EL REY DE LAS SERPIENTES

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Draco estaba harto de toda esa situación y en el fondo sabía que el único culpable era él, se había ablandado, había tratado con todas sus fuerzas de encajar y ser feliz en un mundo que claramente estaba muy por debajo de su nivel, ahora lo veía todo claro y se prometió a sí mismo que jamás lo volverían a humillar de esa manera.

Al día siguiente el rubio despertó temprano, se arregló como sólo él sabía hacerlo y salió de los dormitorios hacia el gran comedor, algunos alumnos que estaban cerca de la puerta principal lo vieron pasar, uno de ellos silbó de manera demasiado sugerente y todos rieron a carcajadas, sin voltear a verlos si quiera Draco sacó su varita y con un hechizo no verbal colgó al alumno del candelabro más cercano, Peeves el poltergaist que estaba cerca y lo vio todo soltó una sonora carcajada y se fue cantando a todo pulmón "volvió, volvió, si señores ya está aquí, el rey serpiente vengan todos, que debemos huir"

-Así es, pensó Draco colocando en su cara una risa macabra, el miedo es mejor que cualquier otra cosa.

Más tarde durante el desayuno y después de haber perdido 50 puntos para su casa por haber colgado a un compañero, Draco masticaba un pan con mermelada plácidamente mientras un muy preocupado Jonathan Tripe llegaba a sentarse a su lado.

-¡Draco! Dijo el muchacho casi sin voz, ¿Por qué no me esperaste? Creí que te había pasado algo, te busqué por todos lados hasta que Parkinson me dijo que te vio salir muy temprano.

-No necesito niñera Tripe, dijo Draco sin quitar la vista de su desayuno, si tienes algo útil que decirme hazlo ya sino consíguete una vida y deja de molestar.

El muchacho se quedó mudo de la impresión, desde que se conocieron Draco jamás le había hablado de esa manera, claro que Jonathan sabía como era la actitud de Malfoy antes de la guerra pero jamás se imaginó que alguien le podría hablar con tanto desprecio en la voz sin si quiera dignarse a mirarlo.

La semana pasó de la misma manera, Jonathan seguía a Draco a todas partes pero ahora más que un amigo o un cuidador parecía un asistente al que Malfoy le encargaba las tareas que no quería hacer por si mismo, todos los grupos de estudio que el rubio había encabezado se disolvieron de la noche a la mañana y las amistades que se había forjado pendían de un hilo, Draco había vuelto a ser odioso y nadie quería ser víctima de su ira o su desprecio.

Por su parte Harry seguía investigando lo sucedido con las fotografías, después de muchas explicaciones y numerosos sonrojos la profesora Mcgonagall le había dicho que creía su historia y que confiaba en que Harry no fuera parte de la broma de tan mal gusto de la que Draco Malfoy había sido víctima; juntos revisaron minuciosamente el aula de pociones, el Gryffindor casi se da por vencido cuando un brillo debajo del escritorio atrajo su mirada, levantó un cristal pequeño, casi del tamaño de un vidrio de lupa y un suspiro de sorpresa abandonó su pecho cuando vió que en éste se reflejaban él y Draco besándose.

-Déjame examinarlo, dijo la Directora cuando Harry le enseñó su hallazgo, después de unos instantes la mujer explicó "son cristales reflectores mágicos, solo sirven una vez y guardan lo primero que reflejan una vez que son activados, es como una cámara muggle pero más pequeños y fáciles de llevar, si encontramos al dueño de éstos artefactos sabremos quién hizo las fotos."

Desde ese momento Harry puso manos a la obra, investigando cada lugar que vendía los reflectores y enviando cartas para saber si algún alumno de Hogwarts las había mandado pedir.

Algunas semanas más pasaron, Draco había reclamado su trono como el rey de su casa, a pesar de que el equipo de Quidditch estaba completo se nombró a si mismo capitán y buscador del mismo sin que nadie opusiera resistencia, Harry desde lejos veía y sufría por las actitudes del rubio, sus amigos le aconsejaban que olvidara todo pero el moreno sabía que toda esa actuación de Draco era solo porque se sentía vulnerable y defraudado; mientras tanto Jonathan Tripe también sufría ya que por más que intentaba pasar las barreras del nuevo rey de Slytherin eso no sucedía, Draco lo trataba con cada vez más desprecio.

Una noche Harry recibió una lechuza de la última tienda de artefactos mágicos a la que había escrito diciendo que un chico que seguramente estudiaba en Hogwarts había adquirido una docena de espejos reflectores mágicos, el dependiente no sabía el nombre del muchacho pero en la carta daba una descripción detallada del chico, en cuanto Harry la vió supo que se trataba ni más ni menos que de Jonathan Tripe.

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