Desde que había ganado su bigote en la feria su papá spreen no quería verlo con ninguno de sus otros disfraces porque lo hacían ver como un niño y él debía comportarse como un adulto. Si bien le gustaba su bigote él también quería jugar a los disfraces como los demás niños, pero no podía decírselo a su padre. Su papá fit le decía que podía ponerse todos los disfraces que quisiera, que esta bien comportarse como un niño, porque lo es, y que iba a hablar seriamente con spreen por decirle esas cosas. Ramón aprendió que cuando estuviera su padre debería comportarse como spreen quisiera, de esa forma lo trataría mejor que de costumbre. Hasta empezó a creer que su padre sólo lo querría si usaba su bigote. Lo cual no importaba mucho, después de todo él casi nunca estaba en casa.
En cambio su papá fit nunca condicionó su amor, siempre le cantaba, le contaba historias y lo llevaba de campamento. Y con eso estaba bien, era feliz.