Capitulo 6

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El cuerpo cansado y flácido de Anika se encontraba reposando en sofá de la habitación. El continúo dormitar hacía notar que dormía profundamente, tensa y desganada.

Ángelo mantenía la vista en ella, sus pequeñas manos temblaban dudosas en su despertarla o no. Cuando su querida cuidadora giro el rostro, el pequeño niño notó que tardaría en despertar.

Con un suave suspiro, abandono su cómoda cama y camino a paso lento hacia los libros que An le regaló hace apenas cinco días atrás. 

Tal como se había acostumbrado, abrió el libro, observó las imágenes y centró atención en poder romper esa barrera que lo limitaba tanto a la hora de poder comunicarse. Trato de leer los largos textos, retomando las lecciones de pronunciación y deletreo de letras.

Ángelo frunció el ceño al no poder pronunciar ciertas sílabas como quisiera. Bajo la mirada con molestia más no se rindió. Trataría por todos los medios posibles de aprender el complicado idioma.

No decepcionaría a la amable mujer que lo había estado cuidado. No señor, el aprendería rápido para no volver a ver la cara de decepción de Anika.

— En... El em-pera-dor...— Ángelo frunció el ceño. Respiro profundamente y volvió a la carga. —  C-claude de Alger Obel-lia.—

Suspiro al terminar, guardo el libro y saco un largo pergamino del cajón a su derecha. Extendió el papel con rapidez manteniéndose de pie en una sutil inclinación al revisar el pergamino.

— Athanasia de A-lger... Athanasia de Alger Obelia.— susurró, levantó la vista como si alguien estuviera frente a él, hizo la debida inclinación. — Ángelo Ricci, saluda a su majestad, l-la princesa Athanasia de Alger Obelia.

Los aplausos a sus espaldas lo exaltaron, observó sobre su hombro y sonrió a su nana. Ángelo inclino su cuerpo hacia ella. Una reverencia perfecta. El ánimo y la moral de Anika subió al ver el increíble progreso y esfuerzo que el pequeño niño hacía con sus estudios. 

Aquellas desveladas en la biblioteca habían rendido sus frutos. 

— ¡Muy bien, Ángelo! ¡Aprendes rápido! ¡Muy bien! — felicito con suaves palmadas en su cabeza. — Se que es complicado, pero avanzas rápido. Esperemos que tu reunión con la princesa vaya bien. Al menos ya estabas instruidos con ciertos modales, eso ayudara.

Por muy extraño y sorprendente que parezca, Ángelo conocía muy bien la etiqueta general, sus buenos modales llegaron a ser mucho mejor que los de ella e incluso si se atrevía a comparar con otros niños nobles, el pequeño sería el ganador sin dudar. Algo sospecho para un niño que fue traído como trofeo de una conquista, su origen era desconocido para la servidumbre del palacio, pero ella no indagaría en eso, el conocimiento del pequeño hizo su trabajo más fácil. Ya no perdería el tiempo en hacer tarjetas estúpidas. 

— An, ¿Soy bueno? — el pequeño cuestiono con voz suave. Anika estaba segura de que los ojos de Ángelo brillaban en busca de aprobación, pero con aquel artefacto en su cabeza le era imposible saberlo.

—Eres un niño obediente y listo, no lo dudes.  — Dio una caricia en su mejilla. — Ángelo, hoy es el gran día ¿recuerdas? ¡Conocerás a la princesa Atanasia en persona! Debes alistarte para dar una buena impresión, Aplicaras todo lo que hemos aprendido juntos ¿entendido?

Anika sonrió tratando de no lucir preocupada, si quería que Ángelo no se asustara y diera todo de si en la audiencia con la princesa necesitaba mantenerse segura y firme en cada acción. El pequeño asintió un poco dudoso, sin ánimos de conocer a nadie, pero por su nana lo intentaría.

— Ven, vamos a darte un baño. Tengo listo un traje para... conocer a la princesa.

Los labios de Anika temblaron un poco al cargarlo. A partir de ese momento, Ángelo comenzaría a servir a la princesa Athanasia, como un mozo más.

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