En el siglo XIX, en Eureka, California, existió un hombre que, hasta entonces sigue siendo un gran misterio, pues no se sabe con exactitud si lo que se mal hablaba de él era cierto, o era sólo una ilusión más de la época. A pesar de que en ese siglo ya no se hablaba tanto sobre brujería o misticismo, éste hombre del que hablaremos tuvo que ver demasiado con la brujería o la magia. Aquí relataremos su historia, o lo que bien se dice que fue su historia. Se llamaba Michael Allan-Patton, pero todos lo conocían como el Dr. Patton. ¿De dónde vino éste hombre de extraña mezcla de nombre y apellidos? Algunos dicen que vino desde aquellas montañas en donde vivían los indios americanos, otros dicen que venía de algún pueblo Italiano, y aunque las dos hipótesis quizá sean correctas, sólo sabemos que apareció de repente ahí, en Eureka.
No es que se quiera comparar con aquellos maniáticos o psicópatas como Marqués de Sade, por mencionar alguno, pero a pesar de no ser tan sádico, su única ambición era una belleza metafísica, algo que se puede apreciar con un sentido y que al apreciar esa belleza se puede llegar a un éxtasis inimaginable: la voz. Esta historia la seguirá narrando una joven, que fue testigo de algunos acontecimientos que cometió este hombre, su nombre es Alessandra. Ella era de una familia humilde pero noble, vivía con su hermano, sus padres y su mascota. También se dice que fue una de las personas que pudo llegar a intimarse demasiado a este personaje, ya que no le gustaba hablar con nadie. ¿Por qué? Más adelante lo descubriremos.
- 19 de Noviembre, 1948.
Era un día común como cualquier otro, la feria había llegado al pueblo en invierno, como todos los años, siempre venían las mismas atracciones, actos de magia o músicos. A nadie le gusta venir a este lugar. No entiendo si es por la forma de ser de la gente, o porque somos un pueblo un poco atrasado para nuestra época. Aunque eso no me quita las ganas de averiguar si no hay algo nuevo por ahí. No es que yo sea optimista, más bien soy pesimista, pero la curiosidad es algo que no me puedo quitar de encima.
Terminé de escribir en mi diario y me fui directo a la feria. Esta vez decidí irme por el camino no ordinario, irme por el campo. Me subí a mi bicicleta y empecé el viaje. Cuando estaba a unos quinientos metros de la plaza escuché una melodía[1], no no, era un canto con una melodía. Aceleré un poco más. No podía creer lo que mis oídos estaban escuchando. Llegué. Empecé a caminar desesperadamente hacia donde me llevara esa melodía. Caminé unos dos o tres minutos hasta que por fin la encontré. Era un grupo de jazz nuevo, o de otro género diferente. Nunca había escuchado algo así antes. Pero la música no era lo que llamaba mi atención, era aquel canto que se escuchaba muy a lo lejos. Entonces fue que lo vi. Era un hombre de quizá, unos cuarenta y tantos. Sí, supongo que tenía la edad de mi papá, pero estaba en mejores condiciones que él. Era alto, tenía un buen cuerpo, el cabello un poco largo pero peinado hacia atrás, un bigote poco poblado y la barba también. Era alguien demasiado atractivo a la vista a pesar de tener cierta edad. Pero su voz fue lo que en verdad me atrajo hacia él, podía hacer ciertos tonos que no son tan comunes en los hombres, puesto que yo supongo que casi todos tienen la voz demasiado grave o gruesa. Estaba impactada, era lo mejor que había escuchado en mi vida. Cuando terminó su presentación vi que bajaron del escenario para saludar a la gente. Estaba un poco temerosa pero, había algo en ese hombre que llamaba tanto en mí. Me armé de valor y me acerqué a saludarlo también.
-Hola. Cantas muy bien.
-Gracias. Me alegra que te haya gustado nuestra música.
- De verdad me encantó, pero más que la música, su voz. ¿En donde aprendió a cantar de esa manera?
-Jajaja. Ese es uno de mis mayores secretos.
-Ya veo. Lástima que sólo estarán por aquí unos días ¿No?
-Nos quedaremos unos meses al parecer. Tenemos ciertos contratos que cumplir, así que no nos podemos ir aún.
-Me parece maravilloso. No puedo esperar a verlos de nuevo. ¿Cuándo volverán a presentarse?
-Este domingo, en el Restaurante Italianni. Me gustaría que fueras. Te puedo reservar una mesa para que cenemos juntos después, si usted gusta por supuesto.
No pude evitar sonrojarme. Pero obviamente tuve que aceptar.
-Claro, no hay problema. ¿A qué hora tengo que llegar?
-A las 8:00 pm es buena hora. Espero que no faltes.
-Así será... emh. ¿Cuál es su nombre señor?
-No me llames señor, todos me dicen Dr. Patton. Pero tú puedes llamarme Mike.
-Oh está bien, Dr. Mike. ¿Está bien si le llamo así?
-Jajaja qué chistosa niña. Sí, puedes llamarme como gustes.
Yo creo que mi cara era del color de un tomate más o menos.
-Ya es un poco tarde, tengo que irme a mi casa.
-Nosotros igual nos vamos, pero no quisiera que te fueras sola, hay delincuentes por ahí, puede ser muy peligroso. ¿Le molestaría que la acompañara?
-Jaja, no. Está bien así. El nuevo ciudadano es usted, no yo.
-Bueno, cuídese señorita.. umh. Disculpe pero ¿Cuál es su nombre?
-Me llamo Alessandra. Pero tu puedes llamarme Ale.
-Nos vemos el domingo Ale.
-Hasta luego, Mike.
Subieron sus instrumentos y otras cosas en algunas cajas en un carro y se fueron. No sé por qué pero mi instinto femenino me dice que el señor, o mejor dicho, el "doctor" estaba interesado en conocerme así como yo a él. Aunque no sé ni cuántos años tiene pero no me importa.
[1]Escuchar: "A Perfect Twist (Vocal)" del álbum "A Perfect place" de Mike Patton.
ESTÁS LEYENDO
Sólo quiero tu voz.
FanfictionTrabajo escolar dedicado al amor de mi vida f.k.a. Michael Allan Patton o a.k.a Mike Patton. Pd: Mi maestro nunca creyó que yo lo escribí. Pd 2: Favor de escuchar las canciones cuando se pide, en la parte de arriba están los videos :(