A veces huyo y me encierro en mi propio universo.
No trates de entenderme, para serte sincera,
a veces ni yo misma me entiendo.
Solo se que prefiero la soledad a tener que rodearme de gente vacía.
Que prefiero las mentes compatibles con la mía a tener que lidiar con la vanidad de lo superficial.
No soy compatible con personas apegadas a lo material.
Lo material se desvanece,
Se pierde,
Se va.
No soy compatible con lo sencillo.
No soy compatible con quienes le gusta criticar en vez de observarse hacia dentro.
No soy compatible con quien está pendiente al qué dirán.
Me gustan las cosas que no se pueden comprar, como el amor.
El tiempo,
El respeto,
La lealtad.
En mi universo no dejo entrar a cualquiera.
No soy complicada por eso, quizás mi mente lo es.
Porque prefiero las conversaciones profundas,
esas que me hacen cuestionar si estoy haciendo las cosas mal o bien.
Esas conversaciones que me hacen pensar en una existencia en el más allá.
Pensándolo bien, no soy complicada y mi mente tampoco lo es.
No es un delito pensar que con poco se puede ser feliz.
Que soy dueña de lo que permito en mi vida.
Que no necesito nada más que la paz que siento cuando me alejo de lo que no me hace bien.
Y esa calma que llega cuando se que he tomado la mejor decisión.
