Capitulo 3

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La primera en reaccionar ante el bulto tembloroso fue Anika. Dejó de lado los bocadillos y prácticamente corrió hasta el niño, arrebatando las sábanas. Su compañera estaba más que sorprendida, ni siquiera supo en qué momento se movió de su lugar.

El pequeño niño salto de la cama debido al abrupto movimiento. Al no tener nada que lo cubriera tapo sus ojos y se acurruco sobre si.

El sentimiento de abandona y desesperanza lo golpearon con terrible fuerza, aún así suprimió sus lloriqueos.

— Oye niño, deja de llorar. — Anika siguió como si nada, comiendo las galletas una tras otra. — Con llorar no se resuelve nada, mejor come una galleta y te sentirás mejor.

No tardó nada en llegar hasta el tembloroso niño y extender el preciado tesoro chocolatado.

El niño no hizo movimiento alguno de tomar la galleta ofrecida. Anika espero pacientemente, el olor era muy tentador para cualquier infante.

Después de unos minutos la galleta desapareció entre las sábanas.

— Bueno, ya es suficiente. — Rose dejo el plato en la mesita de la habitación. — Pequeño, ¿Podría dejar de cubrirse? Necesitamos hablar con usted.

Las sábanas temblaron y se movieron levemente, revelando el inicio de aquel extraño artefacto en  su cabeza.

Las damas suspiraron, por algo se empezaba, no esperaban tener la confianza del niño completamente.

— Con eso bastará de momento. — Rose le dio un manotazo a su compañera roba galletas. — Escuche, se que está asustado y confundido, pero debo informar que esta situación tiene que superarla ya.

Anika asintió al limpiarse las migajas. No sé digno de seguir a su compañera en su charla y simplemente tomó asiento en el sofá de la habitación.

— Tiene la obligación de aprender las normas de palacio para...— ladeó un poco su murmullo, tratando de encontrar las palabras correctas. — servir a su alteza la princesa Athanasia, hija del emperador Claude de Alger Obelia. ¿Comprende? ¿Sabe dónde está posicionado ahora?

Los finos labios rosados del niño temblaron. Apretó las sábanas que cubrían su cuerpo y se acuerdo en ellas.

No entendía nada de lo que decían, tampoco pudo leer sus labios ya que no podía comprender que estaban deciendo en primer lugar.

Rose se impaciento al no obtener alguna respuesta. — ¿Puede entender lo que digo? — presionó.

— Ah...— trató de hablar. —  Yo... No e-entiendo.

Las damas se miraron entre si al escuchar tales palabras, si es que se le podría considerar así.

— Rosé, ¿Qué haremos? Este niño no entenderá nada de lo que se diga. — Anika habló nerviosa ante la problemática. — La mucama principal no nos dijo nada de esto, no sabemos-

— Anika, ¿Crees que tendrían consideración de nosotros por ese detalle? — Rose resoplo furiosa. — Quieren resultados, sin importar los métodos que se utilicen para educarlo... Tal vez, quieren que se utilice el método tradicional.

— ¡Eso es muy bárbaro!

— Lo es, pero les conviene tenerlo sumiso y obediente. — Rosé se mostró pensativa. — Casi como una mascota, un juguete.

Mientras ambas mujeres discutían. El inocente infante se escabulló por la habítacion hasta llegar a la entrada.
Había logrado salir con éxito, dejando atras aquellas mujeres tan ruidosas y extrañas que parecían hacerlo ignorado para chirriar entre ellas.

Suponía que al estar lejos podría encontrar algo con lo cual guiarse para regresar a casa. Eso pensaba.

Tan solo caminar a lo largo de unos pocos pasillos se dio cuenta de que no sabía a dónde ir. Además el clima era demasiado caluroso para seguir portando el sagrado Cáliz del Ángel Caído (según el sacerdote Damian).

El sudor corría por su rostro y le era difícil el centrar su vista.

Detuvo su paso y miro a ambos lados del pasillo.

Alzó sus manos y las colocó en el cáliz resplandeciente y tintineante. El niño mordió su labio con miedo.

Una de las reglas impuestas del templo era NO quitarse el Cáliz a la vista pública. Siempre portarlo y solo quitárselo cuando sea realmente necesario hacerlo.

Estaba por romper un sin número de reglas por simplemente estar más cómodo.
Pero eso no lo detuvo. Agarró con fuerza el precioso artefacto y le dio un tirón firme.

El cáliz se desprendió como mantequilla. El niño comenzó a levantarlo lentamente.

— ¡Oye!

Rápidamente cubrió parte de su rostro con el artefacto.

Eso estuvo cerca...
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Aclaraciones

Claude sabe la lengua/ idioma de Àngelo por el simple hecho de haberla aprendido con anterioridad al querer establecer lazos comerciales con el imperio. El hecho de que no quisiera responder fue por qué no vio la necesidad de hacerlo.

Recuerden que estamos hablando de un imperio no muy conocido y bastante misterioso, por lo que escuchar el idioma puede causar confusión en la mayoría al nunca (o casi nunca) haberla escuchado.

¿Dudas? ¿Preguntas? (⁠ ⁠・⁠ω⁠・⁠)⁠☞

¡Me despido! ¡Hasta la próxima! (⁠◍⁠•⁠ᴗ⁠•⁠◍⁠)⁠❤

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