Hungry for Life

23.

Los gritos de la afición se escuchaban por todo el Camp Nou. Banderas blaugrana y otras con franjas amarillas y rojas se movían entre la gente.

Podía sentir todos los ojos puestos sobre el.

"Me lleva la..."

—¿Estas bien? —Lewandowski se había inclinado hacia el para preguntar por su estado.

"No"

Era obvio que no. Estaba tirado en el césped con un dolor punzante en el muslo derecho.

¿Porque? ¿Porque otra vez? ¿Tenía que ser justo ahora en su mejor momento de nuevo? Parecía que la vida le odiaba tanto como para hacerle eso ahora que se venían todos los partidos importantes como la semifinal de la Copa del Rey contra el Real Madrid.

Estaba seguro que esto iba para largo.

Pero el dolor en su pierna no era tanto como el emocional. Dolía y mucho. Todos esos sentimientos horribles de su anterior lesión volvieron y parecía que su estancia iba a ser larga.

Dirigió su mirada hacia las gradas. Su hermano estaba ahí con el rostro preocupado. Pedri agradecía tanto que sus padres no estuvieran ahí porque verles con la misma cara que Fer le iba doler aún más.

Después de asentir con la cabeza hacia su hermano para hacerle saber que "todo estaba bien" llevo su mirada hacia ella. Le había costado bastante convencerla que fuera al partido y aun más con su camisa puesta. Pero era tan mala su suerte que al primer partido que fuese de el se lesionara.

"¿No podías esperar a que al menos marcara un gol o asistiera?"

Que importaba ya, ahora debía dejar de preocuparse y ocuparse.

—¿Que sucede? —se encontraba ya en la enfermería junto con Fer e Isobel.

—Ha sido una lesión en el recto anterior del muslo derecho —respondió el médico.

—¿Es grave? —daba igual la respuesta, ya sabía que iba a estar cierto tiempo de baja.

—No tanto —al ver que el canario volvía a abrir la boca volvió a hablar —De tres a cuatro semanas

Sintió como si le quitaran un peso de encima. Tres semanas no era mucho, no como la otra vez que estuvo fuera más de un mes.

—Recomiendo reposo y sesiones con el fisioterapeuta

—Vale, muchas gracias

—Por nada, nos vemos —dijo sin antes dejar algunos papeles y medicamentos para el.

—Mamá y Papá no saben si vendrán —dijo el mayor que había estado pegado al celular mientras revisaban a Pedri.

—Está bien —los extrañaba, pero era consciente que sus padres tenían una vida en Canarias y no podían dejar sus cosas por su hijo lesionado —Vámonos, por favor —por ahora solo quería tumbarse en su cama y dormir hasta que le dieran ganas de ir al baño o le rugiera el estómago, el cansancio era mucho.

El camino a su hogar parecía ser eterno.

—¿Eh? ¿A donde vamos? —se escucho una voz desde la parte trasera del auto. ¡Que tonto! Se había olvidó de la chica.

—A casa —respondió un tranquilo Fer.

—¡Para! —y el mayor de los hermanos freno de un tirón.

—¡¿Que cojones Pedro?!

—¡Isobel! Tenemos que llevarla a su casa —la mencionada sólo les veía con los ojos abiertos como platos paseando su mirada de uno a otro.