vii. murphy's law

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❛ 07. la ley de murphy ❜

DESPERTÉ, PERO OJALÁ no haberlo hecho

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DESPERTÉ, PERO OJALÁ no haberlo hecho.

Mis párpados se abrieron con lentitud. Me incorporé como pude sobre las sábanas y me senté. No estaba en mi tienda. Estaba en la de Bellamy. Abracé con fuerza mis rodillas, deseando que esto fuera irreal. Que nada hubiera pasado. Cerré los ojos durante unos segundos, imaginando que Wells estaba a mi lado, bromeando sobre temas absurdos. Pero eso no me distrayó, sino que me hundió más. Mi pecho subía y bajaba con irregularidad. La imagen de sus dedos en el suelo fue desgarradora, pero aún más revivirla en mi mente. Mi camiseta estaba mojada, seguramente por haber sudado mientras soñaba, así que tomé una de las camisetas de Bellamy y me la puse, sin importarme como pudiese reaccionar. Fijé mi mirada en la entrada a la tienda.

No quería salir. No quería afrontar a nada. No quería afrontar a los cien discutiendo y gritando para saber que íbamos a hacer, o quién era el culpable del delito. Como siempre, culparían a los terrestres; era lo más probable, sin embargo, algo me decía que había sido uno de nosotros. Pero esta vez no pensé en Murphy, quise ir más allá. John Murphy era un cobarde, en realidad. No se atrevería a matarlo, además, cuando salí a buscar a Wells al bosque, él estaba profundamente dormido. Eso no significaba nada, lo sé.

Estaba siendo una ilusa. Era ilógico que Murphy no hubiera sido, pero ya no me importaba de quien se tratara. Un deseo que jamás había experimentado llenó mi cuerpo: venganza. El hijo del canciller había estado preocupándose por la salud y el bienestar de todos en la Tierra. A mí no me importaba que su padre hubiera flotado a mi madre o a mi hermano, porque Wells no habría podido evitarlo. Era un niño. No merecía morir por los errores de otra persona. Y ahora yo tenía miedo. Tenía miedo de encontrarme a sus fantasmas en sueños.

Cuando bajé a la Tierra, pensé que esto sería un nuevo comienzo. Una nueva vida. Podría librarme de los del cielo y vivir sin preocupaciones, con la gente que quería. Pero esto ahora parecía el infierno. En menos de una semana, a Jasper lo habían herido y casi matado, Wells había muerto, Atom y más personas también y yo me estaba enamorando.

No sé cómo ni por qué, pero terminé saliendo de la tienda. Me sorprendí al ver que todos estaban trabajando en algo para reforzar el campamento. Intenté no pensar en muchas más cosas y busqué algo en lo que ayudar. Mi mirada en seguida buscó a un pelinegro con pecas y lo encontré charlando con Charlotte de forma divertida, pero luego se fue. Di las gracias a que no me había visto. Ahora sí que me daba cierta vergüenza llevar su camiseta, así que abroché subiendo la cremallera mi chaqueta. Me quedé algo distraída, pero la voz de uno de los prisioneros gritando me hizo fruncir el ceño. Murphy y él se estaban gritando, pero uno de los esbirros de John tomó de los brazos al chico y lo alejó.

Vi a Jasper entrar a una tienda junto a Octavia y los seguí. Para mi sorpresa, en la tienda estaban Bellamy y Clarke. Pero cuando observé lo que había encima de la mesa, retrodecí unos centímetros; estaban los dedos de Wells junto a un cuchillo, que parecía ser del metal de la nave. Mi mirada se cruzó con la de Bellamy, quien parecía haberme estado analizándome un buen rato. Me miró compadecido y yo me encogí de hombros, dándole a saber que eso no importaba ahora.

𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐑𝐄𝐀𝐓 𝐖𝐀𝐑, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚𝐦𝐲 𝐛𝐥𝐚𝐤𝐞 ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora