Londres, Penthouse de Christopher Morgan.Saliendo de la habitación, Perse se encaminó a la cocina con la intención de comer.
Cuando llego a esta, no encontró a nadie en esta, se preguntó donde estaban los empleados porque vamos... era un Morgan.
Abriendo las puertas de los muebles de la cocina fue encontrando los utensilios, que fue colocado en la encimera. Cuando miro la nevera encontró un sinfín de alimentos, le brillaban los ojos ante la posibilidad de platos que podía hacer.
Decantándose por hacer pasta con gambas y salsa Alfredo, saco los ingredientes de la nevera para volver a buscar en los armarios la pasta.
Una vez con todo listo empezó a cocer la pasta para seguir a saltear las gambas y preparar la salsa. Tan concentrada estaba que no se dio cuenta de que tenía un espectador.
Christopher se apoyó en una de las paredes cerca de la cocina, viéndola como se desenvolvía como si hubiera pertenecido en su casa toda la vida, le gustaba, le gustaba la vista ante él. Nunca le gusto que invadieran su terreno y su casa era uno de ellos, pero esto... causo algo en el que aunque no reconoció al principio le gustaba y mucho. Podía acostumbrarse a ello, además la comida olía demasiado bien.
Llamando su atención, carraspeo su garganta para hacerle saber a la mujer que estaba ahí.
Quitando su atención a su tarea se encontró con la mirada intensa de Chris -¿Te gusta la pasta?- recibió un asentimiento, volvió a preguntar -¿Y las gambas y la salsa Alfredo?- cuestiono para ganarse un tarareo en afirmación. Volvió su atención a la comida sin ver como poco a poco Christopher se acercaba a ella por detrás, solo cuando lo tuvo a escasos centímetros sintió su respiración calentando su cuello, eso le causo una inexplicable reacción en su cuerpo que no pudo comprender, pero decidió que le gustaba.
Cogiendo con una cuchara un poco de salsa, se dio la vuelta para ser recibida por el Coronel atrapándole contra la encimera, levanto la cuchara y ante la curiosa mirada que le dio le dijo con obviedad -Prueba y dime como esta- ordeno con la intención de saber si le gustaría el sabor.
Con algo de duda acerco su boca a la cuchara que sostenía la mujer sin apartar su mirada de ella, debía admitir que sabía deliciosa y que al probarlo el apetito se le abrió.
Cuando vio el asentimiento de este decidió probarlo ella misma, estaba deliciosa, sacando la cuchara de la boca, no se dio cuenta de que se manchó la comisura de esta, pero Chris sí.
Acerco su dedo gordo a su boca quitando el resto de salsa para llevársela a su boca sin apartar su cada vez más oscura mirada, por primera vez recibió una reacción de la mujer delaté de él, la leve agitación de su respiración fue como una victoria, una victoria con sabor a salsa.
Concentrando su atención otra vez en la comida, cogió un tallarín con un tenedor para soplarlo y llevarlo a la boca de Chris, no lo hizo con segundas, solo que no le gustaba el sabor de la pasta solo.
Levantando una ceja ante la ación, no movió un solo músculo, Perse suspiro con irritación -No me gusta la pasta sola, dime si está al dente, por favor y gracias- volvió a empujar el tenedor hacia su boca, al ver que no tenía otra opción Chris abrió la boca dejando que una vez más Perse le alimentara. Le dijo que ya estaba al dente, la miro apagar el fuego y verter la pasta en un colador. Cogiéndola fuente de cristal que anteriormente saco echo los tallarines junto a la salsa y las gambas para finalizar con queso rallado.
Limpiándose las manos con un trapo de cocina, miro a Chris -Cinco minutos al horno y estará listo- le comunico para encender el horno y ponerlo a precalentar, mientras el horno se calentaba fue recogiendo la cocina ante la vigilante mirada de su acompañante.
Una vez el horno aviso que estaba caliente, metió la fuente dentro y puso el temporizador a 5 minutos.
Viendo que solo le quedaba fregar los utensilios que uso, mientras los enjuagaba Chris se puso muy cerca de ella con un trapo con la intención de ayudarla.
Le miro sorprendida, no se esperaba que el señor millonario se manchara las manos con algo tan mundano como secar ollas. Encogiéndose de hombros fue pasándole las cosas mientras él las secaba y guardaba.
Terminando justo a tiempo para que el orno sonara, cogió las manoplas que encontró para sacar la pasta con el queso derretido el olor causo que las dos únicas personas de la casa, cosa que Christopher se encargó de ello, les rugieran la barriga en síntoma de hambre.
-Platos- demando para buscar una más por la cocina, las tenedores y servilletas las puso en la parte de la encimera lisa, se volvió para recibir los platos y empezar a servir la pasta -Vasos y bebida, por favor y gracias.- una vez más le ordeno para colocar los platos y sentarse en una silla.
Cumplido la orden de Perse coloco los vasos y volvió a por el agua.
Ya sentado, procedió a degustar la comida que la mujer sentada a su lado había echo. No pudo contener el gemido de deleite que se le escapó ante el sabor de la comida, ganándose una mirada de superioridad de la chica. Poniendo los ojos en blanco ante el descaro de esta siguió comiendo.
ههههه❦ههههه
Para ignorancia de la pareja en la mansión High Garden, el Ministro perdía los estribos maldecía a su astuto hijo por jugar tan bien y haber ganado.
Sentado en un sillón del despacho de su hermano, Reece no savia si sentirse orgulloso de su muñequito o enfadarse con él por robar a su pequeña florecita. Eligiendo meterse con su hermano, se rio a carcajadas de este, al ver que en cualquier momento invocaría a su hijo de tanto maldecirlo y nombrarlo.
Enojado se dio la vuelta para dirigir la atención al intruso de su despacho -Tu ríete si... pero haber que le decimos al padre de tu “florecita”, ahí quiero verte reír como ahora- le reclamo para acabar con las molestas risas de su hermano, el cual al darse cuanta de la realidad de la situación se puso algo pálido.
No le tenía miedo al James mayor, no... pero cuando se trataba de su florecita, Rick perdía todo sentido y sabía que ellos serian los primeros en probar su furia paternal. Si ya le tenía rencor ahora se triplicaría.
Suspirando con pesar, Reece decidió intentar calmar a su hermano menor, debían pensar algo para no enfrentar a la furia del ex-General. -Tranquilo Ken, seguro que no pasara nada malo, además podemos ir cuantas veces queramos para comprobar que todo está bien- se levantó agrando los hombros de su hermano para llamar su atención. -En cuanto a Rick... debemos pensar algo para escudarnos de su ira.- palmeo su espalda para volver al cómodo y caro sillón.
Suspirando le dio la razón, estarían encima de ellos en todo momento, no es que no confiase en Persephone, pero su hijo... orto gallo canto. Conocía a su hijo, era igual a él, sino peor. Sabía de su atracción ante la muchacha y eso es lo que más miedo y furia le daba. El muy hijo de... su padre había ganado esta ronda, pero que se prepare para la siguiente.
Ante la repentina idea que se le ocurrió, cogió su teléfono para llamar al encargado de los arreglos del piso de Perse para agilizar y apresurar estos en un intento de que la joven no pasase tanto tiempo a solas con su hijo.
Hola queridas, ¿cómo andan?, Espero que bien.
Un nuevo capítulo más, espero que les guste.
Nos leemos pronto pequeñas pecadoras.
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彡𝘈𝘭𝘦𝘹𝘪𝘵𝘪𝘮𝘪𝘢彡
RomanceFanFiction de Pecado Placentero Todos los derechos reservados a Eva Muñoz