CAPITULO DIECISÉIS

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La felicidad es lo que tú decides, tu solo sabes que realmente te hace feliz, dinero, amor, trabajo, música, viajes, etc. Dipper solo lo haría feliz algo, la libertad, cosa que se le fue negada por su madre, no me mal entiendan él amaba a su madre, pero la manera en que lo retuvo fue para nada psicológicamente saludable, ni para el chico, ni para su familia.

Dipper era feliz, podías ver su sonrisa, el brillo de sus ojos, ese mundo que se le fue negado, habían pasado por tanto, miro al rubio que salía de la ducha, ambos se sonrieron, el castaño voltio a ver a la ventana, sintió el peso extra.

Dipper: ¿Qué dice mi padre?, ¿Están cerca?

Bill: no, eso no es una preocupación ahora, ¿Cómo te sientes?

Dipper: Como si fuera un criminal escapando de la policía

Ambos rieron, el castaño tosió, las marcas moradas aparecieron, incluso debieron explicar en un balneario su enfermedad, la policía quería arrestar a Bill por violencia, es algo aterrador en el momento y divertido cuando ellos se acuerdan, porque tuvieron que ir hasta un hospital para comprobar que era cierto.

Dipper: Si lo dices por mi salud, no te preocupes además de la tos, los moretones y el ligero sangrado, sigo con energía

Bill: me alegro escuchar eso, ahora debemos dormir todavía nos queda un largo camino

El castaño asintió, era hora de volver a casa, harían una parada antes de eso, técnicamente solo dieron una enorme vuelta por la carretera, era hora de aceptar el final.

Me mantengo firmemente que aunque fuera una enfermedad,no estábamos listos para su perdida,era algo esperado y a la vez inesperado,mi corazón solo se estrujaba al pensar que esto ni siquiera llegaría a un final feliz como esos cuentos de hadas,era la vida real y era cruel.

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