Capítulo 2

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Karma observó como aquellos hombres metían a la pequeña dentro de una nave industrial abandonada, notó como dos de ellos se marcharon dejando a un único secuestrador a cargo de la pequeña. Eso sería una gran oportunidad para ella. Se agachó y se acercó a la puerta para observar el interior de la nave, antes de que pudiera entrar aquel chico la detuvo.

–¿Vas a entrar? Es mejor llamar a la policía. –comentó susurrando.

–Si esperamos a que vengan será demasiado tarde, no sabemos cuándo regresarán los otros dos. –dijo Karma algo impaciente. –Si quieres llama a la policía, pero yo voy a entrar.

Karma ignoró los susurros de aquel chico y entró a la nave, rápidamente se escondió detrás de unas cajas para poder escuchar sin ser vista. Observó como Jessisa estaba asustada y a punto de llorar mientras el secuestrador cargaba el cartucho de la pistola.

–Será mejor que nos entregues la fortuna de tu madre, enana.

–No sé de que me hablas. –susurró Jessica al borde de las lágrimas, y más se asustó cuando le apuntó con la pistola.

–No seas ingenua, sé que sabes de la gran fortuna de tu madre. –gruñó el hombre enfadado.

Karma iba a chasquear los dedos pero se acordó de que no tenía sus poderes, gruñó y maldijo a Gabriel por aquello y pensó qué podía hacer, si hacía algo debía ser ya. Notó que a su izquierda había una tubería de metal, sonrió y la tomó antes de acercarse con cuidado por detrás a aquel hombre.

Jessica cerró los ojos asustada y no se percató de que Karma golpeó a aquel hombre en la cabeza con la tubería, dejándolo en el suelo inconsciente o eso esperaba. Se acercó a la niña y al tocarla esta gritó, pero al ver de quién se trataba lloró y la abrazó en busca de seguridad.

–Será mejor que salgamos de aquí. –susurró Karma y la pequeña asintió asustada.

Karma cogió a Jessica en brazos y corrió fuera de la nave donde el chico las esperaba preocupado. Al verlas suspiró aliviado pero indicó que debían irse pronto, pues había escuchado un coche aparcar en el lado contrario al que estaban. Montaron en el coche y se marcharon a la pastelería para que el chico recogiera su pedido y luego las llevaría a dónde le habían dicho.

–¿Quiénes eran esos hombres? –preguntó el chico a ambas.

–No lo sé. –susurró Karma acariciando la espalda de Jess, quién poco a poco se fue quedando dormida. –No sé que relación tengan con ella, pero es mejor que la lleve a casa cuanto antes.

–Soy Arthur Marston, por cierto. –se presentó el chico con una sonrisa.

–Me llamo Karma.

–Un nombre extraño. –sonrió Arthur conduciendo.

Arthur aparcó un momento en doble fila para entrar a la pastelería y salir dos minutos después con un paquete en sus manos y una bolsa en la otra. Cuando entró al coche dejó el pastel envuelto en los asientos de atrás y la bolsa se la entregó a Karma, argumentando que eran unos dulces para ellas.

Siguieron su camino y media hora más tarde llegaron a la zona que Jessica les había comentado, lo malo de la situación era que no sabían qué casa era ni tampoco la calle. Despertaron a la pequeña y decidieron caminar por la zona para ver si Jessica reconocía algún sitio que pudiera indicarles dónde estaba su casa.

–¿Jessica? –preguntó un anciano acercándose a ellos.

–Señor Puckett. –dijo la pequeña con una sonrisa.

–¿Se conocen? –preguntó Arthur viendo a ambos, y el anciano le sonrió con amabilidad.

–Conozco a la familia Moore desde hace tiempo. –explicó el anciano.

Me llamo KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora