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Esta historia es irreal y grosera, por su contenido nadie debería verlo. Pero ya que estas aquí te pido de la mejor manera que si eres menor de edad pases de largo porque este contenido es para mayores de 18 años.

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- Déjame en paz Eric -

- Heidi, solo te estoy invitando un café para platicar - 

La muchacha solo seguía caminando tratando de ignorar a su ex de infancia, mas este no se rendía. Lo peor es que hace tiempo que no se hablaban ni nada, solo él se volvió a encaprichar cuando supo que ella tenía un crush por Kyle. El ego de Cartman lo hacía ver aquello como una derrota.

- Eric ¿Puedes dejar esta mierda? yo no te intereso, es solo porque tienes una competencia enfermiza con Kyle - Heidi siguió rumbo a la biblioteca dejando a Eric hablando solo. 

Del otro lado de la calle, Butter ayudaba a una chica a recoger unos lápices del suelo.

- Gracias Butters, eres un encanto. Por cierto, karaoke en mi casa en la noche... no invites al pedazo de mierda que viene para acá, nos vemos - La muchacha se fue antes de que Eric entrara en la escena.

- Butters, amigo. Necesito tu ayuda, debes ayudarme a recuperar a Heidi -

- No creo que sea una buena idea - Respondió tímidamente el muchacho frotándose las manos para mitigar el frio y los nervios. Era bastante inocente a veces, pero sabía que la mayoría de los planes si es que no todos los planes de Cartman eran movidos por el egoísmo y envidia. 

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Kenny miraba a la distancia a Stan recibiendo a Wendy en la parada de autobuses, era cómico como Stan era otro cuando estaba con Wendy, toda esa aura depresiva que lo invadía a veces se iba cuando estaba con aquella muchacha. A veces se preguntaba si ella lo seguiría amando si supiera todas las cosas que hace Stan con sus amigos, pero claro que como buen amigo él jamás lo delataría con Wendy. Pero si en privado disfrutaba torturar a Stan diciéndole que Wendy era la versión con tetas de Kyle y que a él no lo engañaba.  

Bullying de amigos. Sabía que el amor de Stan por Wendy era sincero, solo disfrutaba molestar a sus amigos.

Mientras tanto, Kyle entraba a la biblioteca de South Park. Disfrutaba tener tiempo a solas y leer tranquilo, había algo en el aroma a libros que le agradaba, pero lamentaba no tener con quien compartir esa afición. También estaba invitado a acompañar Stan a recoger a Wendy, pero no quería ser mal tercio, a Kenny no le importa ser la tercera rueda, pero a Kyle sí.

Quien compartía ese pasatiempo era precisamente a alguien que prefería evitar: Heidi. Alguna vez en su niñez tuvo un rápido enamoramiento por ella, era una chica dulce e inteligente, pero cada vez que la veía le entraba pavor que volviera a ser una versión femenina de Cartman. Y precisamente mientras él iba a la biblioteca más de una vez se topaba con Heidi, y hoy no era la excepción. Lo peor, es que iba justo rumbo a saludarlo.

- Oh mierda, que me caiga el diablo encima... - y algo parecido se le coincidió. - ¡AAAAH! -

De una de las escaleras para alcanzar los libros más altos le cayó casi encima una chica en el momento preciso para evitar a Heidi. Casi un maldito cliché de teleserie de poco presupuesto.

- Oh mierda, dime que no te quebré algo. Te juro fue un accidente, maldito gobierno corrupto, deberían invertir más en escaleras para bibliotecas - Se quejó rápidamente la tipa que revisaba que Kyle estuviera bien al tiempo que Heidi corría a auxiliar. 

- ¡Kyle! ¿Estás bien? - Preguntaba Heidi revisando el rostro del muchacho pelirrojo quien se ponía de pie con dificultad asegurando que estaba entero. 

Expreso americano (Con tres de azúcar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora