3. Preguntas y Respuestas

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            3. Preguntas y Respuestas

La fiesta continuó, aún a pesar de que el cumpleañero se desmayara en brazos de su prometido. La gente murmuraba, imaginando el pesar para el pobre chico que ese maldito pocionista lo haya acosado por tanto tiempo, y ahora que por fin era liberado de su presencia, su cuerpo no pudo expresarlo de otra forma más que dejándolo caer en la inconciencia, ya pronto tendría una vida completamente feliz a lado de ese buen chico con el que se iba a casar.

Tadeus mostrando toda la caballerosidad del mundo en público, cargo con ligereza el pequeño cuerpo de su prometido y les pidió un permiso a los Potter para ingresar a la casa y recostar al chico, aprovechando en pasar un tiempo a solas para tranquilizarlo y decirle que ahora ya estaba a salvo. Los padres preocupados accedieron de inmediato, dándoles toda la privacidad que desearan, argumentando que de todas formas la fiesta tendría término en máximo una hora más.

La sonrisa angelical se borró de la cara del joven Gaunt en cuanto ingresó a la morada. Observó con asco aquella vivienda tan pequeña y sucia. Para pertenecer a una familia rica, vivían de muy mala manera, aunque él ya sabía que los Potter no mantenían ni tampoco deseaban ningún contacto con sus parientes del otro lado de Inglaterra.

Tampoco podría mantenerlos hechizados por el resto de sus vidas, no porque no contara con la suficiente poción de sometimiento, sino porque sería sumamente aburrido mantenerlos controlados, y humillante el tener que presentarlos en sociedad junto con su pareja. De un modo u otro se desharía de ellos.  
  
Recostando sin ningún decoro a su prometido, sonrió burlón al recordar lo fácil que había sido colarles aquella poción en sus vasos de ponche. No podía aparecer frente a ellos porque seguro le reconocerían, pero vaya que disfrutó cuando unos segundos antes de que surtiera efecto, porque necesitaba que fuera la primera persona a la que vieran y así se someterían ante él, la cara de despreció y luego de terror al reconocerlo y sentir un impulso involuntario de adularlo.  
  
Con morbo inspecciono a placer el bello cuerpo que pronto sería completamente suyo. Aunque se veía menudo y pequeño, al trabajar como un asqueroso campesino se había hecho fuerte y bastante sexy, de tan sólo recordar los gemidos que lanzaba cuando aquel hombre lo poseía, ttc  se le endurecía la polla, iba a disfrutar mucho su nuevo juguete.  
  
Y hablando de aquel desgraciado, el pobre imbécil nunca se imaginó que algo así llegase a pasar, Él no sabía quién era, a lo mejor se imaginaba que era un mago oscuro más, pero no podía imaginar la magnitud de la influencia que poseía su familia en el mundo mágico. La sociedad de “sangre pura” estaban empezando a creer que su familia comenzaba a perder su linaje pulcro, por eso necesitaba al muchacho, para volver a posicionarse como la mejor familia. De igual forma se encargaría del entrometido, no podía arriesgarse.

Recordando al bello durmiente, se sentó junto a él, aguantando la repulsión de aquella cama tan pestilente y decidió era hora de despertarlo para poner las cartas sobre la mesa. Con un ennervate de su varita, el muchacho abrió los ojos de manera inmediata, y los mantuvo fijos en el techo, decidió hablarle para que empezaran a conocerse.

-Hola cariño- una sonrisa maliciosa se dibujó en sus labios -¿has dormido bien?  
  
Al escuchar esa voz, se sentó tenso como un resorte en la cama donde se encontraba y sus ojos verdes se abrieron con temor al constatar que ese hombre estaba en su cuarto con él, los dos solos.  
  
-No, no ha sido una pesadilla lo que ha ocurrido, sino más que el inicio de tu cruel realidad a partir de hoy- apretó un cachete del joven de una manera dolorosa y este no pudo reprimir un quejido -¡Oh! Discúlpame, ¿te he hecho daño?- dijo fingiendo pena  
  
Henry no pudo mantener sus ojos puestos en aquel hombre, le causaba mucho miedo, a la primera oportunidad se escaparía de ahí, buscaría a Sebastián y se escaparía con él.  
  
-¡Ni pienses en que podrás escapar de mí!- la mirada verde se dirigió con más temor hacia su captor –Tu querido Sebastián te ha abandonado, y ahora, serás mío tal como lo fuiste de él  
  
El chico no lo pensó dos veces y corrió hacia la puerta mientras evitaba que el otro se le acercara, un risa divertida y malvada se escuchó a su espalda cuando él forcejeó con la manija de la puerta y no pudo abrirla, volteó recargando su cuerpo sobre la puerta y trató de buscar otra salida observando la ventana, así que corrió en su dirección.  
  
-Son inútiles tus intentos, nadie puede salir o entrar en este cuarto de ninguna forma sin mi consentimiento- se acercó con paso firme pero lento, disfrutando el miedo reflejado en aquellas esmeraldas –no te haré mío hoy, pero sí cuando nos casemos, que casualmente será pasado mañana, en nuestra noche de bodas  
  
Y por primera vez el joven habló, aunque sólo salió un susurro de su boca.  
  
-¿Por qué hace esto?  
  
Tadeus no pudo reprimir la sonrisa que se dibujó en su rostro, le causaba mucha gracia enterarse que su pequeño prometido pensaba que todo lo que lo hacía era una deuda personal.

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