2. Mago Oscuro
Celos, ese es el sentimiento que alberga aquella sombra entre los árboles, extremos y profundos celos.
Aquellas personas no podían estar juntas, no era ni lógico ni justo que aquella pareja poseyera algo que él deseaba desde hacía bastante tiempo.
Y mucho menos que aquel pocionista, al que ya se encargaría de desenmascarar su verdadera procedencia familiar, porque además era una deshonra para esta última, le intentara quitar la oportunidad de casarse con alguien que no fuera de su misma familia.
La conservación de la pureza de la sangre mágica era algo prioritario en su familia, y no le permitirían desposar a alguien de quien no estuvieran seguros sacarían algún benefició, tanto monetario como de prestigio.
El amor no era algo primordial, ni siquiera algo secundario en la vida de Tadeus Gaunt, pero sí requería de cierto interés para poder verse a futuro a lado de una persona, interés que no le inspiraba su hermana, que además de fofa, era muy simplona y enfermiza.
A Tadeus lo único que le inspiraba era vergüenza y asco, no pensaba seguir la línea con ella, se trataba de mejorar la raza, no de extinguir su legado.
Así que a sus oídos llegó un chisme, de parte de las ancianas cotillas amigas de su madre, que un hermoso y adinerado joven celebraría su cumpleaños 16 dentro de unos días en una comunidad cercana. Su apellido le atrajo como abeja a la miel, Potter.
Ese apellido lo llevaba grabado en su memoria desde hacía 6 años, a veces le impresionaba lo pequeño que era el mundo, y lo tan conveniente que era este hecho para su beneficio personal.
Como el odiaba perder las costumbres de etiqueta, decidió participar en la conversación, con el pretexto de que su madre necesitaba descansar, su mente era frágil al igual que su cuerpo, las mujeres Gaunt siempre lo han sido.
El joven Gaunt después de recostar a su madre en un diván que se encontraba a un lado de los sillones, en el salón de visitas, se aventuró a averiguar un poco más sobre ese maravilloso joven.
-Disculpen mi indiscreción, señoras, no quisiera importunar, pero... ¿Acaso ese joven es pariente de los Potter del norte de Inglaterra?- tomó asiento y con elegancia natural en un joven de su clase social, bebió un sorbo de su copa de vino, mientras cruzaba una pierna sobre la otra y se reclinaba un poco sobre el respaldo
La más vieja del par sonrió de manera burlona y triunfante, como si sus intenciones dieran frutos, sus dientes parecían casi puntiagudos, como una víbora mirando a su presa.
-Naturalmente, joven Gaunt- respondió de manera tranquila tomando un trago a su té, lo miró fijamente, y añadió -su familia es pura y de dinero
Tadeus se tomó un momento de reflexión y decidió su siguiente paso a dar.
-Y dígame, querida señora, ¿Cuál dijo que es el lugar y la fecha indicados en la cordial invitación?- dijo sonriendo de venida, a su nueva fuente de información
Una vez terminada la conversación, que le dio por fin un inicio a sus planes de venganza, y que además le aportaban una recompensa más jugosa de la que esperaba, se propuso a elegir la ropa indicada para tan acertada celebración.
La descendencia no era ningún problema, el hecho de que fuera un varón lo hacía aún más exquisito, con magia oscura, en la cual era experto, eso se arreglaba, aunque sería algo insoportablemente doloroso para su joven pareja. Ese sería el alto precio por tener una familia, precio que él estaba dispuesto a pagar.
Así, con toda la actitud manipuladora y encantadora de la que podía presumir, se fue en busca de su futuro prometido y esposo.
Cuando presentaron al chico ante todos, y brindaron por su buena fortuna, se obsesionó y maravillo una vez más por ese joven de ojos verdes, era realmente apuesto. Sus genes gritaban a kilómetros sangre pura.
Soportó con gran entereza verlo recorrer el lugar y estrechar manos con cortesía, eso también era bueno, poseía modales y etiqueta digna de la clase alta en Inglaterra, no era un bruto barbajan.
A cada momento se le antojaba más delicioso, así que decidió era hora de presentarse ante sus futuros suegros, pero en un descuido, desapareció de su vista aquel joven. Decidido a encontrarlo, rastreo su firma mágica y no le gustó nada sentir otra mezclada a la suya.
Caminando por el bosque, escucho unos gemidos, su presentimiento fue acertado, era él junto con otro hombre.
Su futuro esposo se retorcía de placer en los brazos de aquel malnacido, ya lo había visto en la fiesta rondando a su presa. Sus rasgos eran inconfundibles, un Prince, aquel asqueroso renegado del que sólo la clase alta sabía.
No tenía ningún derecho a interferir con sus planes y robarle lo que es suyo por derecho. Lo pagaría caro.
A sus pies brilló un pequeño objeto, un broche con una esmeralda en el centro, pudo sentir la magia pura del muchacho y decidió aceptar aquel regalo del azar. Podría serle útil.
Aún oculto tras los árboles, sonrío con malicia ante la genial idea que maquinó su cabeza.
-Disfruta joven Potter, ya nadie te podrá liberar de tu destino a mi lado a partir de esta noche, y por el resto de tu vida
Besando el pequeño broche y guardándolo en el bolsillo interno de su gabardina, emprendió el camino de regreso a la comunidad, para dialogar con sus futuros suegros y nuevos aliados.
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Después de todas las emociones que sintió hace sólo unos instantes, el estar descansando entre los brazos de Sebastián, era la culminación perfecta para una noche completamente mágica.
La enorme sonrisa no se le podía borrar de la boca, y mientras restregaba un poco más su rostro contra el pecho de su amado, percibía el olor conocido, unido al de él, juntos y presentes en ambos cuerpos, si se pudiera impregnar para siempre del olor a pino y menta, Henry estaría feliz toda la vida.
-Hueles delicioso- dijo el ojinegro, mientras olfateaba con embriagues el cabello del joven y apretaba más sus brazos alrededor de éste
-Es que huelo a ti- rió pícaro el menor y, apoyando su mentón en el pecho contrario, miró directo a los negros ojos de su amante
-Tal vez- coincidió el pocionista -aunque tú siempre has poseído un olor único e irresistible- una sonrisa ladeada se dibujó en sus labios
-¿Ah sí?, Y dime, ¿a qué huelo?, que yo no lo sé- concentró toda su atención, curioso a la respuesta que le daría
-Pues... no sabría decirlo Henry, no es un aroma ya descubierto- acarició con ternura la mejilla del menor -trataré de explicarlo- pausando un momento, mientras organizaba sus ideas, retomó la palabra un minuto después -es como una mezcla de hierbas y plantas silvestres, como si pudieras oler la libertad y frescura, que un joven tan atractivo como tú solamente puede poseer, y es sumamente delicioso
-Pero que locuras dice señor pocionista- dijo Henry riendo y revisó cuidadoso que Sebastián no tuviera fiebre -creo que ha estado demasiado tiempo en el laboratorio, experimentando
-Tú me preguntaste, y es lo que siento que es- se dejó llevar por la risa contagiosa de su hermoso amante, no pudiendo contenerse más tiempo, y rio junto con él -aunque también tiene que ver un poco el jabón de flores silvestres que fabrica tu madre
-Bueno, eso sí te lo creo, lo otro debo admitir que es bastante extraño- Henry tampoco pudo evitar volver a reír, simplemente la felicidad lo invadía
-Y lo primero también es verdad, tú tienes una libertad mayor a la mía a tu edad, y esa es una de las muchas razones por las que me enamoré de ti- con esa última afirmación, no pudo evitar desear saborear nuevamente los labios del menor
Atrayéndolo más cerca de su cuerpo, con su mano en la nuca de Henry, lo acercó para que sus labios volvieran a encontrarse en un dulce pero largo beso.
Apenas hace una hora no creía prudente, ni mucho menos correcto, besar al joven, ni siquiera se sentía con el derecho de amarlo, pero ese impulso invisible que fue creciendo dentro de él, le llevó a caer en la tentación, pero también en su mayor felicidad en años.
La danza que realizaban sus lenguas, rozándose con anhelo, sabia a futuro y esperanza, esperanzas y oportunidades que creían muertas, y que ahora se abrían a un mundo de posibilidades, y en todas ellas se encontraban uno junto al otro.
Cuando Sebastián sintió la excitación de Henry crecer de nuevo contra su abdomen, tuvo que terminar el beso, no podían quedarse juntos toda la noche, o al menos no ésta, ya había pasado más de una hora desde que había raptado al muchacho, y estaba seguro que sus padres ya estarían buscándolo.
-Creo que ya es mejor que nos reportemos ante los invitados- dijo enterrando su rostro en la curva del cuello y el hombro del ojiverde –o al menos tú, tus padres deben estar preocupados
-Pero no quiero irme nunca de tu lado- el también trato de refugiarse en el cuello del mayor y respirar profundamente su aroma -siento una opresión en mi pecho y eso me inquieta demasiado
Lo que Henry no le dijo a Sebastián, era que lo que sentía se asemejaba más a un presentimiento, algo le inquietaba desde que habían terminado de amarse, como si algo le faltara, como si esto fuese sólo un momento de felicidad que por más que quisiera o deseara prolongar, simplemente desaparecería.
El sentimiento creció de manera abismal durante el beso, por eso no quería terminarlo, quería acallar ese dolor en su pecho y no darle importancia, pensando que así, tal vez no se haría realidad.
-Tal vez es la angustia de tus padres al no poder encontrarte, ¿ves?, con mayor razón debemos irnos- incitándolo a levantarse de encima suyo –vamos, hay que recolectar toda nuestra ropa
Y así lo hicieron, encontraron cada uno diferentes prendas, Sebastián les lanzó a ambos un hechizo de limpieza, ya que, con lo pegajosos que habían quedado entre la combinación de diferentes fluidos corporales, se les habían pegado hierbas y hojas al cuerpo; al final pudieron vestirse completamente.
-Sebastián, no encuentro mi broche, ¿lo has visto tú?- mientras lo decía, seguía buscando, con gesto preocupado, entre las hierbas y con la luz de su varita
-No Henry, en donde encontré el mío no estaba el tuyo, ¿Por qué no lo convocas?- propuso el mayor
-No puedo, es un objeto mágico de herencia, lleva magia de todos mis ancestros y desde hoy, un poco de la mía- Henry se peinaba y despeinaba el cabello nervioso –no puedo perderlo, es muy importante para mi padre
-¡Tranquilo!- dijo conciliador -te prometo que lo encontraremos, pero ahora, en la total oscuridad será imposible- cuando el joven le quiso hacer notar que tenían los lumus en sus varitas, el mayor corrigió –ni aún con los lumus Henry, mañana regresaremos a buscarlo, te lo juro, pero ya debemos irnos
El ojiverde poco convencido, pero sobre todo triste de haberlo perdido, se resignó y estuvo de acuerdo con la opción que le ofreció su amante, mañana a primera hora vendría a buscarlo y no descansaría hasta dar con el broche.
El más alto lo abrazo, más para reconfortarlo que porque fuera necesario para aparecerlos cerca de la comunidad, y enseguida, estuvieron en los lindes del bosque.
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Caminaron en silencio hacia la fiesta y sin tomarse de las manos, si alguien llegara a verlos, el chisme correría más rápido de lo que ellos lograran hablar con los padres del joven.
Visualizaron a lo lejos a los señores Potter junto a un hombre joven pero desconocido para ambos, estaban muy animosos charlando con él, y cuando lograron ver a su hijo, Liliana se dirigió rápidamente hacia él abrazándolo fuertemente.
-Henry, ¿Dónde has estado?, no te hemos visto en un buen rato- cuando el chico intento darle una respuesta a su madre, esta enseguida prosiguió sin darle la oportunidad de decir nada –¡Oh! No importa ya, lo importante es que estas aquí a tiempo para anunciar tu compromiso
La radiante sonrisa que decoraba el hermoso rostro de su madre, desentonaba completamente a las caras de horror de los receptores, pero lo más raro no fue que Liliana, pasando un brazo por la espalda de Henry, lo jalara de manera insistente hacia donde estaba su padre, sino el hecho de que ignoró completamente la presencia del pocionista, y amigo de la familia por muchos años.
-¡Listo caballeros!, por fin lo he encontrado- afirmando aún más sus manos en los brazos de su hijo, evitando que escapara -¡vamos Jaime! ¿Qué esperas?, ya estamos todos listos, anúncialo de una vez
-Bueno, ya lo has abrazado tú, pero yo también quiero felicitarlo por su fantástica elección- Jaime también sonreía de una manera enorme y completamente feliz, mientras estrechaba a su primogénito en brazos –¡hijo mío!, no sabes lo feliz que me haces, al fin la descendencia Potter tendrá otra familia poderosa para aliarse, y expandir nuestras pociones alrededor de toda Inglaterra
Henry simplemente no podía entender que era lo que estaba pasando, ¿con quién se suponía estaba comprometido y era el poseedor de su “fantástica elección”?, y como si la pregunta la hubiera hecho en voz alta, el “afortunado” salió de detrás de sus padres y se presentó.
-Buenas noches joven Potter, permítame presentarme- sin permiso tomó la mano de Henry y la besó, justo como él lo había hecho horas antes con todas las jovencitas casaderas que se había encontrado –mi nombre es Tadeus Gaunt, tu futuro esposo
El horror dentro del muchacho se convirtió en verdadero terror y pánico al escuchar tal afirmación de los labios de ese extraño, toda la sangre se le fue a los pies y sabía que debía estar más blanco que el papel, lo que más quería Henry era retirar su mano de entre las heladas y largas manos de ese tipo, pero su agarre alrededor de sus dedos se hizo más fuerte, hasta el punto de lastimarlo.
El gemido de dolor de la boca del joven no se hizo esperar, lo que provocó una sonrisa sínica en el joven Tadeus, el cuerpo de Henry empezó un temblor involuntario y se quedó a la vez paralizado, hecho un vistazo rápido a ese hombre y aunque era alto, de la misma estatura que Sebastián, con cabello negro y largo hasta las orejas, ojos ámbar que parecían refulgir en rojo, y de tez poco menos morena que la suya, casi prácticamente un adonis; a él le provocaba náuseas, y sobre todo activaba su instinto de supervivencia.
Sebastián se había quedado bastante atrás, estaba en shock total, no sabía cómo reaccionar ante las palabras de su amiga Liliana, así que su cuerpo comenzó a moverse en dirección hacia su amado, esperando despertar de ese malentendido y tener la oportunidad de preguntar si se trataba de una broma.
Cuando Jaime subió a un pequeño taburete cercano a la mesa principal, Tadeus deslizó su brazo derecho alrededor de la cintura de Henry y lo acercó a su cuerpo posesivamente, el muchacho quería escapar de su agarre, pero algo le dijo que ya era demasiado tarde y que esto no iba más que a empeorar. Su presentimiento tenía ahora tanto sentido, como deseaba regresar el tiempo y no haber accedido a la petición de Sebastián, haberse fugado junto con él y que sólo sus brazos fueran los únicos que lo rodearan.
-¡Amigos e invitados míos!, primero quiero agradecerles los buenos deseos para con nuestro amado Henry- dijo señalando a su hijo y aplaudiendo alegre junto a toda la demás audiencia
-Saluda, amado mío- Tadeus le ordenó discretamente en el oído a Henry y este, más por miedo que por gusto, le obedeció –así me gusta, mi hermoso y educado esposo
Tadeus sentía una inmensa satisfacción al ver a su merced al precioso joven, que hace tan sólo unos momentos gemía con pasión el nombre de ese imbécil, ahora lo tendría sólo para él, su cuerpo, su dinero, y su vida.
-Y en segundo, pero no menos importante, quiero anunciarles que mi hijo Henry ha decidido comprometerse con el joven Tadeus Gaunt aquí presente, y mi esposa y yo hemos consentido su decisión, estoy seguro que un futuro bueno les espera a esta feliz pareja- volviendo a aplaudir con más energía, le cedió la palabra a Tadeus
El joven de ojos ámbar tomó el lugar de Jaime Potter y agarró fuertemente con su mano izquierda la muñeca derecha de Henry, que se encontraba parado junto a él al ras del suelo. El chico al verlo así de alto e imponente, con su traje fino color verde oscuro y camisa negra, le hizo recordar a una persona de hace 6 años atrás, y las palabras de su madre.
<Flashback>
El pequeño ojiverde jugaba con los demás niños de la comunidad a las escondidillas, la risa de los hermosos niños y niñas era realmente agradable para todas las madres que, mientras ellas compraban en el mercado, dejaban que los pequeños se divirtieran antes de la hora de la comida, poco a poco algunas mujeres fueron separándose del grupo al terminar sus compras, teniendo que regresar pronto a casa.
Conforme las madres disminuían, los niños también lo hacían, y cuando sólo quedaban dos pequeños, entre ellos Henry, la madre de su amigo Richie se acercó a ellos para recoger a su hijo e informarle al pelinegro que su madre no tardaría mucho, diciéndole además que le mandaba decir se fuera a su encuentro, para después ir a casa.
Obediente, después de despedirse de la señora y su amigo, Henry caminó al encuentro con Liliana, pero en una distracción de mirar hacia sus zapatos y notar que su cordón estaba desatado, se estrelló contra una pierna bastante dura que lo tiró de sentón al suelo.
Al alzar su mirada para visualizar con quien había chocado e intentar disculparse, recordando los buenos modales que sus padres y Sebastián le habían enseñado, vio a un hombre alto con la ropa más limpia y bonita que había visto, este le sonreía de manera que le hizo sentir un escalofrío por su espalda, y un momento después, le tendió una mano para que se levantara.
No podía rechazar a un adulto, por lo que le extendió su manita y recibió un jalón que casi le hizo marearse y sentir que su brazo se desprendía, sobándose un poco el hombro, el pequeño niño solo pudo murmurar un quedo “Gracias”, pero cuando iba a escapar para esconderse con su madre, el extraño le cortó el paso y se acuclilló frente a él.
-No puedo dejar que camines con un cordón desatado jovencito- la sonrisa se hizo aún más siniestra y escalofriante, si era posible, ante los ojos del inocente niño, que comenzaba a temblar –¡pero que hermosos ojos tienes pequeño!, verdes, como los de mi madre
El menor no pudo retirar la escrupulosa mirada a sus ojos, ya que el hombre lo tenía tomado de la barbilla, y que al ver dentro de los suyos, justo como le había aconsejado Sebastián, pudo observar a través del color ámbar un insano deseo de perversión y una intensa oscuridad, se sentía cansado, casi adormilado cuando el ámbar se convirtió en rojo y la sonrisa se deformaba hasta extremos inimaginables.
-¡Henry!- gritó Liliana, mientras corría en su dirección y lo arrebataba de las manos de aquel extraño –¡no se vuelva a acercar a mi hijo, ¿entendió?!, usted no es de aquí, ¡lárguese de nuestra comunidad!
El pequeño seguía como hipnotizado y ella sólo atino a abrazarlo contra su cuerpo y protegerlo de aquel malvado hombre, sabía que lo era por la manera en que sus ojos antes codiciosos, ahora la miraban con odio y desprecio puro.
-Ya nos encontraremos mujer- declaró el extraño -y él- señalando hacia al chico en sus brazos –será mío
La risa profunda que desprendió aquel hombre fue opacada por el grito aún más firme de Liliana.
-¡Lárguese!, no lo queremos aquí- y con el alboroto, ya imposible de ignorar, que hacía la esposa del pocionista Potter, varios señores, incluyendo los que atendían los puestos del mercado, empezaron a correr al extraño y recordándole que no sería bienvenido por estos rumbos
Una vez calmado el alboroto, Liliana se arrodillo frente a su hijo y vio que de sus hermosos ojitos salían lágrimas silenciosas, que a ella le dolieron en el fondo de su alma. No volvería a descuidar a Henry, no mientras entre la sociedad que frecuentan sus parientes lejanos, al otro lado de Inglaterra, existiera pista sobre el paradero de su familia. Debía avisar a Jaime sobre aquel incidente, pero sobretodo, asegurar que su pequeño jamás volvería a ser presa fácil.
-Amor mío, hijo de mi corazón, escucha lo que te diré ¿sí?- rozó gentilmente cada una de sus mejillas y limpiaba las saladas gotas que corrían silenciosas, mientras que con su otra mano sobaba con suavidad el hombro que su hijo trataba de mover –ese hombre es un mago oscuro, no debes dudar en huir de ellos ¿entiendes?, jamás deben verte, sólo se puede aspirar a un futuro con ellos, y no es nada bueno. ¡Prométeme que nunca dejaras que te encuentren de nuevo!
La pequeña cabecita se movió en afirmación, pero sin poder emitir ningún sonido aún, la mujer decidió abrazar fuertemente a su angelito, repartiendo besos por su rostro y prometiéndose que daría su vida si fuera necesario, antes que ese hombre reclamara algún derecho sobre su primogénito.
<Fin del Flashback>
Y junto con el recuerdo, vino la comprensión del miedo que le provocaba el extranjero, era él, no cabía duda, aquel hombre que lo había asustado y paralizado hace un tiempo era él, sus palabras resonaron firmes en su mente, tan reales como ese día…
será mío… será mío… será mío…
Lo estaba cumpliendo. Su amenaza no fue hecha de palabras vacías que uno dice cuando estás furioso con alguien y luego se te olvida, no, esta había sido más que una simple afirmación… era más bien una promesa que nunca olvidó, pero, ¿cómo su madre, que lo había defendido con tanto ahínco en ese entonces, ahora lo entregaba a los brazos del enemigo?. Mientras Henry pensaba en las mil y un razones para encontrarse en aquella situación, el joven Gaunt dijo algunas palabras.
-Gracias a todos los presentes, primero quiero agradecer públicamente la confianza que los Potter gentilmente han depositado en mí, y que hayan aceptado la relación entre Henry y yo- comentó señalando a los Potter y sonriendo convincentemente -y segundo, quiero agradecer a mi amado novio y futuro esposo, el amor y la felicidad que me brinda el que acepte ser parte de la familia Gaunt. Como primogénito de mi línea familiar, es mi deber dar un heredero digno, y junto con Henry esto podrá ser posible
La gente volvió a aplaudir y Tadeus descendió del taburete para enseguida besar en los labios a su prometido, sosteniéndolo de la cintura y la nuca para evitar que escapara, sometiéndolo a sus deseos y merced. La voz grave de Sebastián se escuchó en medio de todo el alboroto, interrumpiendo el beso.
-¡Es mentira!, Liliana y Jaime jamás comprometerían a su hijo con alguien que no conocen ni habían visto en toda su vida- gritó furioso el ojinegro, mientras trataba de llegar hasta donde se encontraba su amado, para separarlo de las garras de aquel hombre oscuro
Pero las dos personas que se interpusieron en su camino, fueron las que menos pensó.
-No Sebastián, aquí el único que miente eres tú- le enfrentó su mejor amigo -¿crees que estamos ciegos?, sabemos cómo miras a nuestro hijo, maldito asqueroso, se suponía que cuidarías de él, ¡no que te aprovecharías de su inocencia!
El gesto de furia en los Potter ya lo había visto sólo una vez, pero nunca dirigido a su persona, eran una pareja totalmente diferente a la que conocía y que lo había recibido. Las palabras del mayor le habían caído como balde de agua fría, no había creído ser tan evidente en sus impulsos y gestos, ¿Cómo se dieron cuenta de los sentimientos que le profesaba a su hijo?.
-Claro que lo sabemos señor Peace, o debería decir… ¿Prince?- la revelación que le hizo la mujer fue como una pesadilla para el pocionista, todo de lo que había intentado escapar, ahora le explotaba en la cara, y fue más duro de lo que creyó –gracias al joven Gaunt, sabemos tú verdadera identidad y a lo que se dedica tu abuelo, engañando jovencitas sangre pura para conserva su linaje, ahora tiene sentido como ibas a utilizar a nuestro hermoso hijo
No pudiendo soportar más palabras de las personas que consideraba su familia, intentó defenderse y explicar sus verdaderos sentimientos e intenciones.
-Liliana, por favor, no es así, yo jamás le haría daño a Henry- los ojos de Sebastian bailaban de un rostro a otro entre sus amigos, tratando de infundir verdad en sus palabras –yo adoro a Henry, es mi familia, los tres lo son
-¡Patrañas señor Prince!, usted ha tratado todo este tiempo de separarme de mi amado- se hizo escuchar Tadeus, mientras apretaba la cintura de Henry posesivamente, y advirtiéndole así que no había escapatoria –además engañó a los Potter todo este tiempo, y por si fuera poco, a profanado el antes inocente cuerpo de mi precioso Henry, lo he visto hace unos minutos violando a mi novio
-¡¿qué locuras estas diciendo?!- gritó sin poder soportar más la prepotencia de ese hombre, lazándose hacia el frente para golpearlo de una vez por todas, pero fue detenido por dos hombres, los reconoció como granjeros a los cuales alguna vez ayudo
-Nada más que la verdad- la sonrisa de triunfo que le dedicó al hombre de cabello largo la disfrutó plenamente -le permitiré retirarse por respeto al apellido que porta, pero no seré indulgente de nuevo si le vuelvo a sorprender nuevamente cerca de nosotros, ¿ha entendido?
Los murmullos y exclamaciones de la gente a su alrededor no se hicieron esperar, algunos decepcionados y conmocionados, pero la mayoría afirmaban que siempre supieron no era un buen hombre desde que llegó a la comunidad y se hizo amigo de los Potter. La gente jamás creyó en él, y eso lo terminó por hundir en su propio infierno.
-Volveré por ti- pronunció buscando la mirada perdida del más joven y, su corazón se contrajo dolorosamente al verlo tan asustado, que se había perdido dentro de sus pensamientos. Como deseaba poder regresar un poco de felicidad a esa mirada que tanto amaba –Henry, es una promesa…
-No volverás por nuestro hijo Prince, ni tampoco a este lado de Inglaterra si no quieres morir- sentenció Jaime, que hasta ese momento se había mantenido al margen, y escupió aquellas palabras con veneno, un veneno que el ojinegro sabía no era verdadero ni sincero.
Sin nada más que poder hacer en este momento, y humillado en todas las formas posibles, se dio la vuelta con rumbo al bosque. Allí esperaría paciente hasta que la gente se despejara de la calles, para después adentrarse a su casa infraganti, y recolectar todos los materiales necesarios para rescatar a los Potter de aquel mago oscuro.
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La mirada cristalina y vacía del menor sólo reflejaba el shock en el que se encontraba, sus pensamientos viajaban a mil por hora dentro de su cabeza, tratando de buscar alguna solución, todo estaba mal, y estaba seguro que iba a empeorar sino huía como su madre le había hecho prometer. A lo lejos, escuchó otra promesa de labios de aquel que había sido por un corto tiempo, el objeto de su felicidad.
-Volveré por ti… Henry, es una promesa…
Las lágrimas corrían libres por las mejillas del condenado joven, su corazón dolía horriblemente y un nombre sin dueño salió en un gemido doloroso de aquellos labios que estaban rojos de tanto morderlos. Un momento después, Henry vio negro y se perdió.
Severus, regresa por mí… tienes que regresar...Hola!!! 🥰
Disculpen por el atraso de una semana 😢 es que se me perdió una parte importante de este capítulo y lo busqué por todos lados, pero no lo encontré 😭 así que se quedará así, no me gustaría reescribirlo porque se perdería la esencia del principio, pero les prometo que si la encuentro, la publicaré 🌹💚
Seguiré con esta historia, y la segunda parte 😍
Gracias por seguir aquí!
Los quiero!!💚
Besitos 😘
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Te encontré
RomanceMuchos años antes que Harry y Severus nacieran, existió una pareja igual a ellos, con nombres similares. Sebastián y Henry sufrirán mucho para conservar en sus corazones el amor que nació desde el primer instante, y con ayuda de las pociones tal vez...