No supo como paso, pero tres de sus compañeros habían fallecido por una enfermedad mortal, una que ya habían tenido, pero esta vez no pidieron mejorarse. Si bien no había hablado mucho con ellos, con nadie en general, fue horrible, el no verlos más en sus asientos designados, ver a los padres devastados y que sus propios padres estén preocupados por él. No pudo volver a la escuela por toda una semana, no podía salir de la cama. Su papá Fit intentaba que él no sé preocupara, que eran cosas de la vida, que no había que olvidarlos.
Su padre Spreen le prohibió salir, decia que si salía solo se volvería a enfermar y terminaría como sus compañeros, estaba seguro que no era porque estuviera preocupado por él, solo no quería que lo vieran como el padre de un niño muerto. Aún así en su momento de vulnerabilidad le hizo caso, necesitaba a su padre con él, necesitaba saber que no estaba sólo y su papá no podía estar siempre para él.
Cuando supo después de un tiempo que en el funeral de sus compañeros su padre estuvo en una pelea con otro de los padres del salón. Su padre ni siquiera respeto ese momento que hasta él sabía que era de duelo. A su padre no le importo el sufrimiento de los padres de sus compañeros, no le importo la tristeza que él mismo sentia, no le importo nada, nada más que él mismo. Desde ese día decidió que su padre ya no tendría valor en su vida, él no podría obligarlo a quedarse en casa, ya no le importaba si estaba orgulloso de él, ya no le importaba tener su aprobación, ya no le importaba tener su amor. Su padre ya no era nadie para él y está vez era definitivo.