CAPITULO XI

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NARRA CAMILA

Desde aquella madrugada no había vuelto a saber de ella a pesar de que intenté buscarla. Supongo que no vernos fue lo mejor, quiero decir, no sabía cómo manejar el conocimiento de los verdaderos sentimientos de Lauren hacia mí ¿La amaba de vuelta? Si lo hacía y era obvio que me gustaba de una manera en que casi me era imposible ocultar. Fue una fortuna que no atendiera mis llamadas ¿Qué iba a decirle? ¿Que dije esas cosas horribles porque estba celosa de Normani? Mejor dicho, ¿Porque estaba aterrada de mis propios sentimientos? Aún me faltaba el valor para hacerlo, y lo que era peor, aún me faltaba el valor para aceptar por completo frente a los demás lo que sentía.

Ambas necesitábamos tiempo, la había herido y de paso me herí a mí misma. Pero, ¿Cuánto tiempo teníamos hasta que ella se volviera a ir?

Unos leves golpes en la puerta me devolvieron a la realidad y miré delante de mí a Mathew entrar a la oficina.

-Cami, perdóname que irrumpa así en tu oficina, pero no me atiendes las llamadas.

-Lo siento, he estado con mil cosas-. se sentó frente a mí y me observó sonriendo.

- Es un poco temprano para tomar-. apuntó hacia el vaso de vidrio con wiski que reposaba en un porta vasos sobre el escritorio.

- Necesitaba un trago, el trabajo me tiene agobiada-. me observó pensativo y suspiró.

- Quizás necesites otro de esos.

-¿Qué?-. pregunté confusa.

- En recepción está un cliente con su abogada. Hay un retraso con la entrega de su residencia.

- ¿Quién está a cargo del proyecto?

- Tu, Camila-. abrí la boca, pero ningún sonido salió de ella. ¿Hasta este punto mi trabajo se estaba viendo afectado por mi vida privada?-. suspiré resignada y me apreté el puente de la nariz tratando de calmar la migraña que empezaba a aparecer - Bajaré para hablar con el cliente y pedirle que se presente mañana.

-No es necesario, los atenderé ahora.

-Cami, evidentemente no puedes hacer eso. Me siento enfermo con solo verte-. ignoré sus palabras, tomé el intercomunicador del escritorio y marqué a la recepción.

-Jenifer, haz pasar al cliente y al abogado-. El hombre frente a mí me miró preocupado.

-Cami...

- Basta Mathew, los atenderemos ahora.

Pasaron algunos minutos cuando la puerta se abrió dejando pasar a la recepcionista, tras ella mi cliente y después...

"¿Qué demonios está haciendo ella aquí?" Inquirí en mis adentros mientras veía a Lauren desfilar como en una pasarela hasta el centro de la oficina. Ella estaba imponente y hermosa, el cabello lacio le caía por la espalda y su cuerpo estaba enfundado en un traje gris, una abotonada que me permitía ver el nacimiento de sus senos y en sus pies, tacones altos. Pude ver el atisbo de una sonrisa en sus labios, sabía que la miraba. Pero no sonrió, no me miró.

-Buenas tardes-. saludó Mathew - Por favor siéntense-. todos tomaron asiento, menos yo. Temía que si caminaba pudieran notar el temblor de mis rodillas – Camila...-. llamó mi colega.

-Lo siento-. tomé una bocanada de aire y traté de recomponerme -Buenas tardes señor Francis-. saludé y me volví hacia ella -Licenciada Jáuregui.

-¿Ustedes se conocen?

-Si, hemos....

-Hemos coincidido un par de veces, pero no es nada importante-. interrumpió Lauren antes de que pudiera terminar la frase. 

TARDES DE PRIMAVERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora