Capítulo 9: Recuérdanos

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Una habitación algo oscura de una sola ventana, una cama matrimonial con cobertor morado y almohadas blancas, un escritorio muy largo para dos sillas y muchos libros en una torre en un lado de ese pedazo de madera. Este lugar no me parece conocido para nada, es como un mundo totalmente nuevo para mí. Veo estantes con peluches y bolsas de regalo, todo lleno de vida denota que alguien vive aquí e hizo suyo el lugar.

Todo es muy diferente a mi habitación vacía del hospital con una que otra cosa que dicen los chicos es mía, aquí siento un aura diferente, me hace pensar en esos recuerdos que vi cuando me traían aquí, esa vida con Katsuki-kun llena de amor y comprensión, se sintió tan verdadero y propio, pero luego apareció ese yo* con toda su platica de que no soy Izuku y me confundió tanto que_

- Eres tú.

- ¿Qué?

- Regresaste.

Una pequeña niña con hermosos ojos rojos y cabello blanco muy largo esta desde la puerta espiándome, como esperando a que la deje entrar.

- Ya te dije que cuando se siente solo pone al primero recipiente que ve en la cama, como centro de mesa para verlo.

Aparece atrás de ella un joven más alto, de cabello puntiagudo y oscuro, con zapatos y gorra rojos.

- Todos se parecen, es claro que no ha... vuelto.

Me mira con más atención, se me acerca corriendo desde la puerta, se sube a la cama y toma mi rostro entre sus manos, comienza a apretar y me mira con mucha presión. Esta apretando tanto que duele.

- Puedes soltarme pequeño, eso duele.

- Hablo.

- Claro que hable, las personas hablan.

La pequeña se acerca a tientas - Y no está diciendo los comandos de siempre.

- Tenias razón, es el nuestro Eri.

- Regresaste a casa Nana.

Estoy confundido, esto se siente como reiniciar todo otra vez, igual a cuando desperté en el hospital y todos llegaron diciendo conocerme y que estaban felices de mi recuperación. Estos niños nunca los he visto antes, me llaman por otro nombre, pero por dentro de mi algo se retuerce y me hace acercarme a ellos en un abrazo lento y gentil.

- Pueden decirme sus nombres pequeños.

- Es lo mismo que nos dijiste cuando nos encontraste - el niño es más vivaz. 

- Nos hiciste falta Nana, nadie más aquí es como tú – la pequeña peliblanca se sienta entre mis muslos y se acomoda como si siempre haya pertenecido a ese lugar, vuelve su cabeza hacia mí y me sonríe.

-Ella es Eri y yo soy Kota, con los demás nos quedamos a esperarte aquí, aun no cumples tu promesa con nosotros.

-Me disculpo, pero no estoy en condiciones de cumplir algo, estoy de rehén en este momento, de los villanos, asumo ustedes también.

La niña se ríe otra vez y me abraza por el estómago – No eres un rehén Nana, tú eres el dueño de la casa.

Ahora si me dejo la mente en blanco, ¿yo? Dueño de la guarida de los villanos, eso es inaudito, imposible que un héroe este ayudando a los villanos con sus cosas, esta niña está mal, le han hecho algo y no dejare que se quede así.

- Por si piensas alguna idiotez, estamos bien, Tomura nos cuidó mientras no estabas – el mayor de los pequeños cruzo sus brazos en forma de rechazo a lo que el mismo dijo. Al parecer no le agrada mucho Tomura.

TOMUDEKU "Mentiras que se harán verdad"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora