Celos de él

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Bendy

Los estudiantes de primero bachillerato salían como de costumbre de sus salones, era un día muy tranquilo y relajado que no había prisa por salir.

Una pelinegra llevaba consigo dos libros cargados en su brazo en dirección a una cafetería cerca del colegio, se disponía a adelantar las tareas que el profesor le había dejado ese mismo día para luego estar libre, aunque era buena estudiante repartía muy bien su tiempo en otras actividades que no fuera solo el estudio.

Quizás eso fue lo que más le llamo la atención a ella.

- Un frappé, por favor. - Ordenó la chica de boina purpura, el señor que la atendía supo de quien se trataba al instante.

- Hola, Wendy. - Le saludo, preparando la bebida de café.

- Hola, señor Tweak. - Devolvió el saludo con cordialidad. - ¿Dónde está la señora Helen? - La esposa del dueño de la pastelería y cafetería siempre estaba a su lado, y como tenía un trato amigable con ellos no dudo en preguntar por ella.

- Oh, se fue con Tweek de compras, ya sabes, ese chico desde que tiene novio no para de comprar ropa apenas tiene la oportunidad. - Dijo con diversión, le gustaba mucho la faceta de su hijo enamorado y no tenía problema en que hiciese lo quisiese.

La chica recordó cómo su amigo se fue algo apurado del salón, era por eso.

Sonrió por el comentario del señor Tweek y tomo la bebida que él le ofrecía.

- ¡Gracias! - Dijo animada para luego buscar una mesa y acomodarse, usualmente lo hacía primero pero le apetecía la breve charla.

Prendió su laptop y poso su frappé a una distancia segura del aparato electrónico, el señor Garrison había dejado mucha tarea y si quería terminarla pronto debía empezarla en ese momento.

Dos horas y medias fueron el tiempo que le tomo acabar todo, hace rato había acabado su café y empezaba a guardar sus cosas, su mejor amiga le dijo que iría hacia allá en unos minutos para hablar de un asunto importante por lo que la esperaría, no tenía mucho que hacer y le agradaba su compañía.

La rubia busco entre las personas del lugar y vio la mesa donde su mejor amiga la esperaba, no había tardado mucho como de costumbre ya que lo que tenía que decir no podía retenerlo mucho tiempo.

- Hola, Wendy. - Le dijo con timidez, la pelinegra la miro con ternura.

- Hola, Bebe. - Dijo, feliz de verla. - No has tardado en venir, es increíble.

Si le dijera que estar junto a ella era más importante que sea cual sea la razón por la que llegaría tarde tal vez sería algo precipitado. ¿Y si la incomodaba?

- Siéntate, te ves perturbada. - Dijo preocupada Wendy, viendo el rostro pensativo y serio de su amiga, nunca la había visto así.

- S-sí. - Tartamudeo Bárbara, siendo observada a detalle por su mejor amiga.

- Wendy, yo...

Un tono alegre interrumpió la iniciativa de conversación por parte de la rubia, la pelinegra saco su móvil y le pidió disculpas en el proceso. Ya sabía de quien se trataba, y lo odiaba.

- Hola cariño, ¿Cómo estás?

El rostro iluminado de ella hizo que su estómago se resolviera, desde hace mucho que las interacciones de Wendy y Stan la incomodaban y ahora que ya había entendido sus sentimientos escalo a peor. Le molestaba.

Le desagradaba él.

Le desagradaba Stan.

- Hola, Stan. Muy bien, ¿y tú? - Dijo con dulzura su amiga, no entendía que es lo que veía de interesante al hippie como para que haya acepado ser su novia. Si hasta la más bondadosa chica del otro paralelo lo había rechazado era por algo, ese pelinegro no le daba buena espina.

Un Cartman para llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora