4.Odio a los niños.

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Llegué hace diez minutos a la casa de Evan, es linda y está bien cuidada, no es una mansión como esperaba, de hecho se parece a mi casa.

Evan y yo estamos haciendo palomitas para ver una película con los niños, que eran Tyler que tenía 8 años, Ariel, su hermana que tenía 10, Bruno que tiene 13 y finalmente Tiffany que tiene 12.

Son unos demonios por lo que me cuenta Evan, así que no son de fiar.

Salgo de la cocina para ver que hacen y pego un grito haciendo que Evan corra hacia acá y se quede a mi lado paralizado.

No se cómo lo hicieron, pero en cinco minutos lograron desordenar todo el living, pintar la pared del fondo, romper los floreros (no lo escuché) pegar un condón inflado a la televisión, amarrar a Tiffany a una mesa y mojar todo el suelo.

—¡Niños! —grita Evan reaccionando, cuando dice que so malos no bromea, esta será una larga tarde.

Logramos que los chicos recojam su desastre y se sienten tranquilos, por ahora.

—Aún tengo una pregunta ¿dónde consiguieron ese condón?

Evan se sonroja y yo río, al menos se protege.

Les damos las palomitas a los chicos y ponemos una película pero luego de tres minutos yo estoy gritándoles, las palomitas en el suelo y ellos corriendo de Evan.

—¡Chicos!  —grito tan fuerte y molesta que se deyienen a escucharme— les propongo algo —me miran atentos— que tal si... ¿Les compramos algo que quieran y se tranquilizan?

-—¡Un helado! ¡Un juego nuevo! ¡Comida! ¡Chocolate! —gritan los cuatro al mismo tiempo junto con otras cosas que no entendí.

Hacemoz una lista de lo que querían y la tomé para ir a comprarlos.

Cuando voy a salir Evan corre hacia mí, me la arrebata y corre hasta su auto.

—¡No me puedes dejar sola con ellos maldito! —el chico de pelo gris se ca en su auto y yo me giro enojada para ver a los cuatro parados frente a mi como angelitos.

—¿Tienes el pelo gris porque eres novia de Evan? —pregunta Tyler, este chico si que era inocente.

—No, sólo somos conocidos.

Luego de unos minutos empezamos a jugar a las carreras, porque Bruno me había llamado anciana y no se lo permitiría.

Atrapo al mocoso y caigo encima de él.

—¡Te tengo! ¿Quién es el anciano ahora? —el chico se retorcía debajo de mí.

—¡Romero! —gritó y todos vinieron, con una fuerza que unos niños tan pequeños no deberían tener logran encerrarme en un armario que está en el pasillo.

Caí en su trampa.

—Lo siento anciana. —se burla Bruno.

Los chicos se van y logro escuchar como rompen no se que cosas.

Busco mi celular y llamo a Evan.

—¡Hijo de tu mama! —grito cuando atiende— esos demonios me engañaron y me encerraron en un armario. —Evan se ríe.

—Voy en unos minutos.

Media hora había pasa y el muy idiota aún no había llegado, estúpido.

Busco una forma de salir, ¿por qué rayos esto no me lleva a Narnia?

Veo algo metálico en una esquina y lo cojo, no se que es pero es  duro.

Empiezo a golpear la cerradura y logro abrir la puerta, salgo corriendo en busca de esos demonios que ahora no sólo habían destrozado el living sino que toda la casa, encuentro a Ariel con una muñeca y la atrapo, le tapo la boca para que no proteste y la llevo conmigo, en la cocina la siento en una silla y con el lazo que habían amarrado a Tiffany la amarro, luego busco cinta adhesiva y se la pongo en la boca, cuando termino ella me mira con los ojitos del gato con botas y yo río.

Disaster, Miss Rebel [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora