5.

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- Bianca, Bianca Rodríguez López.- Su cara reflejaba emoción y dolor a la vez al decir su nombre, pero no debería preguntarle sobre su vida aún, necesito conocerla mejor para poder hacerlo.

- Oye pues es un nombre precioso la verdad.- Escucho a Pedri decir mientras ella sonreía. Tenía una sonrisa preciosa que iluminaba su cara pequeña y bonita.

- Pues como ella.- Susurré en voz baja para que nadie me escuchara.

- ¿Has dicho algo?- Bianca preguntó mirándome atentamente, a lo que yo negué con la cabeza rápidamente.

Durante el resto de la noche, jugamos alguna que otra partida en las que casi siempre, Bianca era la ganadora. Por otra parte, aprovechamos la oportunidad para invitar a Bianca al entrenamiento con nosotros, para que conociera al resto del equipo.

Eran ya casi las doce de la noche cuando Bianca se levantó del suelo sobándose los ojos y con ellos medio cerrados.- ¿Quieres irte? Nos vamos ya si quieres, así descansas.

Ella asintió con la cabeza a mi pregunta y comenzó a caminar hacia la puerta. Me despedí de los chicos y cogí sus cosas de la mesita de Pedri, de las cuales no se había acordado de coger. Cuando ya estaba fuera de la habitación de Pedri, ella estaba apoyada en la pared delante de la puerta de Pedri con sus ojos cerrados. Me acerqué a ella y le avisé que ya estaba listo, a lo que ella respondió con un "mmm" sin moverse ni abrir los ojos.

- Bianca....- Me acerqué a ella y coloqué mi mano en su hombro para moverla un poco.- ¿Quieres que te lleve?

Ella asintió sin abrir sus ojos y metí sus cosas en los bolsillos de mi pantalón. Pase una mano por debajo de sus piernas y otra por su cintura para cogerla. Comencé a caminar hacia nuestra habitación mientras Bianca comenzaba a quedarse más dormida a cada paso. Al llegar delante de la puerta de la habitación, saqué como pude las llaves de mi bolsillo y abrí la puerta con cuidado de no hacerle daño a Bianca al pasar. Cerré la puerta detrás mía y camine con Bianca a la que sería su cama durante su estancia aquí.

Baje suavemente a Bianca de mis brazos sin despertarla, pero sus brazos no soltaban mi cuello.- Bianca, suéltame por favor.- Susurré intentando conseguir que me soltara mientras sus brazos aún seguían rodeados a mi cuello.

Cerré los ojos negando con la cabeza y riéndome en voz baja cuando Bianca por fin habló.-Quédate.

Mi corazón se congeló durante unos segundos, había pedido que me quedara con ella. Sus ojos aún seguían cerrados pero no parecía estar muy dormida aún.- Bianca... si no me sueltas no me podré ir a dormir.

Tardó unos segundos en responder con una voz dulce y adormilada.- Pues quédate aquí...

Resoplé pensando en si debía soltarme de ella o quedarme como ella estaba reclamando. Sin pensármelo mucho, me tumbe a su lado como pude sin moverla demasiado. Bianca soltó su agarre de mi cuello y se tumbó cerca mía con sus manos apoyadas en mi pecho. Baje mi vista hacia sus manos, que subían y bajaban al ritmo de mi respiración.

Cerré los ojos lentamente mientras el silencio en la habitación se hacia presente. No hacia ni un día que Bianca había llegado y ya se había quedado dormida encima mía. Puede que al fin encuentre a mi alma gemela o simplemente a alguien importante para mi.

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Una poca luz que entraba por la ventana apuntaba directamente hacia mi cara, haciendo que me girara para seguir durmiendo, pero algo me impedía hacerlo. Abrí mi ojos aún acostumbrándolos a la luz y mi vista se dirigió a unos brazos alrededor de mi cintura. Cuidadosamente levante mi cabeza para ver a la persona sobre la cual estaba tumbada. Mis ojos se abrieron al ver a la persona, Pablo.

Premio o CastigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora