima del humano también imploraba por su vida y al hombre no le importó es más, sonreía por lo que hacía.

Y bueno ella hizo lo mismo, disfruto asesinarlo, disfruto verlo sufrir y hacer la misma cara que había puesto la víctima de el.

Los humanos eran simplemente patéticos y hipócritas.