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La alarma de mi teléfono hacía eco por toda la habitación. Aún con los ojos cerrados, extendí mi mano hacia la mesita de noche y deposite una pequeña palmada a mi teléfono para silenciarlo. Frote mis ojos antes de abrirlos, encontrándome con un pequeño foco de luz que atravesaba la cortina.

Me levante lentamente de la cama y caminé a paso vago hacia el pasillo. Toda la casa estaba en completo silencio, mis padres se habían ido por la noche. No es nada nuevo para mi, ellos siempre han trabajado de un lado a otro, pero ests vez sería un poco diferente, no los vería durante 6 meses. Normalmente, mis padres estaban fuera de casa por 2 o 3 semanas, y durante ese tiempo, o me quedaba sola en casa o alguno de nuestros familiares cuidaba de mi. Pero esta vez es más diferente, una oferta en Chicago ha hecho que durante 6 meses no los pueda ver.

Bajé las escaleras a paso lento y aún acostumbrando mis ojos a la luz del día. Me acerqué a la cocina, donde en la puerta de la nevera había una nota, supongo que sería de mis padres. Me acerqué a ella y la cogí. Inspeccioné un poco antes de leerla, y me dí cuenta que estaba escrita por mi madre, en aquella letra a cursiva que tanto le gustaba

- Querida Bianca, como posiblemente ya sabrás, tu padre y yo ya nos habremos ido cuando leas esto. Pero a tu padre se le olvidó contarte una cosa, y como él seguramente ya estará descansando para el vuelo, te la contaré yo.- Sonreí al recordar cuando papá volvía de viaje y mi yo de 5 años se tumbaba con él a descansar, dormíamos abrazados mientras mamá nos sacaba fotos.- Verás, normalmente cuando nos vamos de viaje suelen ser unas semanas solo, pero esta vez es diferente y no te puedes quedar sola en casa.- Pensaba en todas las posibilidades que mi padre había hecho: quedarme en casa de mis primos, obligar a Nana a quedarse conmigo durante estos meses, llamar a alguno de sus amigos...- Tu padre a decidido que como quieres continuar con tu carrera de futbolista, te ha decidido enviar a La Masía.

Mi ojos se abrieron al leer la última frase. ¿Qué haría yo en La Masía? ¿Qué haría yo en Barcelona? ¿Por qué mi padre ha decidido enviarme allí? Demasiadas preguntas rondaban por mi cabeza y ninguna con solución. Además, toda mi vida he vivido en Madrid y desde pequeña he sido una gran fanática del Real Madrid. No me parecía justa esta decisión, ni siquiera le encontraba sentido.

Tiré la nota en la encimera de la cocina y caminé cabreada hasta el salón, donde dejé que mi cuerpo se resbalará por el respaldo del sofá para sentarme. Justo en ese instante, tenía una llamada entrante de mi madre.- Bianca, mi amor.

- ¿Mi amor? Mamá, dile a papá que se ponga al teléfono, quiero y necesito hablar con él y que me explique lo que está pasando.- Mi madre soltó un suspiro largo y se despidió de mi. Unos segundos más tardes mi padre estaba escuchando mis quejas.- Papá, ¿por qué me haces esto?

- Bianca, sabes que no te puedes quedar sola en casa.- Suspiro hacia ese comentario y abro la boca para seguir hablando cuando mi padre responde desde el otro lado de la línea.- Bianca, hazme caso, te conozco muy bien, eres mi hija y sé que lo disfrutarás.

- Pero papá...- Él tenía razón, podría pasármelo bien, pero la idea de que fuera en Barcelona no hacia que mi mente cambiara de opinión.- Sabes que no me gusta el Barcelona, y me envías a su academia?

- Bianca, tengo unos amigos ahí y son los únicos que pueden cuidar de ti.- Como no, sus amigos tenían que ver algo en esto.- Prueba durante 2 meses, si no te gusta, dejo que vuelvas a Madrid durante el resto de los días que estamos fueras. Eso si, Nana cuidará de ti en ese caso, de acuerdo?

- Acepto, 2 meses papá, pero sabes que no cambiaré de idea.- Colgué el teléfono y lo lancé hacia un lado del sofá. Cerré los ojos respirando profundamente cuando el timbre de casa sonó.- ¡JODER!

Premio o CastigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora