CAPITULO QUINCE

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El rubio miro a su amado en la cama durmiendo, tal vez no lo sabía pero lo escuchaba, siempre lo escuchaba sabía que lloraba en silencio para no preocupar a nadie, se hacia el valiente, pero era obvio que le costaba demasiado levantarse día con día, tanto como el temía que al despertar este ya no lo hiciera, miro el reloj, apenas era las tres, vio los mensajes de su cuñada y de su suegro preguntando por ellos, pero no respondía, vio esa libreta, esa lista de deseos que llevaban menos de la mitad.

DENVER, COLORADO

Mabel dejo su celular aun lado, se acomodó en su cama ella estaba sola como muchas veces, no era una sorpresa que sus padres la abandonaran por días para estar con su hermano, había crecido bajo la sombra de esa enfermedad, muchas veces maldijo a su hermano, deseando su muerte, pensando que será feliz cuando eso suceda, pero ella sabe que no será así, le va a doler, dejaron de ser unidos cuando la enfermedad de su hermano avanzo a pasos agigantados, incluso las primeras veces se sintió culpable al no poder hacer nada para ayudarlo, talvez eso se convirtió en frustración y después en rencor, su hermano estaba muriendo y eso la tenía con un sabor amargo, pero estaba consiente que al final era lo mejor para todos, no era una vida para ellos, para su hermano, solo esperaba verlo una vez más, antes de que eso ocurra.

Y es que… ¿Quién te prepara para esto? ...Nadie, ni nada te prepara para esos duros golpes de la vida, una pérdida de cualquier tipo y más cuando eres apegado a la persona o la amas demasiado, crees ser suficientemente fuerte para aguantar el dolor, pero nadie lo es, y no solo hablo de la muerte, perder en la vida no es fácil en cualquier ámbito, es difícil, demasiado, sientes que el mundo se hace demasiado grande y pesado para alguien, todos tenemos miedos de todos tipos, siempre dicen que estarás bien y te preguntas siempre cuando sucederá, y nadie tiene esa respuesta hacemos cosa que parecen ser una solución pero nos termina lastimando, así que a veces solo puedes esperar levantarte por mas cansado que estés, al menos es la única opción por el momento que hay.

Mabel durmió con lágrimas en su rostro, como Bill, como sus padres, como su hermano esperando una amarga noticia o un día más para asimilar la cruda realidad.

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